n Llama a los aspirantes a la Presidencia a no descalificar al partido tricolor


En la elección interna del PRI no he tenido ni tendré candidato: Zedillo

n Convoca a militantes y dirigentes a confiar en la participación libre y en el voto de los mexicanos

n Se equivocan quienes creen que el procedimiento puede ser manipulado, afirma el mandatario

Rosa Elvira Vargas y Enrique Méndez n Insistente en que no ha tenido ni tendrá ''candidato preferido'', y lamentar por ello las ''insinuaciones en contrario'', el presidente Ernesto Zedillo pidió a los precandidatos y dirigentes de su partido ''confiar en el PRI y en la participación libre y el voto de los mexicanos'', durante la elección que se avecina. Les aseguró que con ese método ''no hay cargada, línea ni voto corporativo que funcione'', pues esas prácticas incluso se revertirían contra quien las intentase. Advirtió además a gobernadores y funcionarios priístas que deben cumplir con las normas internas y propiciar ''un clima de libertad y respeto hacia los contendientes y hacia sus seguidores''.

Esperada y hasta solicitada por los propios precandidatos -aunque ellos no asistieron- la reunión de Zedillo con la estructura del PRI, gobernadores y altos funcionarios que militan en ese partido, realizada ayer por la mañana en el Campo Marte, mereció un amplio discurso en el que el mandatario les recordó que en vísperas de los competidos comicios del 2000, la unidad partidista resulta ''sencillamente indispensable''. Fue ocasión, también, para decirse convencido de que los cuatro aspirantes ''asumirán que el resultado de esta elección depende estrictamente de la voluntad popular''.

No obstante asegurar que en el ''nuevo'' PRI, ''la única línea es la democracia'', Ernesto Zedillo precisó: ''Seguiré enteramente dispuesto a utilizar toda mi autoridad moral para que se respete la democracia interna que los priístas estamos construyendo".

 

No pierdan su tiempo...

 

Asumido por la militancia como el ''líder" del Revolucionario Institucional, el presidente de la República se ocupó sobre todo en despejar cualquier sospecha respecto de la transparencia y legitimidad del método, que tendrá su culminación el próximo 7 de noviembre. Por ello, espetó a los impugnadores del proceso, especialmente a tres de los cuatro aspirantes a la candidatura: ''No pierdan su tiempo, no pierdan sus recursos de campaña invocando temores que no valen para un proceso como el que ha adoptado nuestro partido; en pocas palabras, no descalifiquen por razones equivocadas a nuestro partido''.

Justificó que con el nuevo procedimiento para elegir candidato a la Presidencia, ''habrán de quedar atrás para siempre los tiempos de las decisiones cerradas, de las decisiones cupulares, de la imposición'', pues de poco habría servido al PRI dejar tan importante decisión en un pequeño grupo o emplear un mecanismo ''que diera margen a que el resultado pudiera ser influido indebidamente por prácticas no democráticas.''

Cuando el voto es libre y secreto, no puede haber intento de manipulación que funcione, y cualquier tentativa de presión ilegítima se revierte contra quien trata de desvirtuar el sufragio, les alertó.

Apuntó enseguida que sería inútil el esfuerzo de quienes absurdamente pensaran que pueden determinar por vías no democráticas el resultado final de una elección democrática y abierta, en la que participarán millones de ciudadanos y en cuyas manos estará la decisión final.

''Por eso -subrayó-, se equivocan quienes crean que el procedimiento adoptado por el PRI puede ser manipulado, sesgado o defraudado. Y de igual modo se equivocan quienes buscan descalificar la pertinencia y las garantías democráticas de este procedimiento, por temor a vicios antidemocráticos que sólo tendrían sentido y consecuencias en las prácticas antidemocráticas del pasado''.

En todo caso, reflexionó, quienes tienen ''esos temores'' debieran reconocer que justamente en el método adoptado por el Revolucionario Institucional está ''el antídoto más efectivo contra los males que les preocupan'', pues en una elección democrática y abierta, honesta y bien intencionada como ésta, los intentos de manipulación, inducción o fraude, no sólo no funcionan sino que se revierten.

A las nueve de la mañana fue la cita para que los priístas con cargos de dirección escucharan a Zedillo exponer -en el Casino Militar del Campo Marte- su satisfacción ''de haber honrado a cabalidad y con exactitud el compromiso ético y político que asumí desde el inicio y con el que alenté este proceso", de forma que resultara libre y democrático.

En ese punto destacó que ni antes del proceso ni durante su desarrollo, hasta ahora y en lo que resta de la campaña, ha tenido ni tendrá un candidato favorito. ''Nadie podrá señalar un solo hecho, ni siquiera el mínimo indicio que sugiera que he fallado a mi compromiso de estricta neutralidad", afirmó.

Dijo que esa actitud se la hizo expresa ''personalmente" y desde el inicio de la contienda a los cuatro precandidatos, así como a los dirigentes de su partido, a los gobernadores y funcionarios del gobierno federal. Insistió en que guardará esa neutralidad en los 15 días que faltan para la elección interna, por lo que hace a las campañas y a los precandidatos.

Mencionó en orden alfabético a Manuel Bartlett, Francisco Labastida, Roberto Madrazo y a Humberto Roque Villanueva, quienes tienen ''todo mi respeto, toda mi estima y todo mi aprecio", y señaló que ha sido respetuoso de todas sus ideas, sus críticas y de las estrategias que libremente han adoptado en sus campañas.

Ellos, añadió, son los protagonistas del primer ejercicio plenamente democrático que realiza el PRI para seleccionar a su candidato a la Presidencia, y son los contendientes del único proceso de esta naturaleza para la elección del año 2000. Merecen los cuatro el reconocimiento general porque, aseguró Zedillo, ''con valentía política y con gallardía partidista decidieron participar''. Incluso, habló del ''privilegio'' que ha tenido en ''importantes trechos de mi vida'' de estar al lado de ellos, y ''me enorgullece tener la amistad de todos y cada uno de los cuatro''.

Reiteró que por ser él quien primero alentó el proceso, le corresponde por el momento no tener candidato, y que sólo lo tendrá después del 7 de noviembre, "y será quien resulte vencedor en nuestra consulta interna. Por él, sin duda, será mi voto el 2 de julio del año 2000. Ellos cuatro y todos los priístas lo saben''.

En la certeza de la efectividad del método, Zedillo ubicó lo que definió como ''la percepción de la ciudadanía por el nuevo PRI". Ello, manifestó satisfecho, se refleja en los resultados de los más recientes procesos electorales y en las intenciones de voto que registran los sondeos.

Insistió entonces en que el proceso interno debe mantenerse sin excepción por encima de los intereses de personas y grupos, y culminar con la designación de un ''candidato fuerte, legítimamente democrático y respaldado por un partido unido en la democracia".

 

Mensaje a gobernadores

 

Enseguida, expresó su seguridad de que los gobernadores y funcionarios públicos que militan en el tricolor, así como sus colaboradores, cumplirán ''cuidadosamente" con las reglas del proceso y procurarán que ''en todas partes prevalezca un clima de libertad y respeto hacia los contendientes y sus seguidores". Y que sobre todo los gobernadores, dijo, se esmerarán en que en sus estados el ejercicio del voto será ''incuestionablemente libre y secreto". Mientras que el PRI, agregó, también debe guardar el clima de libertad, inclusión y tolerancia hacia los cuatro precandidatos. También recomendó a la directiva priísta intensificar la difusión sobre la jornada electoral interna, para que toda la ciudadanía ''conozca su trascendencia y participe nutridamente".

Expresó su confianza en que los cuatro precandidatos ''asumirán el resultado" de esa elección que ''depende estrictamente de la voluntad popular. Estoy absolutamente seguro de que, pasando el 7 de noviembre, cada uno de ellos sabrá reconocer la oportunidad que les ha dado el partido. El PRI les ha permitido usar sus colores, su emblema y su prestigio social para que acrediten su propuesta; les ha ofrecido estricta igualdad de oportunidad, y ha propiciado que cada uno tenga una proyección nacional que no se había dado. En una palabra, el partido les ha dado una oportunidad, democrática y partidista, que nunca habían recibido antes''.

Por esos motivos dijo estar absolutamente seguro de que los cuatro aspirantes ''serán los más dignos, activos y eficaces defensores del proceso y honrarán el significado que tiene para nuestro partido. Y la manera de honrar al PRI es trabajar sincera y arduamente para fortalecer la unidad interna".

Así, cada uno de ellos y los militantes, consideró, trabajarán ''con decisión" por la unidad de los priístas. ''Unidad en torno a los principios y doctrinas de nuestro partido, que honra el legado histórico, la trayectoria política y el compromiso social del PRI; unidad responsable ante los mexicanos que comparten nuestros ideales de democracia y justicia social, y para que el año próximo el partido gane la Presidencia y la mayoría en el Congreso de la Unión".

Para el Presidente, esta contienda marca ''un cambio irreversible en el PRI'', donde sus militantes tienen la gran oportunidad de demostrar de manera contundente que sí es posible conjugar unidad y democracia, liderazgos legítimos y participación popular. Los militantes, subrayó, tienen hoy la doble responsabilidad de lograr que el proceso ''culmine bien'' para fortalecerse en lo interior y para favorecer a la democracia nacional.

Este procedimiento, concluyó Ernesto Zedillo, pondrá al Partido Revolucionario Institucional a la vanguardia de la vida política nacional, pues ningún otro partido político en México ha podido realizar un proceso con mayor libertad y más democrático, participativo y transparente que éste.