Ť Primera versión en español del libro que coordinó con Jean-Pierre Rioux
Sirinelli: la historia cultural permite aprehender lo complejo de las cosas
Ť Participó en un encuentro de historiadores anoche en el Museo Nacional de Arte
Ť En Francia nos interesa el cambio de milenio, más que de manera simbólica, señala
César Güemes Ť Todo parece indicar que la especialización del conocimiento es menos funcional de lo que pensábamos, al menos para un aspecto. Esto es, a fin de entender los problemas por los que atraviesa el hombre ante el próximo milenio, vale más acercarse a un concepto global que irse por las ramas de la técnica específica. La propuesta, que viene desde el Renacimiento, es retomada por los historiadores franceses Jean-Pierre Rioux y Jean-Francois Sirinelli, quienes desde principios de la presente década alentaron una serie de reuniones en torno de la historia cultural. Resultado de ello es el libro que ahora aparece en lengua castellana, Para una historia cultural (Taurus), coordinado por ambos. Acerca del concepto se desarrolla la plática con Sirinelli, de visita en México para encontrarse con sus colegas, hecho que ayer se verificó en el Museo Nacional de Arte. Este jueves, Sirinelli presentará el libro en el IFAL (Río Nazas 43, Cuauhtémoc).
Volumen epistemológico
ųCuando el lector se enfrenta de manera inicial a este libro, pareciera que pertenece a una colección más amplia, que funciona como introducción a un tema tan vasto. ƑEstaría de acuerdo?
ųDe hecho esta obra es punto de partida de una serie. El volumen apareció originalmente en Francia hace un par de años. De entonces a la fecha, Jean-Pierre y yo coordinamos otros cuatro libros sobre la cultura en nuestro país. Efectivamente, el volumen que ahora aparece en castellano lo hicimos como una primera reflexión sobre la historia cultural en lo general; quisimos interrogarnos sobre lo que era la naturaleza cultural tanto en el plano de las humanidades como en el científico. Así que este libro es, digamos, epistemológico, aunque el término no me agrade mucho.
ųHable de los puntos de partida de Rioux y suyos para enfocar un plan de trabajo tan amplio como es una historia cultural.
ųHay dos que son esenciales: qué es la historia cultural y para qué sirve. En cuanto al primer rubro, en Francia hasta ahora había dos definiciones posibles. Por una parte estaba lo referido a las grandes creaciones del arte y, por otra, la más antropológica, referida al modo en que nos representamos el mundo. La idea para el libro fue concebir una síntesis que englobara las dos definiciones. En ambos casos, finalmente, se trata de estructuras mentales, estamos ante el hombre pensante. En cuanto al segundo renglón, diría que la historia cultural permite aprehender la complejidad de las cosas. Cuando se estudia la historia desde un enfoque económico o sociológico, a menudo se establecen relaciones de causalidad que son muy rudimentarias aunque no forzosamente falsas. La historia cultural, en cambio, permite percibir la complejidad de las cosas.
ųPudo existir incluso la variante de la cultura sicológica.
ųAbsolutamente. El elemento nuevo en la historiografía francesa es que durante mucho tiempo nos interesamos en el hombre actuante en los terrenos económico, social y político, mientras que el actual esfuerzo es de orden más completo porque la vida cultural lo abarca prácticamente todo. Ciertamente la historia de la cultura podría efectuarse a partir de lo sicológico, pero de ello no tenemos registro sino referencia. Por eso prefiero hablar de representaciones colectivas.
Construir la unión europea
ųDe manera muy simplista se piensa en París como la torre Eiffel con su cronómetro hacia el año 2000. ƑEl cambio de siglo para la capa intelectual en Francia representa algo importante?
ųLo difícil de responder algo así es que en la actualidad los intelectuales de mi país ya no son un conjunto homogéneo, ni siquiera dos conjuntos claramente identificados. Pero estamos interesados en el cambio del milenio más que simbólicamente. Por ejemplo, queremos saber cuál es nuestro lugar en la sociedad. El hombre que simbolizó esto fue Sartre. Pero hoy el sitio y la resonancia de los intelectuales ya no son los de hace 40 años. Luego, tenemos el cambio de los problemas de la vida francesa. En el periodo de posguerra lo más severo era el comunismo, ante el cual los intelectuales tomaban posición a favor o en contra. También fue el tiempo de la descolonización. Francia vivió 15 años de guerras por esta causa y fue el gran momento de compromiso de los intelectuales del país. Hoy no tenemos esos problemas, ni el comunismo ni las colonias. Nos ocupamos de otro tipo de asuntos.
ųƑLa ecología, quizá?
ųEntre ellos. Hay un desafío general: la construcción de la unión europea. Por parte de los intelectuales franceses estamos ante un dilema: Ƒse disolverá la identidad nacional si se fortalece la unión? Otro asunto tiene que ver con la izquierda: Ƒcómo ser un militante de extrema izquierda cuando el concepto ha desaparecido en el mundo concreto? Por lo pronto existe una ultraizquierda que ha tomado como tema central a la globalización. Uno más de los problemas interesantes es el que se relaciona con el concepto de república de la cual sabemos que no es sólo un régimen político, sino que se basa en valores comunes que son el cemento de la comunidad nacional. Hoy, en Francia, nos preguntamos qué es la república y cuáles son los valores que crean el vínculo social. Sabemos que no han desaparecido, pero sí que cambiaron por ejemplo en relación con el inicio del siglo que termina.