A Su salida enrarecería aún más el conflicto, dice
Descarta Cortés Rocha que el rector Francisco Barnés vaya a renunciar
El secretario general de la UNAM, Xavier Cortés Rocha, aseguró ayer que el rector de esta casa de estudios, Francisco Barnés, no renunciará.
''Hacerlo en estos momentos sería dañino para la universidad e implicaría enrarecer más el conflicto'', subrayó en una entrevista televisiva.
El directivo de la máxima casa de estudios agregó que la eventual renuncia del rector universitario haría mucho más difíciles las circunstancias. Con una universidad descabezada sería mucho más problemático hallar una solución, puntualizó Cortés Rocha.
Mientras, la Comisión de Contacto del Consejo Universitario se reunió ayer con el rector Barnés. Trascendió que durante el encuentro se habló sobre el informe que presentará esta instancia ante el pleno del máximo organismo colegiado de la UNAM.
El Consejo Universitario sesionará el próximo miércoles a las 10 de la mañana, en la antigua Escuela de Medicina, ubicada en el centro de la ciudad, para volver a analizar el conflicto que ya lleva medio año de duración.
Los consejeros recibieron ayer la convocatoria y el orden del día, en donde destaca la evaluación que se hará del actual paro estudiantil.
Y Impresionante despliegue informativo de televisión y radio
De la guerra del Golfo a la marcha en el Periférico
Josetxo Zaldúa Ť Ni siquiera un campeonato mundial de futbol, ni mucho menos la reciente visita papal, merecieron tan espectacular despliegue audiovisual de los medios mexicanos. El referente más cercano se remonta a la guerra del Golfo, cuando la radio y televisión mexicanas se volcaron en cuerpo y alma para transmitir el conflicto armado más moderno del fin de siglo.
Hace ya unas lunas de esos acontecimientos. Ayer viernes dio la impresión de que, en efecto, fuera del DF todo es Cuautitlán. Pero el despliegue comenzó hace por lo menos dos semanas, cuando el Consejo General de Huelga (CGH) anunció una marcha por los carriles centrales del Periférico en dirección sur-norte, partiendo de Televisa San Angel y culminando en Los Pinos.
Desde entonces, ningún medio de comunicación defeño pudo abstraerse ųƑy cómo hacerlo?ų del tema. Sobre todo porque la primera marcha, desde Tv Azteca hasta Televisa sur, terminó como el rosario de la aurora: con un grupo de granaderos perredistas tundiendo gozosamente los cuerpos de los hermanos Pineda. La foto de tan despiadada golpiza apareció al día siguiente en la primera plana de La Jornada (y fue el único medio en hacerlo) gracias al profesionalismo de nuestra colega Rosaura Pozos.
Ayer viernes, sentado ante la televisión y pegado a un microscópico aparato de radio ųni modo de quedarse nada más con una versiónų, quien estuviera suficientemente enajenado (como quien suscribe) pudo asistir a un espectáculo que pretendió reeditar el de la guerra del Golfo. Sólo que los soldados universales brillaban por su ausencia: en remplazo de esos tremendos luchadores inoxidables, y de los lanzagranadas de bolsillo, y de los misiles tierra-tierra super inteligentes, y de los helicópteros hiperartillados, y de las inteligentísimas computadoras que insultan al humano de turno cada vez que mete la pata, habían, en su lugar, varios miles de estudiantes de la universidad, y gente perteneciente a diferentes organizaciones sociales. Por supuesto, había un pequeño ejército de periodistas, y como mil 500 elementos de las tropas del orden público (lejanos ejemplos de las decenas de miles de soldados universales), y nobles caballos (pálidos reflejos de los helicópteros superinteligentes) a cuyos lomos se veía a la raza uniformada, y las emisoras radiales, y las televisoras de Chapultepec-San Angel y del Ajusco.
Condenados al averno
Pero, a diferencia de la guerra del Golfo, o de la visita papal, en esta cobertura los principales actores estaban condenados al averno. Unos, los manifestantes, por paralizar una arteria tan vital ųƑde veras eso es vital?ų como el Periférico, en viernes. šššDios salve!!! Otros, sobre todo los del gobierno del DF, porque sobre ellos pesaba, y pesará, el Ƒjuicio? de la ciudadanía. Si se permitía la marcha por carriles centrales del Periférico, mal, pero si el costo a pagar por no permitirlo hubiera sido la represión, tantito peor. La de ayer viernes era una apuesta, en este país y en sus presentes condiciones, para sepultar a quien esté por una alternativa política y social más tolerante que la actual.
Notable la cobertura de los medios electrónicos, notable por lo masiva, no tanto por lo calificada, que de todo hubo, cual debe. Todo un experimento en el que las preguntas caen, como todo, por su peso. Cierto que el conflicto en la UNAM es muy importante (aunque ya nadie, o casi nadie, sepa a ciencia cierta quién o quiénes manejan, y con qué intereses, los hilos del problema). Sí causa cierto asombro, por lo menos al que suscribe, que un hecho así sea tan importante, o más, que un campeonato mundial de futbol, o que una visita papal, o que un conflicto como el de Chiapas, más añejo ųpor cuestiones históricasų que el de la universidad, o que un tema tan vital como el saqueo a la nación encerrado en un término tan incomprensible como Fobaproa, o que los resultados dramáticos del sismo de hace un mes o que los terribles saldos de las lluvias torrenciales de hace unos días, o que la pobreza endémica de casi la mitad de los casi 100 millones de mexicanos, o que, metidos en honduras, la endeble estructura electoral del país, por decir algo, pues.
El ''ambiente'' había sido creado para que hubiera sangre ųúnico elemento que calma a las fierasų, como sucedió hace tres semanas cuando los granaderos perredistas molieron a golpes a los hermanos Pineda, o como, para no ir más lejos, ocurrió el jueves pasado en Guadalajara, cuando policías panistas le rompieron la cabeza al diputado y barzonista Maximiano Barbosa.
No hubo tal sangre, no hubo esta vez escudazos ni patadas a mansalva contra estudiantes malditamente en huelga. No hubo soldados universales, ni armas inteligentes que suplieran la estupidez humana. Nada de eso. En su lugar ųy todos lo pudimos ver en televisión y oirlo en directo por alguna de tantas emisoras radialesų, se registró la pura negociación, esgrima de argumentos, duelo de antagónicos a la luz de la media tarde, en pleno Periférico, con las cámaras de la televisión y de los fotógrafos, de los micrófonos de las radios y de los bolígrafos de los reporteros sin más cámara que sus ojos, oídos y, sobre todo, sus percepciones.
Ganó, finalmente, el diálogo sobre la barbarie. La disputa, es decir la huelga de la UNAM, seguirá su curso, aunque a muchos pese. A estas alturas del partido es medio obvio que ese río huelguístico se emparenta cada vez más con los, en apariencia, inevitables tiempos políticos nacionales.
Y es que éstos son tiempos extraños, difíciles, complicados. Finaliza el siglo, y muchos morimos en todos los sentidos con él. Por eso crece la incomprensión, que no es otra cosa que la madre de la intolerancia. Se trata de un desafío que compete a toda la sociedad. La UNAM, como Chiapas, el Fobaproa y la injusticia social no son sino el corolario de una catástrofe que sólo usando el sentido común puede ser resuelta en términos de un gran pacto social.
Y ayer, para desmentir lo anterior, una gran nota periodística, más allá del acuerdo al que llegaron manifestantes y autoridades del gobierno de Rosario Robles para que la marcha llegara a Los Pinos por el carril lateral del Periférico, y no por los centrales (lloverán críticas en los próximos días por la ausencia de mano dura), la dio, aunque a muchos duela, Jacobo Zabludovsky, un colega que como pocos ha sido capaz de entender el nuevo signo de los tiempos y que, en lugar de quedarse en los estudios viendo los toros desde la barrera, se coló como un vulgar reportero en el Periférico para, a la postre, robarse el momento para dar una sencilla lección de neutralidad periodística. Dijo Jacobo que, contra pronósticos, la tan temida marcha, hasta ese momento (y faltaban todavía algunas horas para su conclusión) se desarrollaba sin mayores problemas. Aclaró que a él nadie lo insultó, que decidió salir del Periférico montado en una motocicleta porque, y esto no lo dijo, así lo recomendaba el sentido común. Y es que, en tesituras como la de ayer, lo prudente es evitar las imprudencias.
Ese periodista, controvertido como pocos en este país, dio ayer viernes una lección a las futuras generaciones. Siempre hay un momento para ser grande: el asunto es saber cuándo se enfrenta ese momento. Y, sobre todo, estar ahí y a la altura de las exigencias. Y Jacobo ya lo demostró en el terremoto de 1985. El es, aunque a muchos pese, una genuina bestia periodística.
Terminó la temida marcha de los duros de la UNAM sin sangre, sin dramas más allá del entendible enojo y las comprensibles maldiciones de la ciudadanía que sufrió directamente las consecuencias de, no nos olvidemos, una de tantas marchas que la capital de México registra desde hace muchos años. Ojalá esa cobertura que radio y televisión dieron a ese acontecimiento significara que el país todo está a las puertas de una nueva etapa de información y de transparencia informativa. Ojalá que otros temas tan importantes como el de la huelga en la UNAM tengan una cobertura tan generosa y tan plural como la que ayer se registró en los hechos del Periférico.