Necesariamente, uno de los de los dos tiene que estar equivocado.
Esto porque tanto Francisco Labastida Ochoa como Roberto Madrazo Pintado --mencionados en orden alfabético-- se proclamaron ayer seguros vencedores en las elecciones de candidato presidencial del PRI que se realizarán el domingo venidero.
Las últimas encuestas, dadas a conocer precisamente el día que se cerraron las actividades proselitistas, dan como casi seguro vencedor al ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Sinaloa. Sin embargo, en caso de que las votaciones resulten tan reñidas como diferentes fueron las apreciaciones de los observadores en los dos actos de cierre, puede decirse que el triunfador se conocerá hasta que se hayan recontado los votos en los 300 distritos electorales del país.
Lo que dijeron los precandidatos pasó a segundo término. Lo notable de las crónicas de primera mano - habrá que ver lo que diga esta mañana la prensa escrita - fue la actitud comprometida, de intensa simpatía o de profundo antagonismo que demostraron casi todos los observadores, ya fueran simples militantes o reporteros de los medios de comunicación.
En aras de esas inclinaciones o distanciamientos se hizo mucho énfasis en la cantidad y en la calidad de los asistentes a los mítines de los principales aspirantes a la nominación tricolor, pues pese a su amplia presencia en los medios electrónicos de comunicación, Manuel Bartlett Díaz y Humberto Roque Villanueva, los pronósticos los ubican muy retrasados.
Los simpatizantes del político sinaloense aseguran que fueron más los concentrados en el Monumento a la Revolución, pero los seguidores del gobernador de Tabasco con licencia opinan lo contrario: que fueron muchos más los congregados en Chapultepec, frente al Hemiciclo dedicado a los Niños Héroes.
Es bien conocido que prácticamente todos los partidos recurren al acarreo de simpatizantes para sus actos masivos, pero esta vez los comentarios hicieron especial énfasis en el origen de los asistentes a las concentraciones, la cantidad de autobuses utilizados y la calidad de ``lonches'' repartidos. Todo con la finalidad de destacar que el contendiente no tiene el respaldo popular del que presume.
Por estas ``demostraciones de fuerza'', el cierre oficial de campaña, con los cuatro fantásticos reunidos en el auditorio de la dirigencia nacional de su partido, fue en realidad un acto de trámite que aprovecharon sobre todo Roque Villanueva y Bartlett Díaz, quienes carecieron de recursos para efectuar actos masivos.
La cosecha
Sólo una amonestación recibió el gobernador de Chiapas, Roberto Albores Guillén, por parte de la dirigencia del PRI por su evidente apoyo a la precandidatura de Francisco Labastida Ochoa. Sin embargo, los conocedores sostienen que su castigo real vendrá muy pronto, una vez realizadas las votaciones internas del tricolorÉ También en Chiapas, concretamente en San Cristóbal de las Casas, se produjo un importante suceso de la Iglesia católica, de gran trascendencia para toda la vida nacional: presentó su renuncia como obispo, por límite de edad, el controvertido Samuel Ruiz García. La diócesis queda a cargo del obispo coadjutor Raúl Vera, en tanto El Vaticano decide si lo ratifica o designa a otro prelado. Resultó muy significativo que a la ceremonia oficial de renuncia asistieron obispos de otras partes del país, pero no los titulares de las otras diócesis de ChiapasÉ