Ť Los perredistas respondieron al reto
Ť Ganar para no perder el DF
Pasaban ya las 22:00 del domingo 14 de este mes y el Presidente de todos los mexicanos no apareció en las pantallas de la televisión para saludar la elección del PRD. ¡Qué lastima!
Pero en fin, lo más importante de la elección efectuada ayer es, sin duda, la reacción de los militantes perredistas frente al sufragio priísta de la semana pasada.
Sí, la gente del PRD salió a las calles, se les miró en las casillas. Hoy, como la semana pasada, aunque los procesos no sean iguales --el Revolucionario Institucional efectuó una elección abierta y el sol azteca la hizo nada más para los de la camiseta negra-amarilla--, revise usted el pulgar de quienes tenga cerca si tiene la marca de la tinta y mida, por favor, mida.
Así, lo sucedido ayer dibuja un paisaje bastante diferente a los presagios de la semana pasada. Los perredistas respondieron al reto, y con ello establecieron el compromiso de luchar hasta el último voto en contra del PRI.
La dudosa votación a favor de Silva Herzog, además, inyectó ánimos a los de la Revolución Democrática, y en ese organismo se habla, con cierta confianza, de un triunfo contundente en la elección del 2000.
Hoy se derrumba de muchas formas la campaña enderezada en contra del Gobierno capitalino, al que se culpaba de haber tirado por la borda el capital político del partido en el ejercicio de un mal gobierno. La gente avaló el trabajo en la ciudad y refrendó la confianza en sus funcionarios.
En el PRD se habló de llegar, cuando mucho, a una votación que arañará los cien mil sufragios, y rebasar esa cantidad posiciona a ese partido en un lugar preponderante dentro de las preferencias del elector.
Y algo de eso ya se sabía en las trincheras enemigas del PRD. Tanto en el PRI como en el PAN se habló con mesura y hasta respeto de la candidatura de López Obrador. Para ellos resulta un contendiente fuerte, y desde hace algún tiempo dieron como un hecho el triunfo de Andrés Manuel, a quien distinguen por su quehacer político.
Y tal vez por eso, por la carencia de críticas en contra, los candidatos internos, los de casa, se dieron a la tarea de hacer el trabajo sucio, ese de menoscabar la figura de López Obrador con argumentos propios del PRI o PAN.
Del PRD siempre se espera el debate de las ideas, aunque nunca aparece. La descalificación de unos a otros, las trampas, que en esta ocasión no se dieron, en fin, la estratagema, son los métodos establecidos hasta ahora en ese partido y caro, muy caro, ha sido el costo.
Ahora, a falta de las acusaciones de trampa, algunos de los perredistas más destacados pierden la cordura, la lealtad por su partido, y acusan, hacen berrinches. Sin esperar argumentos culpan y no hacen caso ni estudian la mínima posibilidad de aquel a quien acusan.
Un dato podría hacer la diferencia. El sábado por la noche, durante una reunión de los consejeros nacionales con la presidenta del PRD, Amalia García, se discutió la elección en la capital.
El oficial mayor del partido, el doctor Elías Miguel Moreno Brizuela, levantó la voz para criticar a López Obrador. Entre otras cosas lo calificó de deshonesto político por su participación en la contienda por la candidatura al Gobierno del DF. Sí, es el mismo que goza de libertad gracias a una fianza en Veracruz por su presunta responsabilidad en un delito.
En esa voz, dicen los que saben, se podían escuchar las palabras de la propia presidenta del partido; es decir, el aparato no jugaba, cuando menos no completo, a favor de López Obrador.
La elección de ayer puede hacer la gran diferencia, el hasta aquí a las elecciones sucias o dudosas y marcar un camino limpio y decoroso a un partido que no quiere ser como todavía es.
Total, López Obrador ganó una elección, según él mismo dice, para no perder el DF y poder continuar la transformación de esta capital. Que así sea.
La marcha... del rector
Con este mismo enunciado, hablamos hace algunos días del futuro inmediato del rector Francisco Barnés, quien con su renuncia ha hecho más a favor de la UNAM que en todos los días de su gobierno.
En la lista de los posibles las cosas no han cambiado. Tal vez, si acaso, las posibilidades de José Narro empiezan a ser más consistentes.
De cualquier forma, la renuncia de Barnés no hace el total de la solución. Aún queda un pedazo de camino bloqueado.