Ť Se presentó en España su libro Marcos: el señor de los espejos
Vázquez Montalbán: más que a tiros, la revolución tendrá que ser cultural
Ť México no es del todo un país subdesarrollado, sino con muchos segmentos, opina el narrador
Ť ''Con el subcomandante sentí que conversaba con un profesor universitario vestido de guerrillero''
César Güemes Ť El libro comienza con tres interrogantes que se solucionarán en el primer capítulo: ƑDe dónde vengo?, Ƒquién soy? y Ƒa dónde voy? Y enseguida aparecen los apartados que completan el volumen: Perdonen las molestias, pero esto es una revolución; El señor de los espejos; Metáforas, metáforas, metáforas; Después de Sartre y de Octavio Paz; El Aleph, las luces y las sombras. Más unas páginas a manera de epílogo y que conforman un glosario zapatista. Se trata del nuevo trabajo de Manuel Vázquez Montalbán, Marcos: el señor de los espejos, (Aguilar, Madrid, 285 pp.), que fue presentado este viernes en España.
Desde su casa en Barcelona, afable, Vázquez Montalbán accede a la plática.
La metáfora de los perdedores
ųEl movimiento zapatista, como señala usted, es más una revolución mediática que armada. Le propongo que ésa y no otra es la manera de avanzar cuando de revoluciones se habla.
ųAunque no es que sea mejor o peor, sino que las revoluciones armadas en la actualidad son prácticamente imposibles. En cambio, tratar de influir sobre la opinión pública a través de los medios es una buena posibilidad de avance.
''En el caso zapatista creo que ha sido muy bien desarrollada. Claro, hubiera sido imposible hacerla florecer sin la contribución de una gran cantidad de voluntariado, de sostenedores de esa revolución que en México y en el mundo se han constituido en soportes y divulgadores del movimiento zapatista.
''A ello hay que sumarle la movilización de la sociedad civil. Todos esos factores son muy importantes para que el movimiento no fuera aplastado.''
ųEntre su visita a México para encontrarse con Marcos y hoy que aparece su libro sobre él, Ƒqué tanto rescata de lo que vivió en Chiapas?
ųTodo, absolutamente todo. Aquella fue una plática sobre el problema que plantea en el mundo la globalización, y también sobre la perspectiva concreta de México y su parte indígena. Hablamos de la relación dialéctica entre globalizadores y globalizados: no es lo mismo contemplar esto como un globalizador que como un globalizado.
''La revuelta indígena, muy concreta en México por el estado en que se encuentran 10 millones de personas, a escala universal puede convertirse en una metáfora, la metáfora de los perdedores de la globalización. Y los que están en condiciones de perder tienen toda la razón de expresar sus derechos.''
ųEsta enorme cantidad de personas, que pueden ser consideradas en cierto sentido como perdedoras ante la historia, Ƒtienen oportunidad desde su perspectiva de cambiar ese signo?
ųDepende de la fuerza que puedan adquirir. Como grupos aislados no tendrían muchas posibilidades.
''Ahora, si cuaja un movimiento internacional, en tanto que los perdedores o globalizados consigan ejercer presión para que se corrijan las reglas del juego, eso puede tener una cierta fuerza. Hay síntomas, sobre todo en América Latina, de que esto es así.
''Pronto habrá una reunión en Brasil de los 'sin tierra' y de grupos indígenas de América Latina. Eso está cuajando como un movimiento y me parece interesantísimo que así suceda, porque más que de una revolución armada, tenemos que empezar a hablar de una revolución cultural.''
ųEl zapatismo y en particular el desempeño del subcomandante Marcos, Ƒtendrá en la actualidad algún reflejo o coincidencia con movimientos europeos o incluso españoles?
ųBueno, las pautas son diferentes, lo que sí se ha producido es un fenómeno de solidaridad, de voluntariado, de organizaciones no gubernamentales, de muchachos y muchachas en toda Europa por lo que puede representar el zapatismo. Pero el propio Marcos, a lo largo de la entrevista que tuvimos, señaló que en América Latina hay un indígena con características determinadas, mientras que el papel de indígena en países diferentes lo asumen otros, como los albaneses o los magrebíes. Esos son los indígenas de Europa, empleando la palabra indígena como sinónimo de perdedor.
Cierto jaque político
ųAntes de encontrarse con el subcomandante me dijo que lo tenía ''muy bien leído". Luego de verlo, Ƒle pareció el mismo, el que escribe y el ''de carne y hueso"?
ųSí, encontré a la misma persona. Durante nuestras largas conversaciones respondió a lo que había expresado en sus cuentos, comunicados, aforismos e incluso en las entrevistas que ha concedido a otras personas. Hay una identificación del Marcos que conocía mediante su obra con la persona que visité. En todo caso lo que sorprende del personaje es la inmediatez, la sensación que te da a los pocos segundos de que lo has conocido de toda la vida.
ųƑQué tanto del libro considera que son plenas coincidencias en el análisis social y qué tanto diferencias entre usted y él?
ųNo me ocupé de marcar las discrepancias, si bien es verdad que no creo en las revueltas armadas, no creo en las revoluciones a tiros salvo cuando no hay más remedio. También debo decir que tampoco estoy de acuerdo con la hipocresía que está manifestando una parte de la derecha liberal, desacreditando toda clase de revoluciones armadas incluso las del pasado, cuando de hecho la hegemonía burguesa se debió a la Revolución francesa y a todas las imitaciones que luego se hicieron de ese proceso o a la violencia estructural ejercida desde el Estado de clase.
''Ante eso, me parece de un cinismo total condenar incluso en el pasado a las revoluciones, como si la humanidad hubiera tenido que esperar el Internet para practicar el igualitarismo.
''Por eso en el libro no me apliqué a señalar las diferencias que puedo tener con Marcos sino a explicar, por una parte, a un lector europeo qué es lo que yo creo que es el zapatismo, y luego a ofrecer a Latinoamérica la mirada de un europeo sobre el movimiento.
''Sé que no soy ningún especialista en antropología, ni en asuntos indígenas, pero creo que el libro es muy sincero. Es un trabajo de indagación para mí mismo y, de paso, quisiera que esa indagación fuera provechosa para los demás".
ųEs peculiar su afirmación de que si bien el Ejército tiene sitiado al zapatismo, a la inversa, el hecho también se da: los zapatistas tienen, diríamos, rodeado al poder político.
ųLa guerrilla tiene en sitio al gobierno, aunque no es un sitio físico que se pueda constatar visualmente. Pero es inegable que la situación política en México cambió de manera radical luego de la rebelión zapatista. A partir de eso ya nada fue igual. Por ejemplo, el proceso de deterioro del PRI se acentuó. Y buena parte de la sociedad civil mexicana llegó a niveles de concientización que en el pasado no se habían conseguido.
''Cuando se hace el famoso referéndum sobre el zapatismo, en marzo, se consiguieron casi 3 millones de votos. Es un número sorprendente y muy positivo para los objetivos zapatistas.
''Todo eso demuestra que a pesar de que están, si no acorralados, sí muy controlados por la fuerte presencia militar, se encuentran todavía en condiciones de plantear un cierto jaque político al gobierno mexicano. Lo cual no quiere decir que eso signifique que van a cambiar las cosas, pero sí que al menos han condicionado la vida política de México de manera sustancial.
''La prueba la tenemos en la cantidad de reflexión, dedicación e incluso ataque que ha merecido el zapatismo por parte de los sectores más defensivos del poder.''
ųƑExistió el riesgo de participar en la mitificación del personaje?
ųHe perdido la costumbre de mitificar desde hace mucho tiempo. Y en el caso de Marcos, al cabo de muy poco tiempo, me dio la impresión de que estaba conversando con un joven profesor universitario vestido de guerrillero.
Como el Aleph borgiano
ųResulta, de acuerdo con sus palabras, que el zapatismo representa el ''desorden que hay detrás del denominado nuevo orden internacional".
ųAsí es. Hay una frase hermosa de Armando Bartra, que dice que es como el Aleph borgiano, el punto de coincidencia de muchas contradicciones. Y se puede utilizar esa imagen porque México no es un país que del todo responda al esquema de nación subdesarrollada, ni mucho menos, es un país en el que hay muchos países, muchos segmentos y sectores sociales. Lo que sí era una contradicción era que en el momento cuando se estaba accediendo a un nivel de modernidad, con el famoso acuerdo comercial, se olvidaba que había en el país 10 millones de indígenas y 40 millones de pobres. Ante eso, algo hay que hacer. Sólo que hasta ese instante no lo habían hecho los sectores del stablishment político ni cultural.
ųEl movimiento zapatista es, por su parte, cultural.
ųClaro, pero distinto. De lo que se trata es de que el movimiento cultural genere acciones sociales y que éstas movilicen a la sociedad civil y presionen a los poderes económicos y políticos para que cambien las reglas del juego.
''Lo que no es sostenible es que el llamado nuevo orden internacional se mantenga a costa de acentuar día a día las diferencias entre el norte y el sur, entre ricos y pobres. Como es insostenible, provoca atención, sufrimiento social y represión de muy diverso tipo. En este momento no hace falta recurrir a militares como Pinochet, pero quién sabe si un día se vuelvan a hacer 'necesarios' los personajes como él.''