n No hubo en los discursos visos de ruptura después del 7 de noviembre
En medio de reproches y denuncias los cuatro cerraron sus campañas
n Genuina, la competencia política: Labastida; escaseó una cultura de la legalidad, afirmó Roque
n Liberarse de la cargada, pidió Bartlett a priístas; frustración, si se manipula el voto: Madrazo
Enrique Méndez y José Gil Olmos n Los cuatro precandidatos del PRI a la Presidencia de la República cerraron anoche sus campañas igual que como las iniciaron: con reproches, denuncias del excesivo gasto, y la falta de autoridad de la directiva y los órganos encargados del proceso para evitar la desigualdad en la contienda. Y aun cuando no hubo, en los discursos, visos de ruptura después de la elección del 7 de noviembre, sí se deslizaron advertencias sobre los riesgos de no respetar el voto.
Las posiciones de los precandidatos contrastaron. Mientras que Manuel Bartlett convocó a los priístas "a liberarse de la avasalladora cargada, con el voto libre", Roberto Madrazo insinuó que una actitud "retardataria" de manipulación de las elecciones provocaría "frustración y enojo" en quienes confiaron en la oferta democrática del PRI. En un sentido opuesto, Francisco Labastida afirmó que hubo una "genuina competencia política", se comprometió a aceptar los resultados de la contienda interna, e incluso subrayó que él sí tiene "la camiseta bien puesta" pues no son los priístas lo que están a la "pepena de inconformes desleales".
En tanto, Humberto Roque enfocó su último discurso como precandidato a señalar que en el país hace falta una cultura de la legalidad, y que los priístas deben defenderla "no en la retórica ni en las buenas intenciones". Con un reloj para cronometrar el tiempo de su discurso, derivó su alocución hacia preocupaciones ecológicas.
Ante la clase política priísta, reunida en el auditorio Plutarco Elías Calles de la sede nacional del tricolor, los cuatro presentaron sus últimas ideas como precandidatos, en una ceremonia transmitida en vivo por televisión.
"Dedo acusador" del ex
gobernador de Puebla
Manuel Bartlett Díaz desgranó críticas severas al partido, a sus dirigentes, a quienes condujeron la contienda, todos ellos sentados en la primera fila. "Hace dos semanas -los señaló con un dedo acusador-- dije aquí que la competencia no ha sido equitativa y ustedes lo saben".
El ex gobernador de Puebla recibió ovaciones conforme avanzaba en su discurso. La disciplina, dijo, degeneró en sumisión del partido, primero ante la burocracia política y luego ante la tecnocracia. "El PRI -subrayó-- fue condicionado a olvidar su ideología y buscar los signos de la voluntad vertical para irse a la cargada, nuestra organización se vio sometida a la consigna, se arraigó así una cultura contraria a nuestras raíces democráticas y populares. Esto ya no debe, ya no puede ser así".
Por ello, y en referencia a Labastida y Madrazo, dijo que un partido que pretende ser democrático ya "no puede plegarse a la voluntad vertical, al dedo; tampoco a los excesos publicitarios".
Consideró que ahora que los priístas conquistaron formalmente la atribución de elegir a su candidato presidencial, debe hacerse realidad con una votación, el domingo 7, que acabe con la "era de la cargada, la consigna, el dinero, los intereses". Ese día, recalcó, debe terminar el dominio de la burocracia.
Como lo ha hecho en estos días, convocó a los electores a no desperdiciar esta oportunidad y a no permitir un retroceso dentro del tricolor. Planteó que aun cuando su propuesta le aseguraría el triunfo, él no se engaña ante la realidad.
"No debemos cerrar los ojos y volver al silencio. No ha habido competencia acorde a las reglas. Los gastos han sido escandalosos y han rebasado los topes acordados. La cargada ha sido avasalladora y no se ha retirado. La desviación de recursos ha sido denunciada en vano, y ustedes lo saben", dijo señalando con el índice a los dirigentes.
Enseguida, dijo que a pesar de esas irregularidades él no bajó la intensidad ni la claridad de su propuesta, y reprochó que ante sus denuncias el PRI simplemente le impuso "una sordina".
Empero, resaltó que "por inequitativa que haya sido" la competencia, él no claudicará, al contrario, vigilará de cerca el desarrollo de la votación, que no aceptará los acarreos, las cuentas sin sustento, ni los resultados inverosímiles. Bartlett Díaz depositó su única confianza en que el sufragio será libre.
La decisión de quién debe ser el presidente, abundó, es del pueblo "no un capricho de grupos, ni de intereses; ni fruto del poder o del dinero" y remató: "un presidente no se improvisa, no se inventa".
Como su última esperanza de triunfo, urgió: "Necesito el voto libre de la gente".
Tengo manos limpias y frente en
alto: el sinaloense
Contrario al poblano, Francisco Labastida quiso resaltar que el PRI tiene hoy mayor vigor, ímpetu y confianza en su futuro, no como han pretendido algunos al anticiparle responsos y celebrarle novenarios. El sinaloense fue el único en darle un crédito al presidente Ernesto Zedillo, pues dijo: "Ha sido él, sin duda, quien inició el cambio".
Primero en el turno -las posiciones fueron sorteadas previamente--, Labastida dijo que terminaba su precampaña como la inició, "con las manos limpias y la frente en alto", y con el ofrecimiento de honestidad, soluciones y buenos resultados.
En distintos momentos insistió que lo más importante para los priístas el 7 de noviembre es fortalecer la unidad, pues lo que está a prueba no es el PRI, sino la integridad y la lealtad de los contendientes.
Dijo que en Guanajuato, con la concertacesión del gobierno del estado, se equivocó el rumbo del país y se torció el desarrollo democrático. "Defendamos el proceso que ahora realizamos. Es la mejor garantía de que esos tiempos no volverán".
Una vez más retomó fragmentos de los discursos de Luis Donaldo Colosio y advirtió sobre "un México de promesas incumplidas, que exige justicia; de ingresos que no alcanzan, de pobreza y marginación".
Por su parte, Roberto Madrazo Pintado dijo que él ha creído y confiado en que la facultad de decidir quién será el candidato del PRI a la Presidencia efectivamente se trasladó "a la voluntad y a la conciencia de la gente", así como en el compromiso del partido de realizar un proceso limpio, equitativo y democrático, sin intromisiones del aparato público.
"Sin embargo -denunció--, hay insistencia en resolver este proceso con fórmulas agotadas hace tiempo. Hemos visto, con abundante evidencia, que los reflejos y las inercias regresivas intentan imponerle a la forma de lo nuevo, el contenido de lo viejo".
Confió en que la elección del domingo "no será un eslabón más en la cadena del viejo modelo" político del PRI, y consideró que el 7 de noviembre los electores discernirán y elegirán "entre lo que importa y lo que no; entre lo que queremos y lo que se nos impone; entre lo trascendente y lo insignificante; entre lo que enaltece y lo que denigra, y entre la verdad y la mentira".
Madrazo Pintado aseguró que el PRI sólo se fortalecerá si salda sus deudas históricas; recuperar la confianza de los electores, dijo, depende de que el partido ubique nuevamente a la gente en el centro de sus transformaciones políticas.
Un nuevo pacto político
Como en su discurso de la tarde, en Chapultepec, el tabasqueño advirtió que la unidad del partido no se cumple por mandato, sino por convicción; no sometiendo, sino convenciendo, y a través de una organización combativa y moderna.
Insistió en su planteamiento de que es necesario establecer un compromiso con la reconciliación nacional y la construcción de un nuevo pacto político, y concluyó: "Vamos a votar por nuevas respuestas a los viejos problemas que muchas veces nos han pretendido resolver y no se ha cumplido la promesa, convirtiéndose así en palabra hueca. Con el PRI sí se puede".
Riesgos sociales
Humberto Roque utilizó gran parte de sus 13 minutos en referirse a los riesgos sociales que implica seguir dañando la naturaleza del país. "Hoy -dijo-- poca gente verdaderamente ha hecho conciencia sobre el tema del agua, de la tierra y del aire".
Dedicó unas líneas a los escasos ingresos de los trabajadores mexicanos, a los ancianos, a las mujeres, y planteó que el PRI debe cuidar "que no se desperdicie ningún factor humano que tiene la capacidad, el talento y la creatividad".
Roque Villanueva fue el único que atendió el llamado presidencial del domingo 24 de agosto en el Campo Marte, y agradeció "la gran oportunidad" que le brindó el partido de participar en esta contienda. "Nadie -aceptó-- hubiera pensado que esta oportunidad se nos pudiera dar, disponiendo de pocos recursos económicos y tratando de inculcar y de fomentar los valores morales".