n Presentaron sus ideas para la plataforma electoral 2000-2006 de su partido
Más críticas que propuestas, entre los cuatro precandidatos del PRI
n Bartlett, populista; Labastida, reiterativo; Madrazo, mesurado, y Roque, regañón
Enrique Méndez y José Gil Olmos n En lo que sería la presentación de sus ideas para la plataforma electoral del PRI 2000-2006, anoche faltaron las propuestas concretas y abundaron críticas veladas entre los cuatro precandidatos del tricolor a la Presidencia de la República, quienes incluso repitieron discursos que han ido planteando durante dos meses y medio de campaña interna.
Manuel Bartlett insistió en su oferta de congelar el precio de la tortilla -''ya oí los ecos sonoros en contra''- y ofrecer materiales baratos de construcción, pero también estableció que en este lapso se han vivido dos luchas en el partido: una entre los precandidatos y otra ''en contra de la violación de las reglas, la enorme desventaja efecto de un financiamiento ilegal e irrefrenado y el desvío de recursos, y en contra de la farsa, la consigna, el procedimiento sesgado, el partido silenciado, la línea impuesta''.
Menos consistente y utilizando nuevamente la figura de Luis Donaldo Colosio, Francisco Labastida reiteró que el empleo, la educación y el apoyo al campo son ''tres pilares sobre los que propongo basar nuestra oferta política, además de la seguridad pública''. Ofreció otra vez crear un millón de empleos, un crecimiento de 5 por ciento anual y duplicar los recursos de Alianza para el Campo en el primer año de gobierno. Asimismo, acotó que él no será factor de ruptura y que su apuesta es por la unidad del PRI.
Por su parte, Roberto Madrazo pasó del tono beligerante a un discurso mesurado; refirió que él ya entregó el 19 de julio su propuesta integral sobre la plataforma priísta, y que un proyecto final sobre ello debe partir de un ''gran debate nacional, libre'', que permita construir entre todos los priístas una oferta política que le asegure el triunfo al tricolor en el 2000.
Raspón al sinaloense
Ultimo en el turno de presentaciones, Humberto Roque descalificó a los otros tres precandidatos quienes, subrayó, hablaron de metas pero ''no dijeron cómo'' llegar a ellas. De paso le dio un raspón a Labastida: ''Nadie puede ser tan soberbio como para pensar que su sola personalidad pueda dividir al partido'', dijo.
Ante la clase política priísta y sus equipos de campaña, los precandidatos desgranaron sus ''propuestas'' en el auditorio Plutarco Elías Calles, en lo que fue el tercer acto conjunto, esta vez denominado ''de unidad'', y que inició 20 minutos tarde debido a que Madrazo y Roque no llegaron a tiempo. El turno de presentación se había determinado previamente en un sorteo, del que curiosamente resultó que hablarían en orden alfabético.
Así, Bartlett inició su participación en la que planteó un modelo económico ''que invierta la pirámide del poder y ponga en la cúspide a la gente'', y rechazó ''un sistema fundado en la exclusión sistemática de los sectores marginados''. Aseguró que un gobierno ineficaz, debilitado por la corrupción y la delincuencia es ''el principal obstáculo para el desarrollo y la reducción de la pobreza''.
De ahí pasó a su insistente crítica a su partido que, aseguró, ''se vio victimado por las concertacesiones, desviado de sus objetivos históricos y alejado de sus bases; sometido por un aparato conservador al servicio de políticas antipopulares''.
Subrayó que la lucha en contra de las irregularidades en la elección continúa, y que él la seguirá encabezando hasta el 7 de noviembre o ''hasta el día en que se respete y viva la democracia interna''. Y lanzó un mensaje a la cúpula priísta y al Estado: ''Los dirigentes del momento no son el partido. El gobierno no es el partido''.
En segundo lugar, Labastida repasó las propuestas económicas, políticas y sociales que ha presentado a lo largo de su campaña, y de entrada hizo suya la Agenda del PRI en el México del Siglo XXI, elaborada por la Fundación Luis Donaldo Colosio: combatir la corrupción, luchar contra la pobreza. ''Porque sin equidad no hay justicia, sin justicia no hay paz, sin paz no hay orden, si orden no hay democracia, sin democracia no hay legitimidad. Porque pienso así, estoy con ustedes'', externo el sinaloense, quien pidió a los priístas reunidos tener presentes los Sentimientos de la Nación de Morelos.
Además de reiterar en su propuesta de impulsar el programa educativo, del campo, seguridad pública y de creación de empleos, dijo que es necesario detener la tendencia de la dispersión poblacional para que la política social sea eficiente. En este sentido, propuso reunir a las 200 mil comunidades con menos de 100 habitantes que hay en el país en poblaciones más grandes. Destacó también el establecimiento de una reforma fiscal más disciplinada, con un acuerdo federalista para evitar la evasión y el establecimiento de un sistema seguro, transparente y simple que impulse la inversión.
Para cerrar, Labastida dijo: ''Si para obtener la candidatura del PRI tuviese que ser desleal a mi país, a mi partido, o más aún, renegar de lo que he sido y soy, tendría que decir, aquí y ante ustedes, que no podría aceptarla. Nada al precio de la deslealtad, nada a costa de los principios. Lo reitero: la unidad del PRI es y será fundamental en nuestro proyecto de nación. Mi apuesta es por la unidad''.
A su vez, en un discurso moderado en el que se empeñó en dejar clara su lealtad al partido en el que milita, Madrazo aseguró que para resolver los problemas del país ya no es suficiente ''expresar buenos deseos y metas distantes en renglones tan críticos como la inseguridad, el campo o la economía. No basta -recalcó- con decir que haremos más, sino explicar cómo lograrlo''.
Reiteró su planteamiento de construir un nuevo pacto y consideró que la política económica de Estado debe ser convenida con los partidos y los agentes económicos del país, y señaló que sólo a través de un consenso nacional podrá definirse un horizonte de desarrollo de largo plazo (30 años). Propuso conformar un consejo nacional de las regiones para esa política de Estado, que permita fortalecer la confianza en el país.
Al final, Humberto Roque -se quitó el reloj y lo depositó en el atril para reflejar que él sí se apegaría al tiempo- improvisó su mensaje. El cambio, dijo, no debe ser sólo para ganar una elección, y criticó el uso de la mercadotecnia y la retórica de sus contrincantes porque, aseguró, con ello no se resuelven los problemas nacionales.
En cuatro puntos, el coahuilense desglosó soluciones concretas -''yo sí diré cómo''- para combatir la delincuencia, agregar un apartado C al artículo 102 constitucional que permita crear un órgano de fiscalización, en una especie de ''jueces sin rostro'', que apliquen severos correctivos al Estado; en economía, reasignar recursos al campo y a la educación y restructurar los programas de ahorro porque, dijo, el gobierno no recibiría más recursos sólo con una reforma fiscal; para crear empleos propuso que haya una intermediación gubernamental, y desarrollar una política industrial que ahora no existe.
Finalmente, hizo una convocatoria no a la unidad, ''porque ningún ex presidente del PRI podría generar una ruptura, salvo uno'', sino a evitar los excesos. ''En una reunión, Fernando Gutiérrez Barrios (presidente de la comisión para el Desarrollo del Proceso Interno) me dijo, citando a un revolucionario: 'en la vida, el único vicio es el exceso'. Y si el vicio está en el exceso, hagamos de la moderación una virtud''.