Ť El dólar llegará a $9.95 para finales de este año, pronostican consultoras
La depreciación del peso impedirá lograr metas de inflación: analistas
Ť Consideran demasiado optimista que el Banco de México pretenda alcanzar una tasa de sólo 2 a 3 por ciento en el 2003
César Martínez Aznárez /I El Banco de México se ha fijado la meta de reducir la inflación a tasas de 2 o 3 por ciento anual para el año 2003; exige no escatimar sacrificios y asegura que todos los mexicanos se beneficiarán; sin embargo, ese objetivo no podrá cumplirse debido a la relación estructural entre tipo de cambio y variación de los precios, coinciden analistas privados.
En la presentación del Informe de Política Monetaria, a finales de septiembre, y luego a través de su gobernador, Guillermo Ortiz, el banco central ratificó su decisión de alcanzar las mismas tasas de inflación que los Estados Unidos y Canadá. ''Debe abatirse en un plazo definido y a la luz de un compromiso firme'', dijo Ortiz.
Según los economistas del Banco de México, a largo plazo esta política repercutirá en los ingresos de todos los mexicanos. Explica que entre 1957 y 1998, en los años en que la inflación fue menor a 10 por ciento el crecimiento económico anual promedio fue de 6.2 por ciento, y cuando la tasa media de crecimiento fue mayor se ubicó en sólo 3.8 por ciento.
Pablo Alvarez-Icaza, director de Estudios Económicos de Bursamétrica (asociado en México con Standard and Poor's); Héctor Chávez, economista en jefe de Santander Investment en México, y César Castro Quiroz, del Centro de Análisis y Proyecciones Económicas para México (CAPEM-Oxford), señalan que el instituto central debe proponerse reducir la inflación porque es uno de sus cometidos esenciales.
Sin embargo, el optimismo del Banco de México oculta un obstáculo insalvable, al menos con el esquema cambiario y las condiciones estructurales actuales de la economía nacional. ''El problema es que hay una fuerte correlación entre la depreciación del tipo de cambio y la inflación futura, porque la economía mexicana es muy abierta'', apunta Alvarez-Icaza.
''Obviamente la relación es uno a uno'', añade Chávez al comentar que existe una relación directa entre la depreciación de la moneda y el incremento de la inflación. Como México realiza 85 por ciento de su comercio exterior con Estados Unidos, la pregunta es: ''ƑCómo se va a hacer para que el tipo de cambio no influya en la inflación? Por eso se me hace muy difícil poder alcanzar una meta tan agresiva como 2 o 3 por ciento'' para el 2003, dice Chávez.
Por su parte, Castro explica que debido a las diferencias de productividad de México con Estados Unidos y Canadá no será posible mantener por mucho tiempo una tasa de inflación similar a la de ellos. ''La economía mexicana todavía tiene problemas estructurales en ese sentido'', señala.
México tiene una balanza de pagos sumamente dependiente, y si el país quiere crecer a tasas mayores a 4 o 5 por ciento tendrá que aceptar más inflación que la prevista por el Banco de México, porque en el futuro habrá ajustes cambiarios inevitables'', reconoce Castro.
Si bien este año el peso se ha mantenido firme frente al dólar (e incluso ha ganado dos por ciento en el año) y por eso la inflación pudo descender de 19 por ciento anual en enero pasado a 15.8 por ciento en septiembre, y el déficit de cuenta corriente se ha contenido, este panorama cambiará.
Chávez advierte que cambiarán los factores externos que han propiciado la estabilidad en 1999, pues la economía de Estados Unidos se desacelerará y el mercado interno se irá recuperando; por lo tanto, el déficit externo se ampliará, lo que conducirá a una devaluación, no excesiva, pero suficiente para presionar la inflación.
Expectativas
El Banco de México reconoce estos obstáculos y por eso trata de controlar algunos factores. Sostiene que las expectativas inflacionarias de los agentes privados son determinantes y por ello demanda que los contratos de crédito y salarios se ajusten a la meta intermedia de 10 por ciento para el próximo año. Según su propia encuesta, los analistas esperan 11.4 por ciento para el 2000, y los ajustes promedio de salarios contractuales han sido de 17 por ciento en 1999.
No obstante, Alvarez-Icaza opina que hay ''un engaño en la lógica de las expectativas'' como instrumento de contención de la inflación. Admite que es un elemento que incide, pero no el único. Como ejemplo cita lo ocurrido al comienzo de 1998, cuando los analistas esperaban una tasa de entre 13 y 14 por ciento (la meta oficial era de 12 por ciento) y posteriormente, debido a la inestabilidad externa, terminó en 18.6 por ciento.
El economista comenta que, además de las presiones externas y las del mercado cambiario, está el hecho de que los precandidatos a la Presidencia no han hecho propuestas económicas consistentes y que ello ya se refleja en las decisiones de inversión privadas. ''Los especialistas privados no quieren tomar la meta de 10 por ciento de inflación porque ven movimientos fuertes del tipo de cambio en el segundo semestre del 2000'', alertó.
Ť La tasa de los Cetes a 28 días quedaría en 19.88%, prevén
Antonio Castellanos Ť El tipo de cambio para el cierre de 1999 podría oscilar entre 9.71 y 9.95 pesos por dólar; los Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes) a 28 días quedarían en 19.88 y la inflación en 13 por ciento. Por otra parte, para el 2000 se buscaría aplicar de nueva cuenta los topes salariales, pronosticaron grupos financieros y consultoras.
Estas últimas consideran que la incertidumbre política se mantiene en primer lugar entre los factores que podrían limitar la recuperación económica. Según proyecciones de las consultoras Standard and Poor's y Bursamétrica, los analistas privados se han convencido de que es alcanzable la meta gubernamental de inflación de 13 por ciento; el factor más relevante es la apreciación y la estabilidad del peso frente al dólar durante 1999.
El Grupo Financiero Banorte señaló que a pesar de los riesgos en la economía de Estados Unidos, existen buenas oportunidades. La visión inmediata sobre la junta de la Reserva Federal de Estados Unidos, el 16 del noviembre, no ha cambiado. ''Mantenemos la proyección de un aumento de un cuarto de punto en las tasas de interés en Estados Unidos''.
Con el incremento en este mes se abre la puerta para que al menos durante los siguientes tres o cuatro meses la Fed se mantenga firme mientras evalúa el impacto de los tres incrementos. En este escenario, los mercados locales parecerían tener campo abierto para enfocarse en cuestiones internas, en las que México es más fuerte comparado con sus contrapartes de otros mercados emergentes.
Los analistas de Bursamétrica exponen: ''No se espera que la apreciación del peso se repita en el último año de gobierno, sobre todo por la incertidumbre política del cambio de administración''. Para evitar una depreciación es necesario disminuir la incertidumbre política. También es preciso que los inversionistas no reduzcan sus proyectos y mantengan la confianza en la continuidad de la política económica, sin importar quién gane en el 2000.
A juicio de los expertos de la consultora, el llamado que hicieron a finales de septiembre para que los sueldos y salarios no se incrementaran por encima de la combinación de la meta de inflación y productividad se interpretó como un llamado a volver a los topes salariales.
Señalan por último que los problemas de los bancos se reflejan en su incapacidad para otorgar créditos, lo cual es una restricción al crecimiento a más largo plazo y no sólo en los próximos meses. Este factor, a juicio de los analistas del sector privado, se encuentra en cuarto lugar.