Todo cambió. ¿Para seguir igual?
El presidente Ernesto Zedillo llevó su imparcialidad hasta el extremo de cruzar todas las opciones en las dos boletas que se le entregaron. Esto quiere decir, como lo explicó en su mensaje de anoche, que anuló ambas papeletas, pero mantuvo su actitud imparcial.
No se puede decir lo mismo del resto de la maquinaria electoral del PRI. Los cuadros trabajaron y presionaron a favor del virtual ganador Francisco Labastida.
Esto es un hecho, o por lo menos así lo percibió la mayor parte de los ciudadanos. La opinión generalizada es en el sentido de que, a final de cuentas, se impuso el candidato ``oficial''.
Entonces, toda la campaña y las elecciones resultaron una tarea inútil, pues el objetivo de tanto esfuerzo era acabar con la imagen de la designación autoritaria del candidato presidencial y sustituirla por la idea de una elección democrática, en donde la mayoría de los ciudadanos sería la que decidiría.
El resumen lo hizo el candidato del PAN, Vicente Fox Quesada. Dijo que las elecciones de ayer sólo sirvieron para confirmar lo que ya se sabía: que el ex gobernador de Sinaloa y ex secretario de Energía, de Agricultura y de Gobernación será el candidato del partido oficial.
Fox Quesada, el candidato del PRD-PT, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y del PARM, Porfirio Muñoz Ledo, también deben estar conscientes de lo que les espera: esa maquinaria que ayer obró en contra de Manuel Bartlett Díaz, Roberto Madrazo Pintado y Humberto Roque Villanueva actuará en su contra en las elecciones del 2 de julio del 2000.
Quienes desean el fin del dominio del PRI lamentarán seguramente el no haber logrado la alianza de las oposiciones.
Silva Herzog, en el DF
El ex secretario de Hacienda, apodado El Chocorrol y también El Diamante Negro ganó con amplitud en el Distrito Federal y parece enfilarse sin dificultad al gobierno de la capital del país.
Parece demasiado exagerado anticipar una victoria del virtual candidato del PRI, pero aunque también tiene en contra la ``mancha'' de ser candidato ``oficial'', al contrario de lo que sucede al ex secretario de Gobernación, Silva Herzog no parece tener enfrente ningún contrincante de alto nivel.
También al contrario de lo que sucede en la contienda por la Presidencia, donde los principales partidos de oposición se adelantaron al tricolor y de hecho ya tenían en campaña a sus respectivos candidatos, Vicente Fox por el PAN y Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD, en el DF no está claro quiénes serán los abanderados.
Por el lado del PRD, el que parece precandidato con mayores posibilidades es el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, pero es impugnado por sus propios compañeros de partido precisamente por su estrecha vinculación con su estado natal, donde fue dos veces candidato a gobernador.
En las filas del PAN, el aspirante de mayor proyección es Santiago Creel Miranda, ex consejero del IFE, quien por lo mismo no podía exhibir militancia partidista y es considerado un ``neopanista'', lo cual de alguna manera le resta simpatías entre sus propios compañeros de partido.
En consecuencia, el mayor rival de Silva Herzog será el descontento generalizado contra el gobierno y su partido, pero todavía no se sabe hacia cuál partido o coalición -pues siguen los intentos de unión- se inclinará ese voto sin partido que sólo se identifica por el antipriísmo.