Policías auxiliares, las víctimas de malos manejos


Casas fantasma y fraude real

Bertha Teresa Ramírez n En el abandono y perdidas a la mitad de un páramo del municipio Villa Nicolás Romero, en el estado de México, pueden verse las ruinas de 100 casas -de un proyecto de 431- que serían otorgadas a comandantes y tropa de la Policía Auxiliar.

El fraccionamiento denominado el Portal de San Pedro es más bien, según agentes, ''el reflejo del portal del infierno que es esa corporación'', y hasta ahora un testigo mudo de los fraudes que se fraguaron a la sombra de una de las asociaciones civiles fomentadas desde la dirección de esa policía, llamada Casa para la Policía Auxiliar, AC.

Lo primero que llama la atención en este lugar es que el Portal de San Pedro se encuentra en los confines del municipio, a más de dos horas del Distrito Federal, oculto entre serranías, milpas e intrincados caminos de terracería en donde difícilmente se ven circular transportes, situación que haría muy difícil a los guardianes cumplir con la puntualidad de su horario, que se inicia antes de las siete de la mañana.

 

''No importa que estén

hasta el fin del mundo''

 

Frente a las ruinas en que están convertidas las viviendas, el policía auxiliar Jorge Millas relata que en 1995, cuando él llegó a la corporación, las casas ya estaban totalmente terminadas y eran los propios comandantes quienes las promovían entre el personal a condición de que aportaran 10 por ciento del costo de los inmuebles -que en ese tiempo tenían un precio de 70 mil pesos- o bien aceptaran que se les descontara de su sueldo 170 pesos al mes y que los recursos fueran canalizados a la asociación civil Casa para la Policía Auxiliar del Distrito Federal, presidida por un señor de nombre David Jiménez, cuyas oficinas se encontraban en el interior de las propias instalaciones policiacas.

Después de cinco años, el agente Millas y su familia aún se preguntan por qué la aspiración de contar con una En un p‡ramo ubicado en Villa Nicol‡s Romero, a m‡s de dos horas del Distrito Federal, viviendas que nunca fueron habitadas son pruebas de la corrupci—n n Foto: Cristina Rodr’guez casa -''aunque estuviera ubicada hasta el fin del mundo''- no se hizo realidad ni para el personal de tropa, para el cual se iban a construir 331 viviendas, ni para los comandantes, a los que se les iban a otorgar cien casas y que entonces eran animados a comprarlas por el propio director de la Policía Auxiliar, Pablo Ignacio Monsalvo, quien en 1995 inauguró las 100 ya concluidas.

Nada parecía enturbiar la posibilidad de obtener un patrimonio. ''Lo teníamos prácticamente al alcance de la mano, las viviendas estaban concluidas, tenían calentadores, tinacos, lavaderos, puertas y ventanas, incluso a algunos policías les dijeron que escogieran su propiedad y que dieran el enganche o los 170 pesos al mes. Lo que nunca nos dijeron fue cuándo nos las iban a entregar. Pensamos que si las casas estaban terminadas, sólo tendrían que darnos posesión''.

Poco tiempo después, la asociación civil empezó a difundir que las casas no tenían drenaje ni coladeras y que era necesario ver quién les podía ayudar a terminarlas, porque la constructora ''nos quedó mal, se fue sin terminar los detalles finales y ahora se tendrá que buscar la forma de financiarnos''.

El agente citó versiones en el sentido de que poco después de que el actual secretario de Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero, diera a conocer que el desvío de recursos en la Policía Auxiliar ascendía a cinco millones de pesos, la asociación civil Casa para la Policía Auxiliar del Distrito Federal empezó a devolver el dinero a algunos policías, aunque sin intereses y exigiendo el recibo de pago de enganche o de descuentos en nómina.

 

Posible venta del terreno

 

El problema es que hasta antes de que Gertz señalara las irregularidades, esa asociación no había dado las casas ni había regresado el dinero. ''Ahora es probable que nos devuelvan lo invertido, quizás con recursos de la propia corporación, y luego vendan el terreno. Lo único que la asociación decía era que no había recursos para financiar las 331 viviendas que se iban a destinar a la tropa, a la cual desde hacía una década le estaban descontando de la nómina. Tal vez ahora este asunto se arregle para evitar más escándalos con todo lo que se está encontrando en la policía, y debido a que si se practica una auditoría del ejercicio 1995-1996, van a ver que hubo dinero que se les dio y que se perdió''.

A la entrada del fraccionamiento permanece un letrero donde se informa que ahí se construirían ''331 viviendas'', y que las fuentes de financiamiento provendrían de Banco de México, Banejército y Casa para la Policía Auxiliar del Distrito Federal, AC.

Como constructora de las viviendas se señala a PAU, SA de CV, y empresas filiales; Urbanización MAS Construcciones; edificación a cargo de Impulsora Hemasa, SA; coordinación técnica de obras, Concretos del Norte, y como responsable del proyecto se menciona al arquitecto Armando Franco Rovira.

En Portal de San Pedro, policías auxiliares que sueñan con que algún día tendrán sus casas, se turnan para mantener una guardia de seis elementos y una patrulla; ahí custodian día y noche lo que queda de las viviendas. Sólo comentan: ''Estos son intereses de los comandantes y cualquier indiscreción nos costaría el trabajo''.