Miguel Concha
El grito de los excluidos
En 1994 surgió en Brasil el ''grito de los excluidos'', manifestación popular y civil para denunciar todas las situaciones actuales de exclusión y señalar posibles salidas y alternativas, en la que hoy toma parte una amplia franja de organizaciones de América latina, con presencia activa de la Iglesia católica, a través de instituciones como Cáritas Internacional y algunas Cáritas nacionales. Sus objetivos son, entre otros, el denunciar a nivel mundial el modelo neoliberal excluyente y perverso que amenaza y destruye la vida y el medio ambiente; luchar a nivel continental contra el pago de la deuda externa, y fortalecer la soberanía de los pueblos, así como la defensa de la vida.
Desde el punto de vista económico y sociopolítico, los excluidos son aquel sector mayoritario de personas económicamente débiles o al margen de la transformación tecnológica, que abarca desde los que no tienen protección social ni vivienda digna, hasta quienes no ejercen el derecho de ser tomados en cuenta por la organización de la vida política, como consecuencia de la aplicación de las políticas económicas neoliberales vigentes.
Como ha escrito el doctor Helio Gallardo, en los últimos veinte años se ha venido acentuando en América Latina la realidad histórica de la discriminación y la ofensa, por los procesos de globalización neoliberal que traspasan a nuestros pueblos y sociedades, pues para el neoliberalismo el empobrecido, el sin poder, es además de víctima, culpable de no ser eficiente ni competitivo en el mercado, cuando el mercado lo es todo.
El ''grito de los excluidos'' no es por tanto un reclamo de los empobrecidos para que el imperio los incorpore en su sistema de muerte, sino un llamado político de los pisoteados para crear las condiciones que animen las lógicas y funden las instituciones de un mundo más humano, en el que no haya más empobrecidos.
''Una tierra fundada en la cultura del trabajo y del reconocimiento de los diversos y plurales, para que la autoestima acompañe y potencie toda acción humana y la solidaridad surja del proyecto de construcción de una humanidad común''.
Desde el punto de vista metodológico, el ''grito de los excluidos'' es comparable al dinamismo de 1992 denominado ''Quinientos Años de Resistencia y Lucha Indígena, Negra y Popular'', pues ofrece una especie de ''machote'' o marco simbólico y articulador, en el que se haga confluir los dinamismos de base hacia un impacto público y político, que tenga por ello en cuenta las grandes fechas y efemérides nacionales y continentales.
Con ello se espera lograr el año próximo una sistematización, articulación e interrelación de todas las experiencias de exclusión, así como la incidencia en la opinión y los poderes públicos de alternativas de inclusión.
Desde el punto de vista ético, el ''grito de los excluidos'' opone desde la base social los principios de la dignidad de la persona humana, el destino universal de los bienes, la primacía del trabajo y el bien común como la razón de ser del Estado, a la racionalidad económica vigente del lucro y la competitividad, planteando como consecuencia una economía y una técnica regidas por la ética, respetuosas del medio ambiente y al servicio de la vida.
''El desafío ųdice Luis Bassegio, asesor del sector de la pastoral social de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasilų es recuperar nuestra capacidad de hacer que los poderes públicos restablezcan la prioridad de 'lo político' y del bien común sobre 'lo financiero, lo económico' y el bien privado. Colocar en la agenda pública de las naciones las grandes cuestiones sociales del desempleo, el hambre, la educación, la salud, la vivienda y la reforma agraria. Para lo cual es fundamental que las luchas sociales sean capaces de invertir esta agenda''.
En 1998, se consensó realizar el 12 de octubre del año 2000 el ''grito continental'', que se hará visible con una marcha hasta Nueva York, sede del capital neoliberal (Wall Street) y de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Este proceso preparará y animará la realización del ''grito mundial'' en el año 2001. En nuestro país, el ''grito de los excluidos'' es complementario de la iniciativa civil ''poder ciudadano'', cuya propuesta es preparar el proceso político del 2000, para articular los esfuerzos de las organizaciones civiles y lograr una presencia activa en el próximo periodo de gobierno, con el fin de exigir las transformaciones de situaciones intolerables de nuestra realidad.