Miguel Concha
Seis años de ombudsman
Luis de la Barreda, el ombudsman capitalino, presentó el jueves pasado su sexto informe anual de labores. Con palabra buena y elocuente, hizo un balance de los seis años espléndidos que ha cumplido la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF). Durante ese tiempo la credibilidad y la confianza públicas en ese organismo han crecido sin cesar. Unas pocas cifras revelan la singular eficiencia de la CDHDF: de las 30 mil 760 quejas que ha recibido desde que fue creada, ya han sido atendidas 30 mil 864, es decir, 99.75 por ciento. Del total de casos, 61 por ciento fueron resueltos a satisfacción del quejoso. Mil 463 servidores públicos abusivos, negligentes o corruptos, han sido sancionados como resultado de la intervención del ombudsman.
La queja más frecuente sigue siendo la deficiente procuración de justicia penal, por dilación o irregular integración de las averiguaciones previas. Es decir, siguen sin atenderse las propuestas para reformar al Ministerio Público, que en agosto de 1995 dirigió la CDHDF al entonces procurador capitalino. La impunidad penal y los delitos sin sanción sigue siendo el principal problema de derechos humanos que enfrenta el Distrito Federal.
El ombudsman recordó algunos de los casos más relevantes en que la actuación de la CDHDF ha sido decisiva: el de Nellie Campobello, misteriosamente desaparecida, cuyos victimarios ya se encuentran en prisión, y quienes se apoderaron emocional y materialmente de ella, y la llevaron a morir en la miseria y el abandono a un pueblo hidalguense. El del arraigo viciado que una juez penal obsecuente, ya sujeta a procedimiento de responsabilidad, impuso a Mario Rodríguez Bezares, presunto homicida intelectual de Paco Stanley. Dos Recomendaciones por actos de tortura, cometidos respectivamente por agentes de la Policía Judicial y por policías preventivos, éstos últimos ya presos y sujetos a proceso penal. El de los seis jóvenes de la colonia Buenos Aires, ejecutados por policías preventivos con la anuencia o por instrucciones de algunos jefes de extracción militar, contra los cuales no se había ejercido acción penal. El de Luis Miguel Macchia Moreno, agente del Ministerio Público, que durante décadas utilizó su cargo para obtener beneficios personales, recibiendo dádivas y favores a cambio de favorecer y encubrir inculpados.
Las condiciones de las cárceles para hombres, sobre todo para los presos más desvalidos, siguen siendo espantosas. El principal problema es el hacinamiento. Con una capacidad real total para 10 mil 712 internos, nuestras prisiones albergan casi a 20 mil, lo que significa un sobrecupo de más de 9 mil. Esto evidentemente hace imposible cualquier esfuerzo de readaptación social de los delincuentes.
Por la intervención de la CDHDF se ejercitó acción penal contra 25 policías involucrados en nueve casos de ejecuciones extrajudiciales. A 14 ya se les dictó sentencia condenatoria con penas de prisión que van de 19 a 50 años, pena máxima esta última que establece el código penal, aplicada a los asesinos del piloto Eduardo Torres Garcicrespo.
Tales son algunos de los admirables logros de la CDHDF, alcanzados mediante la eficiencia, la imparcialidad, la agilidad, el profesionalismo, y sobre todo la autonomía que el Organismo ejerce cabalmente frente a cualquier influencia pública o privada.
Sería prolijo enumerar todos los logros dignos de mención que la CDHDF ha alcanzado en sus seis primeros años de vida. Los interesados pueden consultar el Sexto Informe Anual de Labores de la CDHDF, ya pronto disponible en la correspondiente página de internet: www.cdhdf.org.mx
La patraña de que la CDHDF en particular, y los organismos de defensa de los derechos humanos en general, defienden delincuentes, va debilitándose cada vez más. Sobre todo por la actuación firme y decidida del ombudsman capitalino en defensa de las víctimas de los abusos de poder, especialmente de las víctimas de delitos, adicionalmente victimadas por la dilación, la negligencia o la corrupción del aparato de procuración de justicia penal.
Deseamos larga y cada vez más fructífera vida a la CDHDF, a quienes la conforman, y a todas las mujeres y hombres empeñados en la lucha porque frente a los abusos de poder, prevalezca la dignidad humana en todas sus manifestaciones. *