ƑQUE ESCONDEN LAS PROYECCIONES PRESUPUESTARIAS?
Es sabido que con las estadísticas se pueden construir róseos panoramas a condición de establececer las bases adecuadas para las operaciones. Por ejemplo, contra todo lo que demuestra la realidad ųcrisis rural, caída del comercio, derrumbe del poder ad-quisitivo, desempleo masivo disfrazado, dependencia de las exportaciones del sector de las maquiladoras y otros datos igualmente preocupantesų se nos dice que el ahorro interno es superior en casi 30 por ciento al anterior al desastre de 1994-1995: el misterio se resuelve si se tiene en cuenta que, para las autoridades, por ejemplo, la emisión de bonos de la deuda interna es ahorro y no endeudamiento. También se nos declara que no hay problemas con el déficit en la relación entre lo que importamos y lo que exportamos aunque, al mismo tiempo, se prevé un crecimiento del producto interno bruto, a partir del 2001, de 5 por ciento, cuando es sabido que un crecimiento de la economía nacional trae históricamente aparejado un aumento de las importaciones de insumos de todo tipo y del pago de royalties y know how y otra exportación de divisas. Igualmente se prevé un aumento constante de las inversiones extranjeras productivas con dinero fresco cuando todos los analistas internacionales coinciden en sostener que el flujo hacia los países "emergentes" (entre los cuales se cuenta México) se ha reducido en casi 50 por ciento y seguirá disminuyendo.
Sería oportuno, por consiguiente, estudiar con cuidado, tanto técnica como políticamente, cada cifra de las que presentan las autoridades financieras para poder preveer, dentro de lo posible, el futuro inmediato que se nos ofrece.
Dicho esto, llama también poderosamente la atención que se haya considerado necesario hacer proyecciones sobre la incidencia del apoyo a los banqueros desde ahora hasta el 2010 mientras no hay proyección alguna de lo que se debería gastar en educación, sanidad, combate a la pobreza, prevención de desastres y otras necesidades semejantes. Es evidente que el gobierno actual, con sus cifras para el futuro, compromete ya a dos de los próximos gobiernos, que deberían seguir la línea trazada hoy. No es necesario subrayar qué significa esto desde el punto de vista de la expropiación a los electores de la posibilidad de imponer cambios políticos y económicos en la vida del país en la próxima década. Llama también la atención que las proyecciones se basen en el supuesto de que el PIB crecerá fuertemente (4.5 en el 2000, 5 por ciento anualmente a partir del 2001) y consideren aparentemente que la economía mexicana funciona en el vacío y no está, por lo tanto, sometida a ninguna influencia de lo que sólo con un pensamiento obsoleto se puede considerar, en plena mundialización, economía "externa", "internacional". Si los pasivos del IPAB como porcentaje del PIB, según las cifras oficiales, ascenderán en el 2000 a 14 por ciento y en el 2010 a casi 9 por ciento, es evidente que si dicho PIB cayese o no aumentase como se estima, la porción del mismo que se llevarían los banqueros sería mucho mayor.
Como una inmensa roca en medio del camino del país está pues el hecho claro y declarado de que la economía (es decir, el esfuerzo de los ciudadanos) trabajará para pagar la enorme deuda interna y externa y para tratar de asegurar a los acreedores y a los banqueros, verdaderamente, un real blindaje de sus intereses.
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