n Banderas del Frente Amplio, mayoría; caravanas de contagiosa felicidad


Montevideo, surcada por la pasión de los votantes

n Al atardecer, 85% de votantes había cumplido su deber; Tabaré Vázquez, sin duda, el festejado

Stella Calloni, enviada, Montevideo, 31 de octubre n La gran fiesta comenzó anoche cuando miles de uruguayos en automóviles, en motos o en humildes carros tirados por caballos se lanzaron a las calles, la mayoría casi absoluta enarbolando banderas del Frente Amplio, pero este día Montevideo fue literalmente invadida por estas caravanas que pusieron un inusitado color y una contagiosa alegría en toda la ciudad con el sonido de sus bocinas, en las últimas elecciones nacionales del siglo.

Después de las campañas electorales, a toda orquesta, en las que Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) logró reunir cerca de 400 mil personas, en la movilización de hoy nuevamente se puso en evidencia que el favorito en la gran fiesta popular espontánea fue el candidato de esta coalición de centroizquierda, el médico Tabaré Vázquez.

Del espíritu democrático local -quizás uno de los más definidos en esta región- dieron cuenta las cifras cuando al medio día había votado más de 30 por ciento y al atardecer se calculaba que 85 por ciento de los votantes ya habían cumplido con su obligación electoral.

Será difícil que en otro país de la región se repita esta imagen increíble de civilizada alegría que marcó toda la instancia comicial de este 31 de octubre, fecha además de brujas -un hallowen a la uruguaya- que estuvo presente en los disfraces y máscaras de los niños.

Pero sin duda entrar al Cerro, el barrio más populoso, a unos 20 kilómetros del centro de esta capital hacia el oeste, donde se levanta la magnífica fortaleza que defendía a Montevideo y el faro que guiaba a los barcos, es una experiencia casi única.

Allí era difícil encontrar una bandera que no fuera la roja, azul y blanco del FA en las casas del barrio, mientras grupos familiares ya comenzaban a caminar hacia el lugar donde se había demarcado el espacio para los festejos del Frente Amplio.

Edificado en la falda del cerro de la fortaleza, el barrio del mismo nombre surgió de los trabajadores de los frigoríficos que levantaban allí sus humildes viviendas y ahora se extiende con esa típica característica de un conglomerado urbano donde aquellas casas precarias han mejorado notablemente, aunque se mantienen las vastas zonas marginadas. El Cerro fue uno de los barrios más golpeados durante la pasada dictadura militar (1973-1985).

Adriana, una joven que nació en el lugar, cuenta que en ese entonces el ejército solía cerrar la entrada del puente que lo une con esta capital, dejando literalmente prisionero al barrio y a su gente. Asimismo, cerraban calles y allanaban todas las viviendas. Uruguayos simpatizantes del Frente Amplio se lanzaron a las calles para celebrar la victoria de TabarŽ V‡zquez n Fotos: Ap y Reuters

Me muestra el aljibe antiguo, ya en desuso, donde su bisabuelo guardaba, envueltos en nylon, los discos de Alfredo Zitarrosa o los Olimareños, que eran piezas "clave" para los militares que intentaban ubicar a los simpatizantes de izquierda.

Casi todos los vecinos tienen algo que contar sobre aquel momento. Por eso este día, a las 16 horas, ya El Cerro era una fiesta, donde ondeaban las banderas y se escuchaban las canciones y el repique de los tambores, en un conmovedor festejo.

No eran, sin embargo, sólo los más humildes los que hacían ondear las banderas frenteamplistas, o se envolvían en ellas, sino que se podía observar en ese largo recorrido por las calles de Montevideo, donde el FA ha extendido su presencia política no sólo entre artistas, profesionales o sindicalistas agremiados, sino en una clase media que también reclama el cambio.

En uno de sus últimos mensajes, Tabaré Vázquez, dijo proféticamente "que los resultados del domingo marcarán la voluntad del pueblo uruguayo de producir cambios".

Y es cierto que al definirse el nuevo mapa parlamentario -más allá de la propia presidencia- hay ya un cambio profundo en la vida política del país. Asimismo, el cambio ya ha sucedido para los partidos tradicionales, que asistieron a la aparición del FA, como un tercero que sólo rozaba los bordes del bipartidismo.

El nuevo Parlamento expresará ese cambio, ese huracán de frescura, como le llaman algunos, y esto alcanza a los sectores rurales, casi siempre mantenidos en el circuito tradicional por la desinformación y el aislamiento. Esto también se ha modificado.

No hay que ir a principios de siglo. Hace sólo 30 años atrás ambos partidos tradicionales el Colorado y el Nacional (Blanco) recibían 90 por ciento de los votos. Ahora el FA se ha convertido en la fuerza política más importante por sí sola. En apenas 30 años, con la dictadura como una enorme fractura en el medio, ha habido una gran transformación política, y se trata ahora sólo de un cambio constitucional, como señalan los analistas, que se está viendo en esta abrumadora presencia.

Incluso se analiza que la transmisión de la identidad política a nivel familiar es mucho más fuerte hoy en el Frente Amplio, mientras que se revela un desgaste histórico de los tradicionales, a tal punto que a estas horas algunos analistas estiman que la dictadura realmente afectó más a estas fuerzas y logró, como un boomerang, que se afianzaran y crecieran las nuevas.

Este día, en una ciudad surcada por la alegría y hasta la pasión de los votantes, sin incidentes, sin los lamentables agravios de algunos partidos en los últimos tramos de la campaña, Uruguay dio un ejemplo cívico nada común.