* El excarcelado ex alcalde de Grozny, pieza clave de Moscú


Asume Gantamirov liderazgo de la oposición chechena

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 13 de noviembre * Con el total respaldo del Kremlin, tan obvio que hasta lo sacó de la cárcel hace unos días mediante un indulto otorgado por Boris Yeltsin, Bislan Gantamirov asumió el pasado viernes el liderazgo de la oposición chechena pro rusa al régimen de Aslan Masjadov y se dispone a viajar a Chechenia para, dijo, "liberar de los bandidos a nuestra patria y restablecer el orden".

La víspera, el controvertido empresario Malik Saidulaiev, impuesto el pasado 7 de octubre por Moscú como presidente del llamado Consejo de Estado de Chechenia, una suerte de gobierno paralelo, buscó un acuerdo con Gantamirov. Incluso declaró que le había ofrecido coordinar el área de seguridad --los grupos paramilitares-- del consejo.

Pero ya era demasiado tarde. El gobierno ruso había perdido la confianza en Saidulaiev, desde que nombró a Nikolai Koshman como su representante en "los territorios liberados", con rango de vicepremier, el pasado 15 de octubre. Además, Saidulaiev se mostró titubeante y nunca cumplió su promesa de trasladarse a Chechenia.

Entrada la noche, Saidulaiev hizo pública su renuncia: "Hemos decidido, sin intrigas, unir esfuerzos en aras de un objetivo común y, tomando en cuenta la gran experiencia de Bislan Gantamirov en la lucha contra los bandidos, es mejor que él sea presidente del Consejo de Estado".

Lo demás fue cuestión de trámite. Los 23 miembros del consejo eligieron por unanimidad a Gantamirov como su nuevo líder, confirmando que el ex alcalde de Grozny es una pieza clave en la nueva estrategia del Kremlin para Chechenia.

Antes de haber sido juzgado en 1996 y condenado a seis años de prisión, por el desvío de una suma equivalente a 5 millones de dólares, de la partida de asignaciones federales para el restablecimiento de Chechenia tras la primera guerra ruso-chechena, Gantamirov llegó a tener bajo su mando hasta 5 mil hombres armados.

Ahora, una vez que vuelva a reunir y pertrechar a sus fieles seguidores, Gantamirov podría convertirse en punta de lanza de las tropas federales y, en su momento, ser reconocido por Moscú como interlocutor válido en futuras negociaciones de paz.

Igor Shabdurasulov, subjefe de la oficina de la Presidencia rusa, ha dejado muy en claro que Moscú, sin suspender su operación militar, no excluye iniciar conversaciones que contribuyan a un arreglo político, pero no con Masjadov, quien "ha perdido legitimidad y no controla la situación en Chechenia".

Esta precisión, cuando capitule el gobierno de Masjadov, como pretende el Kremlin al proseguir su operación militar, convierte a Gantamirov en virtual dirigente máximo de Chechenia. Con él será más fácil entenderse, no cabe duda. "Rusia es nuestra patria y Chechenia es parte de la Federación rusa", fueron las primeras palabras de Gantamirov al tomar posesión de su nuevo cargo.

No todos los jefes de los distintos grupos que integran la numerosa y heterogénea diáspora chechena, esparcida por toda Rusia, apoyan el papel que ha asignado Moscú a Gantamirov. Esto se puso de manifiesto en el congreso constituyente de la Unión de Pueblos de Chechenia, celebrado el pasado viernes en esta capital, como una instancia más que reclama su derecho de participar en el futuro reordenamiento de las estructuras de poder en la convulsionada república caucásica.

Gantamirov y los otros miembros del Consejo de Estado no asistieron a dicho congreso, porque algunos de los promotores de la nueva organización, se dijo, "intentarían jugar la carta de Masjadov".

En efecto, muchos de los asistentes consideran a Masjadov como presidente legítimo, pero otros no comparten esa opinión. La Unión de Pueblos de Chechenia por ahora no logró consenso en torno a una figura capaz de disputar a Gantamirov el liderazgo de la oposición y, para evitar el fracaso del foro, se limitó a instar al presidente y al gobierno rusos a "detener las acciones militares e iniciar negociaciones con todas las fuerzas sanas de Chechenia, incluido Aslan Masjadov".

Ante la virtual escisión de la diáspora chechena, es probable que Gantamirov procure que su nombre no se asocie con un "gobierno títere", como consideran muchos al Consejo de Estado, por lo cual éste podría autodisolverse o ser sustituido por otro organismo que excluya a los desacreditados miembros del consejo.

Entretanto, el primer ministro Vladimir Putin anunció que "la bandera rusa fue izada en Gudermes", la segunda ciudad más importante de Chechenia. El grado de popularidad de Putin es tan alto --32 por ciento frente a 16 del líder comunista Guennadi Ziuganov y 14 por ciento del ex primer ministro Evgueni Primakov--, que sólo faltaría adelantar las elecciones presidenciales a fin de asegurar la meta que se buscó al lanzar la actual campaña militar en Chechenia: apuntalar a quien puede ofrecer la tranquilidad de Yeltsin y su entorno, cuando aquel deje el Kremlin.

En fin, es sólo una de tantas hipótesis y ya se verá hasta qué punto Yeltsin está dispuesto a ceder ante su desmedida vocación de poder, tema que adquirirá particular vigencia cuando a fines de diciembre surja un Parlamento renovado en que la oposición volverá a tener mayoría.

Por lo pronto, Putin ha encontrado un lenguaje común y muchos puntos de coincidencia con los generales y sigue ganando adeptos, entre una población apabullada por un hábil manejo de los medios, como "más firme defensor de los intereses de Rusia".

No es fortuito que para el ministro de Defensa, Igor Sergueiev, "si fracasa la operación antiterrorista rusa, habría en la región una explosión del extremismo musulmán que no conviene a Estados Unidos; si resulta exitosa, Rusia fortalecería sus posiciones en el Cáucaso del norte, en el espacio post-soviético y en el ámbito internacional, lo cual también preocupa a Estados Unidos".

Putin recibió un nuevo testimonio de apoyo de los altos mandos del Ministerio de Defensa, a escasos días de la cumbre de la Organización para la Seguridad y Cooperación Europeas, a celebrarse en Estambul del 17 al 19 de noviembre, donde se esperan duras críticas a Rusia.