* Julián Ríos: Solo a dos voces es un libro complementario a otros del poeta
Más que cabeza olmeca, Paz es un Jano que mira al pasado y el futuro
* Me conmovió ver al Nobel de nuevo combativo, como la ola que se abate contra el acantilado, señala
* ''Intentó atisbar el desdén enorme por el mercado que manipula al artista como una mercancía''
Angel Vargas * En días pasados el escritor Julián Ríos (Galicia, 1941) estuvo en México para cumplir con un doble objetivo. Por una parte, ofrecer un par de conferencias magistrales dentro de la quinta versión de la Cátedra Extraordinaria Octavio Paz, en las que practicó un recorrido por el arte moderno en su relación con el oficio de la palabra; y por otra, presentar la redición de Solo a dos voces, libro en el que comparte autoría con el Nobel mexicano.
Es a partir de una conversación con motivo de ese volumen -editado por el Fondo de Cultura Económica y en el que se recopila una serie de entrevistas entre ambos personajes- que Ríos hace la siguiente reflexión sobre Paz: ''He insistido en mi deseo de que no se transforme a Octavio Paz en una cabeza olmeca, pesada y que aplaste, que aplaste incluso a la cultura de su tiempo. No quisiera que él fuese transformado en eso, sino que se le mirase como una cabeza de Jano que mira hacia el pasado y el futuro, y que al mismo tiempo muestra una cara oculta, que es el rostro del presente. Me gustaría que la imagen de Octavio tuviera esa vivacidad que tenía en su vida y su obra, que no haya demasiada reverencia hacia la figura mítica y que se vea al hombre con todas sus contradicciones y al artista con todas sus luchas".
De la utopía a la entropía
El también autor de Amores que atan (Alfaguara) indica que, en congruencia con tal postura, su visión en Solo a dos voces no es de idilio ni de duelo. ''Hablo con Octavio porque tenemos muchos puntos en común, porque si no, nos pelearíamos y no tendríamos nada qué decirnos; sería un diálogo de sordos, que es lo que suele suceder en las disputas políticas y literarias. En nuestra conversación no había tema que fuera tabú ni lema que nos impidiera hablar.
''El tema en el que coincidimos fue en nuestra actitud frente al lenguaje, ante el hecho de saber que la literatura se hace con palabras y que las relaciones del escritor son esencialmente con el lenguaje. Este es con lo que el escritor se puede relacionar con la sociedad, su tiempo y el lector. Mediante el lenguaje se puede hacer todo. Lo que no, es decir va a hablar el político, el ideólogo, el demagogo y luego utilizar a la literatura sólo como instrumento. No, la literatura es lo que sabe hacer el escritor y es con ella, haciéndola bien, como puede plantear temas políticos, rebeliones u otro tipo de cosas."
Ríos explica que a diferencia de la primera edición de Solo a dos voces, cuya publicación se remonta a 1973, la actual agrega una segunda parte que consiste en una entrevista realizada a Paz en 1996, en París.
''A esta nueva parte la titulamos Entre utopía y entropía. Allí, él y yo vemos el siglo atenazado entre estos dos extremos. Por un lado la utopía: todos los sueños revolucionarios de cambio de la humanidad que se vinieron abajo, como los socialistas. Y por otro, el siglo se encamina a su fin ya, que es la entropía en la que todos estamos, en la que todavía no se perfila lo que van a ser los contornos de nuestra época y, en cambio, sí se ven muchos nubarrones en el horizonte que, en muchas ocasiones, presagian tormentas y, probablemente, tormentos para el futuro de la humanidad.
''Octavio Paz, quizá inconscientemente, viendo que su existencia se acababa, creo que quiso asomarse a ese fin de siglo y mirar hacia atrás y hacia adelante. En ese juego está la aportación de esta nueva edición. Hay que decir también que aunque es un libro de conversaciones -cosa que no se ha dicho lo suficiente-, éstas se caracterizan por ser escritas. En el fondo los dos rescribimos los textos, por tanto, es un libro muy escrito y por eso lo firmamos los dos. Es un libro más del poeta, en el cual se toca una faceta muy importante de su obra, que es el diálogo consigo mismo, con el lector, con el otro, con las culturas, con el lenguaje y la cultura de sus tiempos."
-Que las conversaciones fueron escritas y rescritas, Ƒesa circunstancia no les restó naturalidad o libertad?
-Son tan fluidas, en el sentido de que hablamos tan bien, que nos corregimos para que no pareciera que éramos como libros abiertos. Eso pasa con los diálogos de Hemingway. Si se lee un diálogo de él parece puro magnetofón tomado de la calle, pero en el fondo está muy escrito. Esa es la técnica del escritor. Si quisieran llevar esos diálogos al escenario sonarían falsos, porque están hechos para ser oídos en la página.
-La redición del libro presenta dos partes con una distancia histórica de 26 años, Ƒcómo se acerca usted para entrevistar al personaje y éste cómo lo recibe en esos dos momentos?
-Paz es un poco como Picasso. Tiene una existencia larga, una obra vasta y periodos. Picasso tenía etapas más radicales en las que distorsionaba violentamente la figura y otras más figurativas, en las que desarrollaba esas capacidades de gran dibujante y gran pintor. Siendo un joven escritor, tuve la suerte de acercarme a Octavio en un momento para él espléndido, de plena apertura, recién acababa de renunciar a su puesto de embajador, había tomado posturas muy valientes y su visión de la literatura era también muy valiente.
''En sus periodos sucesivos tuvo una especie de retiro, en el que asumió posturas más conservadoras, sobre todo me refiero a la literatura, que es lo que me interesa más.
''Cuando decidimos hacer una segunda parte del libro, me encontré con el Octavio de la vejez que retoma esa radicalidad. Esa etapa de la vida es el mejor test para los grandes artistas. De jóvenes casi todos somos muy radicales y tenemos posturas muy aventuradas, pero es en la vejez donde se da la prueba de la verdadera fuerza creativa radical, revolucionaria y rebelde del creador. Por eso tenemos el Picasso de la vejez, al Rembrandt y al Goya viejos, a Goethe escribiendo el segundo Fausto. Me conmovió, maravilló y alegró infinito ver a ese Octavio de nuevo combativo, como la ola abatiéndose con fuerza contra el acantilado de cada día. Vi que volvía a defender la individualidad, la importancia de que un gran escritor es lo que hace y no el movimiento al que pertenece; lo vi combatir de nuevo contra el mercado, desdeñoso contra los halagos del poder. Ese es el Octavio que me deja su última imagen.''
Ausencias y cambios en la vida
-ƑQué diferencias significativas se encuentran entre las dos etapas de entrevistas que se recogen en el libro?
-Lo que nos interesaba en la segunda parte era concentrarnos en temas que no podíamos tratar en la primera, porque antes de que sucedieran eran inimaginables, como la caída del comunismo. Octavio Paz lo dice: 'quién nos hubiera dicho cuando grabábamos aquellas conversaciones que eso que era impensable sucedió. Si hubiéramos dicho que el comunismo se iba a derribar, como el Muro de Berlín, nos hubieran tomado por locos o creerían que estábamos haciendo una novela de ciencia ficción'.
''Tocamos entonces temas que nos rozaban de cerca, porque la historia nos fue llevando a esa segunda parte y es ahí donde el poeta y yo hablamos. Hay también cosas anecdóticas, como los malentendidos. Octavio sabía que yo tengo una gran amistad con Carlos Fuentes y lo primero que me hace, al entrar a conversar en la segunda parte, es señalarme su pena porque haya habido un malentendido que los separó. Hay muchas cosas de éstas en el libro. Hay ausencias y cambios en la vida y en la historia de cada uno de nosotros."
-Sostiene que Paz volteó al pasado y habló del presente, pero que también se refirió al futuro.
-El tuvo una gran visión lúcida, de alguien que sabe que se va a detener al umbral del nuevo milenio y de que no va a llegar a él, o que si llegaba sabía que su recorrido, ya por edad, no podía ser muy largo; entonces, intenta atisbar diversas cosas, por ejemplo, el desdén enorme por el mercado que manipula al artista como una mercancía más; el aprecio del individualismo, la defensa una vez más del amor, de la llama doble del amor y el erotismo, el desdén por esa actitud de degradación de la naturaleza.
''Considero que esta segunda parte, si se analiza bien, es un testamento espiritual de Octavio Paz."
Para finalizar, el escritor español Julián Ríos, quien está próximo a publicar una nueva novela, Puente del alma, apunta:
''Solo a dos voces es un libro complementario a otros de Paz. Hay atisbos e intuiciones que podía ser muy interesante ver cómo los desarrollo en libros que, cuando hablamos la primera vez, no pensó que podría escribirlos. Permite también ver su fascinación por muchos temas literarios, de creatividad, sobre las vanguardias. En cierto modo es un libro que resume toda la carrera de este poeta y ensayista mexicano".