BUROCRACIA CONTRA DAMNIFICADOS

Una catástrofe como la que afecta a más de 300 mil mexicanos requiere de una ayuda inmediata y eficaz. Sin embargo, el aparato burocrático gubernamental parece no coincidir con tal lógica. La Secretaría de Gobernación difundió ayer -a muchos trágicos días de distancia de los derrumbes y aluviones- lo que dio en llamar "bases para la internación de donación del exterior", es decir, las reglas para el ingreso y distribución en México de la ayuda humanitaria enviada por personas y organizaciones que habitan y operan allende nuestras fronteras.

Este nuevo formulario gubernamental no sólo tiende a retrasar y complicar el envío de ayuda humanitaria a los damnificados, sino que estaría revelando inconciencia e insensibilidad social por parte de algunas autoridades.

De acuerdo con dichas bases, será la Cruz Roja Mexicana la encargada de concentrar todas las propuestas de esa ayuda, mismas que deberán incluir tipo, origen, donante, lugar y fecha de entrada. Una vez cumplido este requisito, la institución turnará las propuestas a la Secretaría de Gobernación, la que, a su vez, luego de evaluar conforme a los artículos permitidos, lo informará a la Dirección de Aduanas, para que autorice el ingreso a territorio mexicano y se proceda a su despacho.

Paralelamente, la Secretaría de Comercio otorgará un permiso, por dos meses y hasta por 100 toneladas, para la internación de ropa usada. En cuanto a víveres, como alimentos enlatados y leche en polvo, deberán llegar en presentaciones no mayores de 50 kilogramos, en tanto que la Secretaría de Salud otorgará un permiso para el ingreso de 20 toneladas de antibióticos, antihistamínicos, antidiarréicos y suero oral.

En esa mecánica, y mientras el papeleo oficial se resuelve y los documentos pasan de una oficina a otra para que se les estampe el sello obligatorio, más de 300 mil damnificados estarán condenados a seguir en espera de que el hambre, el frío y las enfermedades no agraven su ya de por sí precario ambiente de sobrevivencia.