Ť La inversión nacional y extranjera suma 40 mdd
Desde 1994 se ha mantenido la llegada de capitales a Chiapas
Ť El esquema usado, desfavorable para los indígenas, muestra estudio
Víctor Ballinas/ II y último Ť De 1994 a la fecha se han establecido en Chiapas empresas extranjeras como Mafer, y mexicanas en coinversión con extranjeros, como Axa Yashaki, Herdez, Fundación Produce, el Fondo Chiapas y Propalma, que han invertido en conjunto más de 40 millones de dólares.
Asimismo, los gobiernos federal y estatal, con la iniciativa privada, impulsan proyectos de ecoturismo en este estado, como son el denominado Nachig, en el municipio de Zinacantán; Las Grutas de Rancho Nuevo, en San Cristóbal de las Casas; el Centro Ecoturístico Lagos de Tzicao, en el cañón del Sumidero; Escudo del Jaguar y Las Guacamayas, en Ocosingo; Agua Clara, en Salto de Agua; Laguna Verde, en Coapilla; Santo Domingo y Laguna de Colón, en La Trinitaria.
Para la ruta Mundo Maya se destinaron 300 millones de pesos en los estados de Quintana Roo, Yucatán y Chiapas (convertida en ruta del narcotráfico, según el titular de la décima Región Militar, general Gastón Menchaca Arias), y que en 1997 generó divisas por 7 mil 593 millones de dólares, se destaca en el estudio Perfil indígena de Chiapas, que forma parte de la serie Perfil indígena de México.
Sin embargo, el esquema de relación gobierno, empresarios y campesinos para los proyectos ecoturísticos "no es totalmente del agrado de los indígenas", quienes acusan a una empresa de querer arrendar por 40 años los complejos turísticos campesinos de Misolha, Agua Azul, Agua Clara, Frontera Corozal y Reforma Agraria, cediendo el pleno dominio por 14 mil pesos mensuales.
La serie fue financiada por el Banco Mundial y la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo, y la elaboraron consultores, académicos, ex funcionarios, con participación de la Sedeso, Hacienda, Agricultura y la Semarnap, así como el Instituto Nacional Indigenista, el Consejo Nacional de Población, el Consejo de Fomento Educativo, el INAH, y el Instituto de Ecología de la UNAM.
Se resalta en el estudio sobre Chiapas que los proyectos campesinos que gozan de la predilección gubernamental "son aquellos que pueden dar a la entidad importantes divisas en estos momentos", como es el caso del proyecto de los indígenas de la Sierra Madre de Motozintla denominado Isman, con el que ganaron el trofeo internacional a la mejor imagen de marca en 1998, que otorga el club de líderes del comercio de Ginebra.
Isman, señalan los investigadores, es la primera empresa exportadora de café orgánico envasado de origen, a Argentina, y se calcula que generará divisas a Chiapas por 352 millones de dólares.
Aseveran que a nivel nacional Chiapas ocupa el primer lugar en la siembra y producción de café, con 34 por ciento de su superficie cultivada y 36 por ciento de la producción. En cifras absolutas, lo que se produce en el Soconusco se equipara al volumen que obtiene República Dominicana.
Sin embargo, los indígenas chiapanecos no obtienen beneficios de ese cultivo para mejorar sus condiciones de vida. Una muestra de ello, precisan, es el hecho de que los indígenas participan en la agricultura de exportación, principalmente como jornaleros, con salarios por debajo del mínimo legal o como proveedores de materia prima barata a las agroindustrias.
Apuntan que la empresa japonesa Mafer invierte en la producción de cacahuate y en la de atún y camarón. En coinversión, la compañía Axa Yashaki elabora refacciones automotrices en Tuxtla Gutiérrez; es la primera maquiladora binacional. También invierten en este estado empresarios mexicanos: el Grupo Pulsar destina recursos para la producción de eucalipto y hule en la zona norte, en los municipios de Playas de Catzajá, Salto de Agua y Valle del Tulijá.
Herdez adquirió una empacadora de pescado en Puerto Madero, municipio de Tapachula, con una inversión de 15 millones de dólares; la Fundación Produce ha destinado 8 millones de pesos en el sector agropecuario; en el Fondo Chiapas participan empresas como Grupo Escorpión, Pepsi-Cola, Cervecería Modelo, Grupo Mexicano de Desarrollo, Minsa, Maseca, inversionistas chiapanecos y los bancos Bancrecer, Bital y Serfin.
El reparto de tierra agrava el problema agrario
De 1920 a 1984 se entregaron en Chiapas 3 millones de hectáreas a 144 mil solicitantes, mediante la ejecución de mil 845 acciones agrarias. De éstas, la que más peso ha tenido es la dotación ejidal, por la cual se entregaron un millón 900 mil hectáreas; le siguen las ampliaciones para campesinos que ya poseían tierras, con 630 mil hectáreas, y los bienes comunales, con 259 mil hectáreas.
Los 58 municipios con mayoría indígena ocupan aproximadamente 46 por ciento del territorio estatal, con 3 millones 400 mil hectáreas. Estos municipios poseen una superficie en ejidos y comunidades agrarias de 2 millones 500 mil hectáreas, 62 por ciento del total de ejidos en el estado: 4 millones 66 mil hectáreas.
La forma como se ha realizado el reparto agrario, lejos de solucionar el problema "en ocasiones lo ha agravado". El proceso, en vez de remitir a una idea de reforma agraria integral, semeja una colonización en sus distintas etapas, en la región de la selva, con formación de pequeñas y medianas propiedades, y protección a la propiedad particular.
"No es fortuito que la mayor concentración de los terrenos destinados al cultivo corresponda al régimen de propiedad privada; de los 22 mil 814 predios en todo el estado, 77 por ciento es propiedad privada, y de los 7 millones 421 mil hectáreas, 34.6 por ciento corresponde a este sector", se resalta en el estudio.
Los investigadores señalan un desacuerdo con las cifras oficiales: mientras que el Conteo de Población y Vivienda 1995 arroja que en ese estado hay 769 mil indígenas de una población total de 3.6 millones de habitantes, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) calcula que la población indígena es de un millón 266 mil 43 personas, que equivale a 32 por ciento de la población total del estado.
Explican los investigadores que las cifras oficiales tienen subregistros, o están subrepresentadas, porque al momento de realizar el Conteo de Población 1995, no se pudo entrar a la zona de conflicto. Apuntan que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la tasa de crecimiento anual de la población indígena en el estado en 1970-90, fue de 4.6, y en 1990-95, de 1.26 por ciento, mientras que a nivel nacional en 1990 fue de 2.6 por ciento.
Sin embargo, estudios realizados en las regiones de los Altos y la Selva, donde se concentra la mayor parte de los indígenas, muestran que para 1990 la tasa de crecimiento anual era de 4.1 por ciento; en los Altos, 3.7 y en la Selva 5.6, porcentajes muy superiores a la media nacional, que no registra la información del INEGI.
La poca claridad de los datos estadísticos repercute en la aplicación de las políticas públicas, al no identificar específicamente a los indígenas, tanto numéricamente como en su ubicación espacial, señalan los investigadores, y proponen modificar los conceptos técnicos que se utilizan para identificar a los indígenas e iniciar una nueva planeación de los programas, lo que significa establecer un diálogo con aquéllos para reconocer los problemas, las propuestas y los métodos de trabajo.