La Jornada sábado 9 de octubre de 1999

BALANCE INTERNACIONAL Ť Eduardo Loria
Reformar las reformas

Hace una semana tuve la oportunidad de escuchar personalmente a Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, y sus importantes alocuciones en relación con el estado que guardan actualmente las sociedades latinoamericanas y los retos que enfrentan. Asimismo, planteó algunos de los cambios que deben considerarse en los años por venir. En sentido amplio, encuentro similitudes en sus exposiciones con las que en mi colaboración anterior llamé "La nueva Cepal". Iglesias considera que actualmente nuestros países tienen mucho mayor fuerza macroeconómica, generada por: a) el arribo y el arraigo de la democracia; b) la gran aceptación de que se requiere un manejo técnico, firme y claro, de las variables macroeconómicas, que eviten altos déficits fiscales y externos, inflaciones elevadas y, sobre todo, inestabilidad e incertidumbre; c) hay amplio convencimiento de que el Estado no puede encargarse de todo, como solió ser durante los años 50 y 70, por lo que debe haber un espacio adecuado para la actuación de los mercados; d) cada vez más, son los técnicos quienes se encargan de esa parte de la política económica.

Sin embargo, aceptó que ahora hay un gran sentimiento, no sólo regional sino mundial, de que las cosas han empeorado sustancialmente. Hay una crisis generalizada de expectativas, lo cual denota que muchísimos aspectos sociales son los que han quedado fuera del ámbito o del "éxito" de las reformas económicas iniciadas desde los años 80. Por ello, Iglesias, al igual que José Antonio Ocampo y Ricardo Ffrench, ha planteado como prioridad en la agenda de los próximos años la necesidad urgente de "reformar las reformas".

En tal sentido, hay más preguntas que respuestas; pero de cualquier modo, este escenario transicional necesariamente llevará a una saludable ampliación del debate en la política económica: ƑQué hacer para que la libertad de los mercados sea más incluyente para la sociedad? ƑQué cambios fundamentales (fundacionales) requerimos para que las instituciones actuales desempeñen un papel económico y socialmente mas eficiente? ƑQué clase de nueva arquitectura monetaria y financiera internacional requerimos para reducir la altísima volatilidad que afecta y condiciona la política macroeconómica de las naciones? ƑQué clase de Estado moderno necesitamos para regular y estimular la eficiencia y lograr mayor inclusión social? ƑQué clase de relación se necesita ahora entre Estado-mercados y sociedad civil para avanzar en esos propósitos? ƑQué esfuerzos requieren hacer con urgencia los gobiernos para tener mayor eficiencia al usar los recursos escasos (monetarios, naturales y humanos) para lograr, no sólo la estabilidad macroeconómica, sino la sustentabilidad? Si bien hemos avanzado en los espacios democráticos, como mejorar la eficiencia parlamentaria, Ƒcómo mejorar la eficiencia en la gestión del Poder Ejecutivo? Estas son algunas de la preguntas que Iglesias, Ffrench y la "nueva Cepal" están lanzando al aire. Por supuesto que ellas no nos revelan que son mayores las incertidumbres y las especulaciones que las certezas. Sin embargo, el solo hecho de aceptarlo nos puede ubicar en una nueva (y ojalá mejor) era de desarrollo.

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