Le falló la vieja cargada al nuevo PRI
Raúl Llanos y Ciro Pérez Silva * La cargada le falló al PRI.
En la amplia explanada de la sede nacional del PRI, Jesús Silva Herzog, Roberto Campa y Silvestre Fernández, precandidatos de su partido al Gobierno del DF, apenas lograron convocar a mil simpatizantes para la clausura de sus campañas, donde lo único intenso fue el sol de la mañana.
Al término del acto las justificaciones no se hicieron esperar. El dirigente nacional del tricolor, José Antonio González, adujo: "Yo insistí en que no quería gente en contra de su voluntad, y que más valía que sobraran espacios y no que faltaran". Oscar Levín, secretario general del PRI-DF, reconoció: "Hubo un error de cálculo de la dirigencia local", mientras que Paloma Villaseñor, del equipo de Roberto Campa, expresó: "Sólo nos dieron cien boletos por precandidato".
El del "nuevo PRI" fue un acto desangelado, que no prendió, a pesar de los mariachis que desde temprano amenizaron la ceremonia de clausura.
Tampoco los discursos, porras o consignas lograron despertar a la gente, como tampoco lo hicieron los 6 mil litros de café que se repartieron a los asistentes.
La situación fue tal que algunos presentes sólo esperaron que hablara su precandidato y se retiraron del lugar.
La hora fijada para empezar el acto debió retrasarse, con la esperanza de que pudieran ocuparse el mayor número posible de las cinco mil 800 sillas instaladas desde las ocho de la mañana, pero todo fue inútil, por lo que una vez que dio inicio el acto formal, trabajadores del Revolucionario Institucional empezaron a desmontar a toda prisa los lugares no ocupados.
En la primera fila, la dirigencia priísta: José Antonio González Fernández y Dulce María Sauri Riancho, flanqueados por Emilio Mújica, árbitro de la contienda, y Manuel Aguilera, dirigente capitalino del tricolor, luego los tres aspirantes a la jefatura del DF.
Detrás de ellos un contingente de antorchistas, y atrás de la valla un grupo de hombres y mujeres vestidos de negro, apoyando a un "tipo rudo" para una "ciudad violenta".
Dispersos, por aquí y por allá, simpatizantes del ex titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Roberto Campa, quien en los 60 minutos que duró el acto mostró una actitud seria, ni siquiera sonrió para la foto cuando Manuel Aguilera los llamó al estrado para demostrar que hay unidad y levantarles la mano.
Al término de la ceremonia, Campa Cifrián apenas se despidió de la dirigencia nacional y salió molesto, a toda prisa. Tras de sí, un grupo de reporteros.
--Se le vio molesto en todo el acto, Ƒa qué se debe?
--No fue un acto como para ser disfrutado... no tengo el favor de Antorcha (Popular), pero ahí estamos.
--ƑQué significa eso?
--Que había un acuerdo de que no habría grupos de apoyo y resulta que hay uno perfectamente identificado de apoyo; me parece que tenemos que cumplir con las reglas, con los compromisos... sin equidad no se puede estar satisfecho.
Así cerró el "nuevo PRI" el acto previo a sus elecciones del 7 de noviembre, y quedó ahí también la frase de su dirigente capitalino: "Muchos mexicanos, la mayoría, va a confiar en nuestros compromisos. No podemos defraudarlos".