Ť Mesa redonda en la Capilla Alfonsina
Dividir a Borges entre poeta y narrador, inaceptable: Mutis
Ť Fue ávido buscador de los dones vitales, dijo Rafael Olea
César Güemes Ť Para que un autor se vuelva inmarcesible es necesario desacralizarlo y analizar su obra. Esa podría ser la conclusión de las diversas participaciones que se llevaron a cabo en la mesa redonda La poesía de Borges, la noche de este jueves en la Capilla Alfonsina, acto que se enmarca en el programa Borges 100, con motivo del centenario del escritor.
Juan Gelman, Alvaro Mutis, John Coleman y Rafael Olea trataron diversos aspectos de la obra del creador argentino. Coleman, el primero en hablar, autor entre otros del reciente libro Poesía escogida de Borges, en edición bilingüe, centró su participación en el hecho de traducir la poesía del maestro y aceptó que su labor ''no tiene ninguna pretensión histórica. No he podido consultar, porque no he tenido ese derecho, las versiones primitivas de los textos. Todas las que están en el actual volumen, son los poemas tal como en los últimos diez años de su vida, Borges los dejó. Hubo una versión anterior hecha por otro traductor, de la cual me beneficié. Pero como el poeta cambió la versión final tuve que retirar esas traducciones porque eran muy buenas en su época, pero ya no sirven luego de que Borges les diera la última revisión".
Conocer la soledad
Gelman, escritor también, puso bajo el microscopio la postura política del autor de Siete noches y llegó a las siguientes conclusiones: ''Borges se dejó condecorar por Pinochet, consideró que a Jimmy Carter había que asestarle un golpe de Estado por su política de derechos humanos, y calificó a Videla y demás integrantes de la junta militar más sangrienta en la historia argentina de perfectos caballeros". Eso, por una parte, que no es sino la primera de un todo: ''Cuando supo qué hacían esos 'perfectos caballeros', puso su nombre al pie de la primera solicitud de las Madres de Plaza de Mayo, que se publicó en El País en 1981, reclamando por los desaparecidos. El, que se tildaba de cobarde, tuvo el coraje intelectual de confirmar públicamente que había firmado esa demanda".
Cerró Gelman el asunto de modo que la honorabilidad del poeta y prosista argentino se mantuvo a salvo: ''Se ha reprochado a Borges que sólo creyera en las atrocidades de la dictadura cuando se las contó una señora de la clase alta a quien le habían secuestrado una hija. Me pregunto cuántos miles de argentinos de otras clases admitieron esas atrocidades, mil veces denunciadas por los organismos de derechos humanos, sólo cuando las contó por televisión un militar arrepentido. También en esto Borges conoció la soledad. No sé de otro, entre comillas, valiente intelectual argentino, que haya asumido públicamente su complicidad con la dictadura militar. El 'cobarde' Borges lo hizo".
Olea Franco, participante en el libro colectivo Diálogo sobre Borges, de próxima aparición, buscó el lado más humano en la obra del creador de El Aleph: ''Múltiples lecturas críticas han descrito las características de ese mundo apremiante y oprobioso de los cuentos de Borges, por lo que no abundaré en este punto. Sospecho que habría que dirigir la mirada a su poesía para encontrar un panorama más vivificante. Creo que la poesía de madurez del escritor constituye una indispensable contraparte de su tratamiento narrativo del tema de los dones. Puesto que los quiméricos dones máximos con los que ha soñado la humanidad (memoria infinita, objetos o personas inolvidables, inmortalidad) son un engaño absoluto a tal grado que sólo contaminan una posible felicidad, Ƒdónde, entonces, encontrar un espacio de remanso? Considero que Borges construye una respuesta literaria a este interrogante en su poesía. En especial en lo que llamo el subgénero poemas de los dones, donde pululan esa otra clase de dones sencillos y elementales''.
Borges es Borges
''A la memoria infinita, a la presencia de una entidad inolvidable, a la codiciada inmortalidad, pueden oponerse sutilmente las cosas primordiales de la vida. Por ejemplo, el carácter proteico del agua o el misterio eterno del fuego. Esas cuyo trato cotidiano incluso nos induce al peligro de dejar de percibirlas. Y dejar de percibir, de ver, es dejar de vivir. Si no me equivoco, los años de madurez del escritor argentino estuvieron marcados por la ávida disposición de buscar esos dones, manifiesta en su narrativa pero sobre todo en su poesía, la cual puede interpretarse también como una lección de vida", finalizó Rafael Olea.
Mutis, quien fue el moderador, develó en buena medida el misterio de por qué Borges, al que definió como clásico, no recibió nunca el Nobel: ''Quiero contar una anécdota sobre Borges prosista y poeta. Es un tanto triste de escuchar, pero bueno. Estando yo en Estocolmo, acompañando a un amigo que recibía el Nobel, un alto representante y funcionario de las instituciones que conceden el premio empezó a hablar conmigo. Y le dije: 'Oiga, es perfectamente incomprensible e imperdonable que no se le haya dado el Nobel a Borges'. Ya Borges hacía humor de todo eso, pero iba a morir sin que ellos le dieran el premio. Y este hombre, para contestarme, llamó a otra persona, altísimo funcionario, a fin de que me explicara el caso de Borges. El señor dijo: 'Borges como prosista es excelente, pero no merece el Nobel; y Borges como poeta, siendo un gran poeta, tampoco lo merece'. Me quedé a tal punto asombrado y extrañado de semejantes sandeces y del hecho de que esos señores fueran los que confieren el Nobel, que me dije: estamos perdidos. Vaya a saber el diablo a quién se lo van a dar. En general han sido justos, pero esta división de Borges, entre poeta y narrador, es inaceptable. Borges es Borges".