LECCION DE CIVILIDAD
La manifestación realizada ayer en esta capital a lo largo del Periférico ųdesde avenida Toluca hasta Reformaų por estudiantes paristas de la UNAM, y que tanta preocupación había suscitado entre la ciudadanía, provocó, a fin de cuentas, severos congestionamientos viales, pero el saldo más importante de la jornada es que pudo evitarse la confrontación y la violencia entre manifestantes y fuerzas del orden. Salvo por un motopatrullero que resultó herido a consecuencia de una botella lanzada por manos anónimas, la marcha arrojó un saldo blanco que muestra la viabilidad del diálogo y la negociación como instrumentos primordiales de gobierno y de convivencia.
Debe destacarse que, tanto de parte de las autoridades urbanas como de los representantes que negociaron en nombre de los marchistas universitarios, hubo la flexibilidad y la sensatez que hicieron posible encontrar salidas a lo que parecía una confrontación inevitable entre la amenaza de los huelguistas de marchar por los carriles centrales de Periférico y la determinación del gobierno capitalino de no permitir tal acción.
Debe subrayarse el empeño puesto por las autoridades en negociar con los manifestantes. Desde que se supo de los preparativos de la marcha, la autoridad urbana buscó la interlocución con los huelguistas, y ayer el asunto fue atendido por un equipo del más alto nivel ųempezando por la jefa de Gobierno, que se mantuvo pendiente de los hechosų, en los que participaron el secretario y el subsecretario de Gobierno, Leonel Godoy y Javier González Garza, cinco delegados políticos y otros funcionarios. Es decir, la exitosa preservación de la paz fue consecuencia, en primer lugar, del intenso trabajo político realizado por las autoridades de la metrópoli y de una exhaustiva vigilancia ciudadana sobre el operativo policial desplegado para la ocasión, vigilancia orientada a prevenir que algunos uniformados se excedieran en un ejercicio coercitivo, que finalmente resultó, para fortuna de todos, innecesario.
Por otra parte, no debe omitirse la actitud responsable de la ciudadanía. Tanto quienes asistieron al lugar de los hechos en calidad de observadores civiles, y bajo las siglas de diversos organismos no gubernamentales, para contribuir a distender la situación, como también los automovilistas y pasajeros del transporte público, que supieron contener su comprensible exasperación por los pesados embotellamientos, dieron muestras de un esperanzador sentido cívico. La mayoría de los medios electrónicos, por su parte, exhibió, en esta ocasión, una moderación y un afán de servicio que también contribuyeron a que la tensa jornada concluyera sin choques violentos.
En este escenario de tolerancia y disposición a resolver los problemas, sólo desentonaron las autoridades universitarias, las cuales se limitaron a repetir, por voz de uno de sus funcionarios, sus reiteradas descalificaciones contra los estudiantes paristas.
En suma, el desenvolvimiento pacífico de la marcha de los huelguistas de la UNAM desde Televisa San Angel hasta las inmediaciones de Los Pinos es prueba que aplicar la ley no tiene por qué ser sinónimo de golpear manifestantes ųcomo parece creerlo el gobernador jalisciense, Alberto Cárdenasų, y que el diálogo y la negociación son los instrumentos indicados para resolver los diferendos sociales y políticos. Corresponde a los actores del conflicto de la máxima casa de estudios asimilar estas conclusiones e iniciar de una vez por todas un proceso de entendimiento que restituya la racionalidad y la civilidad en la Universidad Nacional Autónoma de México.
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