La Jornada domingo 31 de octubre de 1999

Antonio Gershenson
Reservas petroleras: dobles cifras

FUERA DE NUESTRO PAIS se está difundiendo cada vez más el nuevo conjunto de cifras sobre las reservas petroleras mexicanas. El caso más reciente es el de la revista especializada Oil and Gas Journal que, en su número correspondiente a la semana que está terminando, dice que "la reducción de 45 mil millones de barriles a 24.7 mil millones ha recibido mucha atención".

Dice también que las cifras más recientes fueron auditadas por Netherland Sewell y por DeGolyer & McNaughton, compañías con oficinas centrales en Dallas dedicadas a la ingeniería de depósitos y yacimientos. En realidad, más que una caída real se trata de una rectificación que, dentro del país, no se ha asumido como tal.

Como hemos escrito en otros momentos, la rectificación se inicia cuando el petróleo fue otorgado como garantía del macropréstamo y se reclamaba una verificación de cuánto petróleo había en realidad. El comportamiento de los datos oficiales de reservas dejaba demasiadas dudas. Por ejemplo, por decreto se llegó a decidir que las reservas siguieran idénticas a las del año inmediato anterior, lo cual hubiera implicado que las nuevas reservas probadas fueran idénticas en volumen a las cantidades extraídas en el año, región por región, con ocho cifras exactas. Estadísticamente, esto es casi imposible.

El hecho es que se inició un proceso de revaluación total de las reservas petroleras mexicanas. El trabajo lo hizo Pemex, usando la metodología, y bajo una cierta supervisión, de las empresas mencionadas. En 1996 se revaluó la Sonda de Campeche o región marina, en 1997 la zona sur, y en 1998 la zona norte. En la Memoria de labores de Pemex, que generalmente se da a conocer el 18 de marzo de cada año, en la edición de 1999 que corresponde a datos de 1998, se proporcionó ya la información completa de reservas revaluadas. Pero junto y adelante de ella, se publicaron también las cifras elaboradas conforme a la metodología anterior. Colocarlas al principio, les da incluso cierta prioridad. Al mismo tiempo, en la nota de pie de página de la primera de las tablas en las que se usa la metodología nueva, se dice que esas reservas fueron "evaluadas aplicando las definiciones, métodos y procedimientos aceptados por la industria petrolera internacional". Esto implica que las cifras "viejas" no son aceptadas por esta industria.

Sin embargo, en otros casos posteriores la información oficial se limita a las cifras abultadas de la vieja metodología. Es el caso de los anexos del reciente Informe Presidencial. Y en el cuerpo del mismo informe, al darse un dato con la nueva metodología, además de que se mezclan las cantidades de crudo y gas, no se habla de las reservas probadas, sino de las llamadas totales, que incluyen las no probadas. Sobre esa base concluyen que las reservas equivalen a 37 años de la producción actual anual.

En realidad, debemos considerar esa relación para evaluar las reservas por cada energético y cada región. Las reservas de Chicontepec no se pueden sacar por la Sonda de Campeche. En esa región marina se producen las tres cuartas partes del crudo mexicano, y las reservas alcanzan para 15 años de la producción real. En la región marina suroeste, el crudo alcanza para cinco años y el gas que lo impulsa hacia el exterior, para poco menos de cuatro años.

Confiemos en que, en aras de la transparencia, termine pronto esta especie de doble contabilidad petrolera. *