n "No fomenta" esas decisiones por parte de gobiernos


Ciertas formas de privatización de la educación superior apoya el BID

n Presenta documento sobre políticas de AL y el Caribe en la materia

María Esther Ibarra n Los sectores pobres del país no cursan estudios superiores no tanto por las políticas financieras de las universidades públicas, sino por las deficiencias de los niveles de educación básica y bachillerato y la "inevitable selectividad" de las instituciones, dado que en su mayoría los estudiantes provienen de "familias relativamente privilegiadas", establece el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Para ese organismo, poco puede hacerse para modificar la composición de la población escolar que accede a las universidades. Es así que para mejorar las oportunidades de los jóvenes provenientes de estratos socioeconómicos más modestos, el BID considera indispensable mejorar los primeros niveles de escolaridad, sin disociarlos del sistema de educación superior.

En un documento titulado La educación superior en América Latina y el Caribe, el BID analiza las cuestiones políticas que encara región, entre cuyos puntos destaca el tema del financiamiento de las universidades públicas, sus efectos y consecuencias.

Aun cuando el organismo se declara partidario de "ciertas formas de privatización", sostiene que tampoco es de la idea de que la educación superior sea totalmente financiada cobrando a los estudiantes los costos de la enseñanza o de colegiaturas. Es más, aclara que la decisión de los países de incrementar colegiaturas o mecanismos de recuperación de los costos educativos es un asunto en el cual no influye o fomenta, pues el BID no considera ese punto condición previa para otorgar préstamos a las instituciones de educación superior. Y aunque considera "generalmente válido" el aumento de colegiaturas o de la recuperación de costos de la educación, no pasa por alto algunos riesgos políticos y de iniquidad entre la población escolar.

Al analizar el impacto en la población escolar, afirma que en su mayoría los estudiantes de instituciones públicas provienen de una clase media que va de estratos de "considerable privilegio" hasta los muy modestos. "Como resultado, cuando se reducen los subsidios se corre el riesgo de restar diversidad al claustro estudiantil".

Agrega que aun cuando la equidad y eficiencia indicarían una política de recuperación de costos, los "enfrentamientos y conflictos se derivan de una imposición ino- portuna de esa política". Pero también cuestiona que dentro de las universidades públicas grupos de estudiantes, trabajadores, docentes sindicalizados y claustros de académicos sean "núcleos poderosos" opuestos a reformas académicas o cambios que signifiquen un nexo más estrecho entre financiamiento y desempeño.

Por otra parte, según el BID la mayor parte del financiamiento de las universidades públicas se "basa en la influencia política" o "medidas sumamente simplistas" en función del número de estudian- tes, o en una combinación de ambos factores.

En ese contexto, el BID sugiere que el financiamiento para la educación superior pública debe ser una combinación de recursos gubernamentales y privados, aunque reconoce que en la "práctica son infrecuentes los ejemplos de participación directa" del sector empresarial.