* Indígenas chontales reclaman apoyo; comienza a descender el nivel de las aguas
Dañadas, 5 mil hectáreas de maizales en Nacajuca
René Alberto López, corresponsal, Nacajuca, Tab., 16 de octubre * Las lluvias parecen haber cesado y los niveles en los ríos y las aguas que inundan colonias de esta región comenzaron a descender. En el corazón de la zona indígena chontal, este día sus pobladores se apresuraban para salvar sus cultivos de maíz. Apoyados con cayucos se internaron en las milpas aún anegadas, pues no se confían: "Paró un momento, pero el mal tiempo seguirá", vaticina Rosalino de la Cruz.
Aquí el río González también hizo de las suyas, pues sus corrientes dañaron 5 mil hectáreas de cultivos de maíz, principalmente, así como pastizales, contó José Frías, lugareño que hoy hacía cálculos de las pérdidas que tuvieron en las parcelas sus familiares.
"El agua del río González, que es un afluente del Samaria, inundó todas las rancherías de la zona indígena. A este lugar se le llama la olla de la Chontalpa y, debido a que se construyó esta carretera que atraviesa los poblados de Guatacalca y Oxiacaque, y que lleva hasta el campo petrolero Sem, sirve como dique para que no se inunde toda la Chontalpa", agregó Frías.
En efecto, en esta región se encuentra el campo petrolero Sem, considerado el mayor productor de hidrocarburo tipo Olmeca, "el más cotizado en el mercado internacional". Pero aunque las aguas del río y los esteros rodean las instalaciones, éstas resultaron intactas. El líquido no subió tanto en ese lugar, en el cual, integrantes del Ejército Mexicano, agentes de la Procuraduría General de la República y policías estatales tienen un campamento de la Base de Operaciones Mixtas (BOM).
Sin embargo, fuera de esa zona se ven miles de hectáreas de cultivos cubiertas por las aguas. El ganado duerme sobre la carretera, pues ranchos y parcelas semejan un enorme espejo roto, hundido entre la vegetación.
Otro grupo de indígenas del poblado Oxiacaque, a orillas de la carretera que atraviesa toda esta región, sacaba alegremente el maíz del agua empantanada en sus terrenos. "Todavía no baja, al contrario: aquí sigue subiendo porque el Samaria nos echa toda su agua pa' acá". Simón May Sánchez también cree que las lluvias continuarán, pese a que este día el sol alumbró y hace 24 horas que no hay precipitaciones. "Nosotros estamos ya acostumbrado a esto, no sé por qué allá por Villahermosa hacen tanto escándalo", expresó en su lengua chontal, lo cual fue traducido por otro lugareño.
Por este rumbo se encuentran también entre el agua sembradíos y viviendas de los poblados Olcoatitán, Cantemoc, Sandial, Las Lomas, Tucta, Mazateupa, San Isidro, Tecoluta, Pajonal, San Simón y El Tigre, es decir, el auténtico corazón de la región indígena chontal de Tabasco.
Pero más cerca de Villahermosa se localizan las comunidades Chicozapote y Pataztal y Jiménez, donde las crecientes se resintieron con mayor fuerza. En esos dos poblados la gente tiene el agua "arriba de la barriga", y sus niños y ancianos se enferman a causa de "la humedad y las aguas contaminadas". Doña Natividad Olán señala que por culpa de las inundaciones "tenemos todos los pies llagados y la piel llena de sabañón". Estos tabasqueños resisten con estoicismo las "venidas de las aguas de todos los años", pero piden a las autoridades que "se acuerden de estas rancherías".
En tanto, a 25 kilómetros de aquí, en Villahermosa, capital del estado, también han cesado las lluvias, y los niveles de los ríos Grijalva y Carrizal se mantienen estables. Las aguas de las colonias anegadas comienzan a descender. Este sábado fue reabierto el paso a los vehículos en varias avenidas que fueron cerradas durante el temporal. Permanece inactiva y sitiada de costales de arena la avenida que pasa frente a todo lo largo del malecón.
Llamó la atención que desde una estación de radio la Comisión Nacional del Agua (CNA) pidió de nuevo a los habitantes de las márgenes de los ríos que abandonen esas zonas. Similar anuncio hicieron las autoridades de Protección Civil. Lo anterior, debido a que la presa Peñitas sigue drenando aguas, que bajan por toda la cuenca del Grijalva, por lo que sigue latente el riesgo de inundaciones en el centro de Villahermosa.