Observatorio
Ciudadano de la Educación
COMUNICADO No. 20
Educación y empleo
* Inadecuada coordinación entre modelo de crecimiento
económico y sistema educativo
* A mayor escolaridad, mejores ingresos en el trabajo
* La escuela no es un seguro contra el desempleo
Uno de los objetivos propuestos para la educación en México es proveer a las personas de los conocimientos y destrezas adecuados para participar en el mundo del trabajo. A medida que este propósito se cumple, el sistema escolar contribuye a combatir la pobreza y la concentración del ingreso nacional en pocas manos. Ello exige que todos los egresados del sistema educativo tengan la oportunidad de desempeñar ocupaciones en las que puedan apro- vechar cabalmente su escolaridad, para lo cual es indispensable una adecuada coordinación entre el desarrollo de nuestro sistema productivo y el sistema escolar del país.
La relación entre educación y empleo en México parece desmentir el propósito anterior. En la actualidad contamos con el mayor número de personas educadas y capacitadas que ha existido en nuestra historia pero, al mismo tiempo, los volúmenes de desempleo y subempleo también sin mayores. En este Comunicado abordaremos algunos de las aristas del problema con base en las siguientes preguntas: ƑHa existido una adecuada coordinación entre el desarrollo económico de México y la expansión de nuestro sistema escolar? ƑEs diferente la calidad de las ocupaciones a que tienen acceso quienes han cursado distintos grados de educación formal, así como las remuneraciones percibidas? ƑCómo afecta el desempleo a los egresados de los diversos niveles del sistema educativo? ƑSe justifica, en la perspectiva del desempleo, seguir impulsando la expansión del sistema escolar?
Sin coordinación, la expansión
escolar y el crecimiento económico
Desde la década de los sesenta, el número de egresados de la educación superior ha excedido al de quienes han podido incorporarse al sistema productivo (gráfica 1). Se ha estimado que en la década de los cincuenta, había más de un empleo profesional para cada egresado de la enseñanza superior. En cambio, de las estimaciones correspondientes a la presente década se desprende que más de tres egresados de esa enseñanza tienen que competir por el mismo empleo. Es importante hacer notar que este problema ha repercutido, en forma de cascada, en todos los sujetos que han egresado de los niveles escolares precedentes.
El "efecto-cascada" no afecta en la misma medida a quienes obtienen distintos grados de escolaridad. Existen, en efecto, innumerables evidencias de que quienes adquieren mayor escolaridad desempeñan ocupaci ones de mejor calidad que las de aquellas personas que se encuentran en la situación de desventaja. Como se observa en la gráfica 2, más de 50 de los que tienen diez grados o más de escolaridad encuentran empleo en el sector formal, mientras que sólo 20 por ciento de los que tienen secundaria están en ese mismo sector.
La gráfica 3 muestra las proporciones de individuos que, habiendo cursado educación media superior, desempeñan ocupaciones consi- deradas como "precarias" porque absorben menos de 15 horas de la semana laboral. En esa situación se encuentran, principalmente, las mujeres egresadas de la educación tecnológica, y de manera especial, las del medio rural.
En la gráfica 4 se puede observar que cuando los sujetos logran cursar una escolaridad igual o superior a la enseñanza media profesional, obtienen remuneraciones sensiblemente superiores a las de quienes se encuentran con menor escolaridad. Es interesante advertir que las diferencias existentes entre los ingresos son mayores en Monterrey que en las otras dos ciudades consideradas en la gráfica.
Escolaridad y desempleo
Como se sabe, el problema que afecta con mayor gravedad a nuestra población económicamente activa (PEA) es el subempleo, que significa un aprovechamiento mínimo de la escolaridad alcanzada y también el trabajo en jornadas de escasa duración. De no menor importancia es el problema del desempleo; aunque la estadística oficial reconoce una tasa de desempleo abierto del orden de 2.3 por ciento (INEGI, segundo trimestre de 1999), se reconoce que la definición de "desempleo abierto" se basa en un criterio que esconde la realidad: basta, en efecto, que los sujetos hayan dedicado unas cuantas horas a la semana a desarrollar cualquier actividad econó- micamente remunerada, para que sean registrados como "ocupados". Por tanto, sólo son considerados como desempleados quienes están totalmente dedicados a buscar trabajo.
Paradójicamente se observa que en las ciudades el problema de desempleo abierto afecta más a quienes tienen mayor escolaridad. Según la fuente citada, la proporción de individuos de la PEA urbana con escolaridad media superior, o superior que está en condiciones de desempleo abierto es de casi el doble (3.5 por ciento) de la correspondiente a las personas sin instrucción o con primaria incompleta (1.8 por ciento).
Esto no se debe, sin embargo, a que exista mayor demanda laboral para aquellas ocupaciones que requieren poca escolaridad. Se sugiere más bien que quienes han cursado más allá de la secundaria cuentan con los recursos necesarios para poder mantenerse sin ocupación (y por lo tanto desempleados) mientras buscan empleo.
Es bien sabida la estrecha relación que existe entre el peso que tienen los egresados de la enseñanza superior en la PEA de cada país y el PIB per cápita del mismo. México pertenece a los países en los cuales los egresados de esa enseñanza representan 10 por ciento de la PEA. Esa relación es muy inferior a la que se observa (25 por ciento en promedio) en los países con los que estamos compitiendo en los mercados internacionales. Así pues, es evidente que si queremos mejorar la capacidad del país para competir en un escenario mundial cada vez más globalizado, tenemos que poner en marcha políticas encaminadas a seguir expandiendo tanto la matrícula en todos los niveles de nuestro sistema escolar como la capacidad de dar empleo a los egresados.
Es necesario asegurar que el sistema escolar contribuya a que sus egresados perciban remuneraciones económicas que al menos sean proporcionales a los esfuerzos y erogaciones dedicados a obtener su educación formal. No podemos mantener una situación en la que la expansión del sistema y la de la PEA siguen cauces distintos. Tampoco podemos detener el crecimiento del sistema educativo para "ajustarlo" al de la PEA. Por eso preguntamos:
Interrogantes
* ƑSe promueve el crecimiento de la demanda laboral, indispensable para absorber --en las condiciones deseables-- a quienes egresen del sistema escolar? O, por el contrario, Ƒse distribuyen las inversiones bajo el supuesto de que una "mano invisible" creará los empleos que necesita nuestra creciente población económicamente activa?
* Se han tomado algunas medidas para lograr que los planes de estudio de las instituciones que imparten educación tecnológica respondan a las necesidades de los sectores modernos del sistema productivo. ƑSe está haciendo lo mismo para favorecer el desarrollo de los sectores en los que se concentra el mayor número de productores que no han tenido acceso a las tecnologías avanzadas de producción?
* ƑSe están creando alternativas de ocupación que permitan aprovechar el capital cultural de los sujetos formados en el sistema escolar actualmente desempleados o subempleados?
* ƑQué programas de vinculación con el sector productivo desarrollan las universidades e instituciones de enseñanza superior y profesional destinados a asegurar la calidad de las ocupaciones de los mismos?
ƑQUIENES SOMOS?
Somos un grupo de ciudadanos comprometidos con el desarrollo de la educación nacional, interesados en la observación crítica de las políticas gubernamentales en este campo, y que buscamos contribuir a solucionar los graves problemas educativos del país. Observatorio espera que las autoridades respondan a sus preguntas y cuestionamientos, y ofrece la publicación de sus respuestas en este espacio.
Todos los ciudadanos están cordialmente invitados a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar sus nombres, con sus datos de localización e identificación, a La Jornada, Observatorio Ciudadano de la Educación, apartado postal 20-423, San Angel, México, DF, CP 01001. Fax: 56 22 75 79. Correo electrónico: [email protected]
Nuestros comunicados aparecen el segundo y cuarto viernes de cada mes en este espacio perodístico; se pueden reproducir en cualquier medio indicando su procedencia.
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