n Debe ser responsable y no realizar actos que dañen su imagen, dice


Mi secuestro, una lección para el CGH, afirma Ricardo Martínez

n Considera, y así lo ha dicho, que los seis puntos del pliego petitorio son justos e irrenunciables

Elena Gallegos n Ricardo Martínez Martínez, activo participante del CGH, habla poco de lo que le acaba de ocurrir (desapareció durante 34 horas). Por momentos se le apaga la voz. Sólo eso. Rehúye caer en la tentación de regodearse con lo que le pasó. Casi ni lo alude. Lo que sí deja claro es que cuando sucede este tipo de cosas, el movimiento estudiantil tiene que ser muy responsable y no aventurar acciones que dañen su imagen.

Prefiere pues, hablar del movimiento de huelga que estalló a raíz de las modificaciones al Reglamento General de Pagos hechas a iniciativa del rector Francisco Barnés, movimiento en el que participa como alumno -está inscrito en el sistema de Universidad Abierta-- de la carrera de Ciencias de la Comunicación, en la Facultad de Ciencias Políticas. Ricardo cursa también estudios de Economía en la UAM. Tiene frente a él los documentos que lo acreditan. Los muestra de entrada.

Respecto a su desaparición, se remite al comunicado que leyó su papá, el luchador Antonio Martínez, el viernes por la tarde.

En uno de los párrafos del mismo, se anota: "mis secuestradores alardearon de ser antiparistas y aunque todas las preguntas giraron alrededor del movimiento y de personajes muy conocidos del CGH, puedo decir que no tenían ninguna profundidad ni consistencia y que se referían a generalidades", por lo que concluye que "no buscaban información".

--A raíz de otros sucesos, la sospecha parece gravitar en torno a tu secuestro...

--Al interior del movimiento se desarrolla una especie de desconfianza. Desconfianza a que otros hablen o propongan. Si lo que otro sostiene no coincide con lo que tu piensas, entonces lo descalificas y lo pones del lado contrario: el de las autoridades.

--ƑEso es lo que ha creado este clima de sospecha?

--Yo no diría de sospecha sino de desconfianza. Nos ha faltado madurar.

--A ti primero se te ubicó con lo que se ha dado en llamar ultra y luego se dijo que te habías vuelto moderado...

--En los movimientos sociales se tienen que hacer valoraciones cotidianas de los acontecimientos. Cambiar de táctica es válido y eso no significa cambiar ni de posición ni de principios. Yo pienso, y así lo he dicho, que los 6 puntos del pliego petitorio son justos e irrenunciables. Mantener una táctica lineal puede llevar a una derrota profunda al movimiento.

--ƑNo aceptas entonces que se te llamara primero duro y ahora moderado?

--No, de ninguna manera. Soy estudiante universitario, yo no me pongo esas camisetas que han encasillado y forman parte de la división que existe en el movimiento y que puede ser salvable si somos sensatos y nos las quitamos. Somos más que ultras y moderados. Somos más que eso. Eso sataniza y resta valor a las posiciones y a las personas.

"Y sí, al cambiar de táctica se corren riesgos. Ya no puedes coincidir con algunos de los compañeros con los que antes coincidías. El reto para mí fue convencerlos, pero no se me escuchó. Otras veces, se oye al otro, pero...

--Te pregunto lo del giro de duro a moderado porque muchos buscan en este hecho el motivo de tu desaparición.

--A lo mejor me detuvieron o secuestraron o lo que sea, porque tengo interlocución con compañeros de todo tipo y quizá querían provocar algo, las autoridades universitarias han tomado iniciativas de provocación. Una vez que me detuvieron, el movimiento estudiantil tenía que ser muy responsable en sus acciones y en adelante también.

--ƑFue una lección..?

--Es una lección para que el movimiento estudiantil no se aventurara e hiciera cosas que dañaran su imagen. Es algo que podemos aprender. Yo exhorto a mis compañeros a privilegiar las coincidencias por sobre las diferencias y que veamos claramente que la fuerza, así nada más, no lleva al movimiento a avanzar, necesitamos el respaldo social. Ese es el que da la verdadera fuerza. Este movimiento tendrá sus consecuencias y debemos ser muy responsables en eso.

--ƑPueden perder?

--Eso es lo peor que puede pasar. No podemos salir derrotados. Creo que el movimiento ya ha tenido triunfos, no los suficientes, pero ya hay una generación con experiencia en la lucha, tenemos ya una experiencia positiva en contactar con organizaciones sociales. Pudimos sumar a organizaciones obreras como el SME. Eso hay que aprenderlo y no perderlo.

--Existe la percepción de que, a medida que transcurre el tiempo, el movimiento se vuelve impopular.

--Tenemos que hacer un balance muy preciso de cómo se ha desarrollado, de sus métodos en relación con alcanzar las demandas que son justas y además irrenunciables. En todo caso lo que se tiene que plantear es revisar y revalorar los métodos -sintetiza Ricardo luego de recordar con detalles cómo comenzó el movimiento, la fuerza que adquirió no sólo por "el contenido mismo del reglamento de pagos, sino por la manera en que se impuso" y los caminos que los llevaron a la huelga.

Sobre ésta dice: "fue la última instancia que nos dejaron las autoridades, las que siguen sin aceptar el diálogo y la negociación". Pero aquí considera que "hay un proceso de despolitización de muchos jóvenes en este país. Somos la generación de la crisis. No teníamos mayor futuro que expresar de alguna forma nuestra inconformidad". Cuenta entonces cómo el movimiento estudiantil comenzó a recibir apoyo moral y político. Aquí aclara que el reto fue cómo organizar esa fuerza para poder cuestionar toda la política educativa que se aplica en el país.

--ƑY el movimiento supo abordar ese reto?

--Ha faltado tolerancia, respeto a las posiciones diversas. En algunos momentos sí pudimos llegar a acuerdos sustanciales como la realización de las consultas, pero faltó sensibilidad política de todos los sectores que formamos el CGH.

--En uno de tus artículos te refieres a que otro de los desafíos para ustedes era evitar la estrategia de las autoridades para dividirlos y resulta que ahora en el mismo Consejo General de Huelga se asumen como ultras y moderados.

--El 7 de junio, y de manera irresponsable, el rector Barnés de Castro vuelve a convocar al Consejo Universitario y "reforma su reformado" reglamento de pagos. Ese fue un reto de cohesión y sensibilidad y sacamos una respuesta negativa. Insistimos en el diálogo y la negociación y en que no aceptábamos medidas unilaterales que no resolvían el conflicto.

"Al interior del movimiento hubo dos posturas. Las que privilegiaban el diálogo y las que sostenían que sólo con un plan de acción se podía derrotar a las autoridades. En ese momento debimos haber hecho que ambas confluyeran pero aquello terminó dividido.

"Simultáneamente, las autoridades reforzaron su estrategia de dividirnos atacándonos con los medios de comunicación y se potenciaron las voces que pedían o mano dura o que se cerrara la universidad. Yo creo que en ese momento debimos haber construido un plan de acción en el que, entre otras cosas, se incluyera la necesidad de convencer y sumar. Ese plan no debía confundirse con implementar acciones que pudieran debilitar.

"Creo también que les faltó experiencia política a muchos compañeros y que otros somos responsables de no haber salido a explicar el porqué eran justas nuestras demandas, tendríamos que haber construido consensos hacia la sociedad. Nos faltó sumar, en todo momento, las coincidencias".

--ƑEl CGH se quedó escuchándose sólo a sí mismo?

--Hoy es urgente que todos los universitarios convencidos de las demandas del movimiento regresen a las escuelas a tomar decisiones. No podemos pensar que pequeños grupos de compañeros decidan por todos. La gente que está afuera tiene que volver a discutir y los que están dentro aceptar que deben oirlos. Es lo único que puede dar posibilidades de una victoria real.

--ƑConsideras que aún es posible que el movimiento pueda salir unido?

--En la estrategia de las autoridades se empiezan a catalogar las posiciones dentro del CGH como ultras y moderadas, cuando en realidad en el consejo hay una gran diversidad de propuestas, pensamientos, y maneras de ver cómo debe continuar la lucha. Y como hay un proceso de despolitización, muchos compañeros asumen los epítetos impuestos por los medios, se encasilla, el movimiento se polariza y el avance se atora.

"Las porras, la descalificación, la intolerancia... Eso no ayuda, debilita. Nosotros lo apuntamos en su momento. Dijimos que debían impedirse, que las posiciones no se ganaban con porras, que cualquiera de las tendencias tenía que convencer y que el convencido debía comprometerse a caminar con el otro".

--ƑPor qué hay miedo a la autocrítica en el CGH?

--La crítica debe ser considerada como una valoración y es sana cuando nos hace ver errores. La crítica debe aceptarse para crecer. El movimiento sí ha hecho autocrítica, aunque a veces ha sido parcial.

--ƑTe refieres a qué se hace cuando alude a la otra corriente?

--Me refiero a que cuando se culpa a algún sector de impedir algo, se le llame "vendehuelgas, ultras o megaultras". Las adjetivaciones no sirven, lo que ayuda son los argumentos y los contraargumentos.

La crítica fundada en argumentos cohesiona más a un movimiento social. Lo hace fuerte, sólido y unitario frente al adversario. šNosotros no nos podemos ver como enemigos!

--ƑAún hay tiempo para reconstruir la unidad en el movimiento?

--Si en todos los que realmente estamos comprometidos con el movimiento se impone la sensibilidad y la sensatez, claro que sí la hay. No es tarde. Tenemos que convocar y confluir en la defensa de los 6 puntos del pliego petitorio con planes de acción coherentes y razonables que, precisamente, nos sirvan para sumar.

--Ya pasó mucho tiempo para eso Ƒno?

--No confundamos las etapas y el método, con el movimiento. La huelga es un método, un medio que sirvió para sumar fuerza. El reto es mantenerla y traducirla para obtener respuestas a nuestras demandas y estar en condiciones de abrir una segunda etapa, quizá cuando se levante la huelga, en la que, sin renunciar a nuestros planteamientos, podamos discutir el proyecto de universidad que queremos para el país.

"Te menciono un ejemplo. En la UAM, a través de una consulta a la comunidad pudimos detener la injerencia del Ceneval y no necesitamos realizar ni un paro. Todo depende pues de las circunstancias".