Pierde la guerrilla fuerza militar: Eduardo Pizarro


Vuelco colombiano hacia la paz

Marcela Aldama * La creciente movilización social en Colombia a favor de la paz, así como una mayor participación de la comunidad internacional para apoyar ese proceso, aunado al retroceso militar de las guerrillas en la nación sudamericana, permiten vislumbrar una solución a la guerra más antigua de América Latina, sostiene Eduardo Pizarro Leongómez.

En entrevista con La Jornada, el director del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, considera que si bien el proceso no será fácil, la gran marcha nacional que el domingo 24 de octubre concitó la participacion de 12 millones de colombianos que demandaron paz, "refleja esa ruptura entre quienes creen que es posible salir armados y la opinión pública nacional que es mayoritariamente favorable a las salidas de carácter negociado al conflicto".

El académico, hermano del asesinado ex comandante del otrora grupo insurgente M-19, Carlos Pizarro, destaca que el retroceso militar que han registrado las guerrillas en su país es producto de la creciente intervención militar de Washington. "Colombia es el tercer país que recibe ayuda militar de Estados Unidos, después de Israel y Egipto. Este año recibió entre 300 y 400 millones de dólares en ayuda militar, con la más alta tecnología experimentada en las guerras de Irak y Kosovo, y se calcula que este respaldo se va a multiplicar en los próximos años".

En consecuencia, agrega, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) "han perdido la iniciativa militar, y la han perdido irremediablemente, porque frente a la tecnología militar que se está introduciendo en Colombia es imposible que las guerrillas la puedan equilibrar".

Luego de que en los últimos tres años las FARC mantuvieron una serie de éxitos, ello se ha revertido y en lo que va del año han perdido a 800 hombres, lo que equivale a 8 por ciento de su fuerza militar, precisa.

Pero Pizarro descarta, al menos en el corto o mediano plazos, una intervención militar estadunidense en su país. Explica que "sí existe un plan de contingencia para una eventual intervención militar" que, considera, podría ser de tres tipos: "Unilateral de Washington; un ejército interamericano, que como todos sabemos esta compuesto por unos 15 mil norteamericanos, tres argentinos y dos haitianos, o una intervención de cascos azules de Naciones Unidas".

"Este plan de contigencia,es un plan hipotético, que no está previsto ni a corto ni a mediano plazos", insiste, y subraya que se vislumbraría bajo tres escenarios:

El primero sería un "colapso del Estado colombiano"; un segundo lo representaría el ''riesgo de balcanización", pues "en el imaginario del Pentágono ve la posibilidad de que Colombia se convierta en la Birmania latinoamericana", en la que la guerrilla controle una vasta zona en el sur del país, donde está localizado el tráfico de drogas. Y un tercer escenario es "el riesgo de que Colombia afecte gravemente la seguridad regional, poniendo en peligro el estratégico petróleo venezolano y el control por parte del Estado panameño al Canal de Panamá", así como la seguridad de los países andinos.

En relación con el narcotráfico, Pizarro considera que Colombia continuará como país productor de drogas o exportador, "en la medida que subsista el mercado norteamericano de 13 o 14 millones de consumidores en Estados Unidos". Estima que entre 30 y 40 por ciento de las tierras aptas para la agricultura y la ganadería en Colombia están en manos del narcotráfico, pero resalta que de lograrse una solución al conflicto armado, se podrán destinar mayores recursos para combatir el tráfico de estupefacientes.

Al analizar el papel de los grupos paramilitares de extrema derecha en el conflicto, Pizarro ųquien participó en el seminario Cultura, Violencia y Ciudadanía en América Latina, celebrado hace unos días en Cuernavacaų señala que estas organizaciones "hay que combatirlas militarmente, y hay que debilitarlas militarmente", a fin de desmantelarlas en su totalidad.

Aunque se avizora como un proceso complejo, Pizarro es optimista de que se logre una solución negociada al conflicto. Asevera que en Colombia, donde se realiza 50 por ciento de los secuestros en el mundo, "el clima de amenaza es colectivo", tras recalcar que en los últimos meses fueron asesinados tres profesores universitarios.

"Ningún colombiano puede decir que no tiene ningún miembro de su familia asesinado, o un amigo asesinado, o una persona conocida asesinada. Incluso alguna vez me tocó cambiar una lista de teléfonos, porque prácticamente todas las personas que estaban en la lista habían sido abatidas durante el último año", concluye.