VENTANAS Ť Eduardo Galeano
La enfermedad
En alguna parada, un enjambre de chiquilines invadió el ómnibus. Venían de la escuela, y no paraban de hablar y de reír. Hablaban todos a la vez, a los gritos, empujándose, zarandeándose, y se reían de nada y de todo. Un señor increpó a Andrés Bralich, que era uno de los más estrepitosos:
ųƑQué tenés, vos? ƑLa enfermedad de la risa?
A simple vista se podía comprobar que todos los demás pasajeros habían sido, ya, sometidos a tratamiento médico, y estaban completamente curados.
Sombríos, graves, esos rostros del Museo de Cera atravesaban la ciudad de Montevideo, de casa al trabajo, del trabajo a casa, a salvo de cualquiera de las locuras que en el mundo acechan.