DINERO Ť Enrique Galván Ochoa

Ť Santander en Fobaproa

Ť Buenos resultados, pero...

Ť El linchamiento (2)

Grupo Santander presentó resultados a sus accionistas: ganó 457 millones de pesos en los primeros 9 meses del año. En el mismo período del año anterior había perdido 450. Así pues, don Carlos Gómez y Gómez, su director general, pudo darles una magnífica noticia, excepto que hay un elemento controversial. Quizá los resultados no serían tan buenos si no fuera por el oxígeno que recibe de un pagaré Fobaproa por 27,182 millones de pesos, con el cual el gobierno le compró --a crédito-- sus cuentas malas, y por añadidura, mientras no se lo pague, estará abonándole intereses arriba del 20 por ciento anual. Al resto de su clientela, Santander le ha prestado 18,182 millones de pesos (créditos corporativos, hipotecas, tarjetas de crédito), suma muy inferior al pagaré Fobaproa.

Tres cacahuates

Claro, con un cliente como el Fobaproa, ¿para que se preocuparía por ampliar su cartera? ¿Para qué arriesgarse, si el gobierno ya les aseguró una vida cómoda? El Dr. Zedillo, a través de su secretario de Hacienda, José Angel Gurría, pedirá al Congreso 50 mil millones de pesos para seguir blindando a un selecto grupo de banqueros durante el año 2000. Mientras tanto, los mexicanos que perdieron todo en las inundaciones tendrán que resignarse con dos o tres cacahuates.

Tenemos un e-m@il

Por favor, dígale a Alejandro Hernández ([email protected]), de la Universidad de California, que la educación universitaria le debería servir, por lo menos, para ser objetivo en sus análisis y que el caso que él plantea, su pregunta --un tanto histérica-- acerca de cuántas familias en México se encuentran en [la] situación de ser asaltadas en sus hogares, tiene una respuesta relativamente simple, si se pone a averiguar cuántas familias hay en México en total y calcula que unas cuantas asaltadas no constituyen un porcentaje muy grande. Por otra parte, creo que la respuesta que usted le dio también es un tanto histérica y es muy inadecuada, pues está contribuyendo a la paranoia que los medios de comunicación en general siguen instigando en la población ingenua (cabe preguntarse con qué finalidad lo hacen). En el ejemplo que usted cita, de un autobús asaltado (¡y bien por los pasajeros que no se dejaron!), tendría usted que preguntarse cuántos autobuses recorren diariamente la ciudad y los caminos que conducen a ella y ver si uno --o 10 o 25 asaltos-- constituyen un porcentaje tan grande que amerite recomendarle a la población armarse y hacerse justicia por su propia mano, o emigrar a los EEUU, donde el índice de este tipo de delitos es probablemente (no lo he analizado) mucho mayor que en México. Así es que por favor, guardemos las proporciones.

Mtra. María Urquidi, [email protected]. El Colegio de México

R: Agradezco su opinión y --en parte-- coincido con usted. (Me he preguntado, en los peores días de tráfico caótico, si en realidad, estadísticamente, son tantos los hechos de sangre que ocurren en una población tan numerosa como la nuestra). Sin embargo, hay otro modo de ver el problema. He venido asistiendo a las reuniones de un grupo de tanatología, cuyo fin es blindar emocionalmente a las personas que hemos vivido la experiencia de una muerte cercana. Ahí conocí a la familia de una víctima de El Mochaorejas. ¿Cómo convencerla de que, porcentual o estadísticamente, el tamaño de su dolor y su pérdida no es grande?

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