* La obra de Luis de Tavira se presentó en el FIC


Felipe Angeles, historia de un mártir revolucionario

* El montaje está basado en la obra homónima de Elena Garro

* Un millón 700 mil pesos, el costo de la producción

Carlos Paul, enviado, Guanajuato, Gto., 16 de octubre * La historia es una puta y no hay que fiarse de ella, dice uno de los militares que participan en la obra Felipe Angeles, de Elena Garro, que se presenta como una de las reivindicaciones de este festival, no sólo por el personaje, sino por la propia Garro.

De estratega y revolucionario villista a mártir. Tal es la visión de Luis de Tavira para recordar a uno de los más ''brillantes'' militares de la historia de México, el general Felipe Angeles, "personalidad emblemática" de la Revolución Mexicana.

Inspirado en el texto dramático Felipe Angeles, de Elena Garro, el reconocido creador escénico estrenó su más reciente montaje en el 27 Festival Internacional Cervantino. Con esa obra participará en noviembre en la Muestra Nacional de Teatro, que se celebrará en Tijuana.

Felipe Angeles es larga para algunos espectadores, pues dura cuatro horas. De Tavira trae a la memoria el viacrucis de este personaje histórico, "mediante la estructura de un martirologio cristológico conectado hondamente con nuestra raíz popular". Angeles es una "figura que por decreto fue eclipsada, pero que finalmente sigue viva".

En el montaje participan siete militares ųcon el permiso de la Secretaría de Defensa Nacionalų y 31 actores que forman parte del grupo Ciudad Juárez Alborde Teatro y de la Compañía Nacional de Teatro del INBA. En la dramaturgia, Antonio Zúñiga, Saúl Meléndez, Sandra Félix. La escenografía es de Phillipe Amand.

Con una inversión de más de un millón 700 mil pesos, el montaje se desarrolla en una plataforma giratoria, en la cual la entrada y salida de distintos muros y telones ubican las diversas escenas "históricas", entre ellas el persophone1 teatro donde Felipe Angeles fue enjuiciado.

De Tavira comenta que históricamente la unión Villa-Angeles ''es una mancuerna importantísima para saber qué es lo que pasa en la Revolución. Por un lado, Angeles es el estratega militar que consigue los triunfos de la Revolución, y por otro las convicciones de Villa acercan a Angeles al socialismo y a los revolucionarios del sur, encabezados por Zapata".

No obstante, lo que se aprecia en esta forma épica de contar la historia y en el primero de los tres actos de este montaje no es el estratega militar, sino el revolucionario mártir, perseguido por un grupo de generales arrogantes pero sumisos a las órdenes de Venustiano Carranza, quien insiste en apresar y matar a Angeles como "un escarmiento para los sentimentales y los ilusos".

En escena, en un teatro tomado como cuartel, el grupo de militares fragua su captura y qué mejor que acusarlo de rebelión militar. Con dudas y temores saben que "matar a Angeles justificará muchos asesinatos en el futuro" y que "la historia es una puta y no hay que fiarse de ella".

Entran los emblemas musicales de los ejércitos en pugna: un corrido que contrasta con una marcha militar.

Una vuelta a la plataforma giratoria y apresan a Felipe Angeles. La imagen es épica, poética y cristiana. El "estratega militar" atado de manos con una cuerda, con el cuerpo martirizado, es rodeado por el pueblo y sus captores. La escena se congela mientras una mujer pone sobre su cabeza una corona de espinas.

En tanto, Madero y Pino Suárez son apresados y llevados descalzos a prisión. El general Angeles, abatido porque "el principio que alimentaba mi vida ha muerto", también es encerrado en un camerino del teatro donde será juzgado.

Segundo y más largo de los tres actos. Batalla de revolucionarios contra federales, cañones y carabinas, que retumban en el centro del escenario. Otro corrido y otra marcha militar, y un encuentro más de Villa y Angeles, en el que ambos discuten las estrategias de la guerra. Una vuelta más al disco giratorio y el juicio militar a Felipe Angeles da comienzo.

"Prácticamente la dramaturgia del segundo acto está basada en el documento historiográfico del juicio a Felipe Angeles, y con el cual Elena Garro no pudo contar completo en su momento. No fue sino hasta la década de los ochenta cuando el historiador Alvaro Matute completó el contenido exhaustivo del juicio, basado en notas periodísticas de aquel momento".

En ese sentido, dice De Tavira, es como hemos seguido un proceso de acuciosidad documental, con el fin de poder acceder a la dimensión poética que nos plantea Elena Garro en su texto teatral.

En escena, un consejo de guerra extraordinario, público. Lo que sirve a De Tavira para hacer una serie de rompimientos brechtianos, mediante las respuestas de Felipe Angeles al interrogatorio sobre sus relaciones con Villa.

De igual manera este juicio militar público por momentos ubica al espectador como si fuera parte del pueblo que atestigua cómo cada una de las pruebas en favor de Felipe Angeles son mañosamente descartadas, para al final ser sentenciado a muerte.

Finalmente la sentencia en el tercer acto, en el que antes de ser fusilado, Angeles dicta una amorosa carta a su madre, recibe a un sacerdote con el que no se confiesa, recuerda su niñez frente a un espejo y es despedido por un grupo de mujeres vestidas de negro. "Nadie entiende el idioma que yo hablo. Nadie entiende a Felipe Angeles". Luego, el pelotón de fusilamiento, la descarga... y el tiro de gracia.