n Culminó foro en el Centro Nacional de las Artes
En la obra de Goethe nada es monocromático: Juan Villoro
n Para el poeta la música era algo elevado sobremanera, dice Vela
n Montó sus ideas sobre ciencia en alas metafísicas: Kretschmer
Arturo Jiménez n Como verdaderos continentes desconocidos se revelan las amplias regiones de la obra de Goethe que todavía se encuentran fuera del dominio general. Novela, música, ciencia (''o lo que él entendía como tal"), filosofía y hasta economía, casi nada escapaba a la mirada, la reflexión y la imaginación del autor de Fausto, uno de sus 143 libros.
Juan Villoro, por ejemplo, luego de hablar del goethismo de Goethe (1749-1832) y de la observación que de sí mismo hacía el poeta alemán para explorar al ser humano y la naturaleza, abordó Afinidades electivas, novela de madurez en la que las parejas amorosas se recombinan y los personajes devienen ''mártires de la libertad".
Durante la segunda y última sesión del coloquio Johann Wolfgang von Goethe. Poeta alemán-genio universal, ayer en el Centro Nacional de las Artes, Villoro dijo que la premisa del escritor son las afinidades de la pareja como algo similar a lo que sucede con las afinidades en la química.
Esta obra generalmente se había entendido como una reflexión sobre el matrimonio y una crítica del adulterio, ''pero en Goethe nada es monocromático", pues si consideraba a la felicidad como un ''desorden contranatura", también decía que la unión oficial de las parejas era un acto contra la naturaleza del ser humano.
Sin embargo, planteaba que el matrimonio era algo ganado por la cultura a la naturaleza. Y Villoro ponderó en broma: este bien podría ser un libro de autoayuda, tanto para los adúlteros como para las esposas demasiado virtuosas.
Luego de recordar que el poeta alemán se casó tardíamente, ''posponiendo algo que no quería asumir", ubicó el universo de Afinidades electivas: desde el paganismo hasta el cristianismo, pasando por el uso de símbolos.
La medicina del alma
Casi al término de su participación, Sergio Vela leyó un texto de Goethe en el que describe a la música con alas angélicas, atravesando el espíritu del hombre. Y es que el poeta, dijo Vela, consideraba a la música como algo extraordinariamente elevado. ''La entendía como medicina del alma, con un efecto fortísimo''.
Vela contó anécdotas, puso música inspirada en obras del autor de Los sufrimientos del joven Werther, la comentó y ofreció una relación de compositores, piezas y fechas para acercarse al Goethe musical.
Dijo que hay cientos de ejemplos de sinfonías, óperas y otros géneros, basados en Fausto y demás obras del hijo predilecto de Weimar. Y entre los autores citó a Berlioz, Schumann, Lizt, Mahler, Wagner.
Hay tres figuras capitales, señaló, para entender esta región del universo goetheano: Mozart, Beethoven y Schubert. Al primero lo amó y lo promovió, con el segundo había un respeto mutuo, pero sus caracteres eran disímbolos, y al tercero nunca lo quiso recibir. De manera paradójica, la mejor música inspirada en textos de Goethe proviene de Schubert, comentó Vela.
De la difícil relación Goethe-Beethoven, dijo que al primero le disgustaba la hosquedad y grosería del segundo, y a éste le molestaba sobremanera la afición cortesana de Goethe, quien desde 1776 hasta su vejez trabajó como ministro para el duque Carlos Augusto de Sajonia-Weimar-Eisenach.
Goethe y Beethoven se encontraron por fin el 19 de julio de 1812. Pasearon por el campo y pasaron una velada con el músico al piano (cabe la aclaración porque el escritor también tocaba ese instrumento, el violonchelo y componía).
Roberto Kretschmer, Dieter Rall y Carlos Pereda abordaron al Goethe relacionado con la ciencia, la economía (aspecto casi desconocido) y la filosofía. El primero recordó los afanes del poeta e investigador en anatomía, botánica, química, metalurgia y óptica, pero señaló que Goethe ''montó sus ideas en alas metafísicas".
Luego de relatar diversas experiencias científicas del escritor -algunas afortunadas como su descubrimiento del hueso intermaxilar en los humanos-, Kretschmer reconoció que dos de los grandes hallazgos del siglo XX vienen de ideas goetheanas: el ADN y el big bang. Al final resaltó su intento de unir las ciencias y las humanidades, tema fundamental de hoy.
Para ubicar el genio de Goethe habría que traer a cuento lo dicho por él en una conversación con el canciller Müller, en 1830: ''ƑEs que he llegado a los 80 años para estar pensando siempre lo mismo? Más bien aspiro a pensar cada día algo diferente, nuevo, con el fin de no aburrirme".