El trabajo femenino, creciente pero mal remunerado
Difícil igualdad
Dpa, Nueva York n Desde 1980 la fuerza de trabajo femenina ha sido más numerosa que la masculina en casi todo el mundo por la globalización, pero se ha visto afectada por los ajustes económicos, especialmente las mujeres más pobres, según la ONU.
En un documento presentado en Naciones Unidas y titulado Estudio mundial sobre el rol de la mujer en el desarrollo. Globalización, género y trabajo, se indica que la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral se ha traducido en empleos de bajos salarios y en condiciones inferiores a las que podrían conseguir los hombres, lo que la ha transformado en el "eslabón débil" de la cadena.
"La globalización ha afectado tanto a las mujeres de los países desarrollados como de aquellos en desarrollo, pero su ingreso al mundo del trabajo se ha visto alterado por condiciones completamente distintas, por supuesto mejores en el norte que en el sur del mundo", dijo al presentar el documento Angela King, consejera especial del secretario general de la ONU, Kofi Annan, en asuntos referidos a la mujer.
La globalización ha tenido un aspecto positivo, según algunos, porque ha creado el trabajo "flexible" para las mujeres, es decir, ha difundido el trabajo a tiempo parcial en el sector informal y el realizado en la propia casa, se apunta en el documento elaborado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU.
Según otros, en cambio, la flexibilización laboral -sin seguridad ni cobertura social- y la disminución de las diferencias de salarios entre hombres y mujeres ocurridas en algunos sectores son expresión del empeoramiento de las condiciones de trabajo masculino más que del mejoramiento de la situación de la mujer.
En el texto se señala, por otra parte, que en la mayoría de los países de Africa más de un tercio de las mujeres trabajan en el sector informal. En países como Indonesia, 65 por ciento se ocupan en el sector informal, mientras en ciudades como Lima -la capital peruana-, ese porcentaje llega a 80 por ciento.
Sin embargo, en los países en desarrollo gran parte de las mujeres sigue trabajando en la agricultura, pese a que en esas naciones, en su conjunto, la mano de obra femenina representaba 70 por ciento en 1965 y ahora es poco más de 50 por ciento.
Con todo, el salto más importante se ha verificado en las naciones de esta clase que se han industrializado rápidamente y cuya economía está impulsada por las exportaciones.
Gracias, en gran parte, a la radicación en esos países de multinacionales que producen todo lo que requiere mano de obra poco calificada, el crecimiento económico ha estado asociado a una masiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo.
Un ejemplo de esto ha sido Bangladesh, que en 1978 tenía cuatro industrias importantes y en 1995 llegó a tener 2 mil 400, que empleaban 1.2 millones de personas, 90 por ciento de las cuales eran mujeres no mayores de 25 años.
Si bien Bangladesh constituye un caso extremo, los expertos de la ONU estiman que fenómenos similares se han producido en República Dominicana, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras, entre otros países.
Tanto en República Dominicana como en Guatemala, unas quinientas industrias del vestido y textiles en cada país dan trabajo a 166 mil obreros en cada uno, 60 por ciento de ellos son mujeres en República Dominicana, mientras 80 por ciento lo son en Guatemala.
En El Salvador y en Costa Rica, de las 50 mil personas empleadas en empresas textiles ligadas a la exportación en cada país, el 78 y el 65 por ciento son mujeres, respectivamente.
Según los expertos de Naciones Unidas, los gobiernos deberían implementar políticas dirigidas a satisfacer las necesidades de las mujeres que trabajan en el sector informal y a tratar de evitar las políticas de segregación laboral por sexos.
Asimismo deberían trazar políticas destinadas a conciliar el trabajo con las obligaciones familiares, así como a fomentar la seguridad laboral.