n Beneplácito de Szymborska y Milosz, por el Nobel


Günter Grass rompió la jaula del provincialismo alemán: Pérez Gay

n Creó una nueva manera de ficcionalizar la realidad, señala Pitol

César Güemes n No son muchos los especialistas con que contamos en México sobre la narrativa del nuevo Nobel de Literatura alemán. Sin embargo, son sólidos. Todos ellos han estado cerca de la obra del prosista y de los sitios que aparecen en sus textos. Esta es la opinión que les mereció la noticia de la Academia Sueca -de reconocer la trayectoria del autor de El tambor de hojalata-, a tres de ellos.

 

La novela, tierra fértil

 

José María Pérez Gay: Grass es el gran novelista de la segunda parte del siglo XX. Su trilogía de Danzig se cuenta entre los capítulos extraordinarios de la novelística contemporánea. Además, es un escritor que ha intentado todos los géneros literarios y es un notable dibujante, si bien la tierra fértil de su talento es la novela. Hay críticos que lo señalan como desigual. Sin embargo, el aliento lírico de Grass que va desde El tambor de hojalata a Es cuento largo, se mantiene de manera comparable al aliento de Alfred Döblin o Thomas Mann. Sabemos que la opinión pública alemana ha sido siempre muy injusta con él, los elogios y los vituperios se reparten por igual. Al respecto, es preciso considerar que Grass tocó a mitad de los años sesenta partes muy sensibles de la Alemania de entonces, como el sentimiento de culpa después de la guerra. Cuando en 1966 estrena su obra Los plebeyos prueban la revuelta, se ve confrontado con el mundo oficial de su país porque critica a Brecht. De ahí en adelante, ya en el terreno social, su compromiso con Willy Brandt y la socialdemocracia alemana lo hacen todavía más odiado en ciertos grupos y más respetado y querido por otros. Después de ello viene una etapa en que empezó a ver el mundo porque Grass es justamente eso, un hombre de mundo, rompe muy rápido la jaula del provincialismo alemán. Un punto importante es que nunca tuvo ideología, su rabia se basó en algo más que en eso. Nunca fue un comunista sino un socialdemócrata tardío que elige ese camino como una solución al problema alemán de los años setenta. La conclusión de todo esto la vemos en su obra: mucha de sus novelas son verdaderas fábulas pedagógicas.

 

Cronista de Alemania

 

Sergio Pitol: es un narrador absolutamente imprescindible en la posguerra. Sus novelas-testimonio, especialmente El gato y el ratón, El tambor de hojalata y Años de perro. Esas tres obras fueron de verdad notables por su arrojo, su vigor y además porque él encontró un gran lenguaje para escribirlas. Hablamos de un código literario que a veces llega a lo medieval, a veces a lo barroco y desde luego a las expresiones contemporáneas. Con toda esa riqueza lingüística y una forma muy de nuestros días, que tiene mucho de crónica, pero que también suma los grandes secretos de la novela moderna, ha creado una nueva manera de ficcionalizar la realidad sin caer en los clichés o convenciones de las novelas ideológicas. Sin duda, Grass es uno de los grandes pensadores y narradores de nuestro tiempo. Es por antonomasia el cronista de Alemania en los más recientes 50 años.

Margo Glantz: Después de que la Academia le dio el Nobel a Saramago, con el premio a Grass me parece que la idea original del reconocimiento se retoma y va por donde debe ir. Claro que es un novelista muy importante, además de que su posición política después de la Segunda Guerra Mundial ha sido del todo consecuente. El tambor de hojalata es una de sus mejores novelas, lo mismo que El rodaballo. Es un escritor que me ha interesado mucho, sobre todo en sus primeros libros, que mantienen un contacto importante con la gran tradición literaria alemana, misma que retoma luego del periodo violento del nazismo. Su postura plantea un punto de vista diferente y crítico frente a la realidad que lo circunda.

 

Vigente, la literatura del deber político

 

Dpa, Varsovia, 30 de septiembre n Wislawa Szymborska y Czeslaw Milosz, ambos escritores polacos distinguidos con el Nobel, señalaron su beneplácito por el reconocimiento a Günter Grass. Dijo Szymborska: ''Grass ha merecido largamente este premio". Y Milosz declaró: ''El Nobel a Günter Grass significa que la literatura del compromiso político no pertenece al pasado, como uno podría pensar tras el descrédito del compromiso comunista". Por su parte, Daniel Olbrychsky, quien desempeñó un importante papel en la versión fílmica de El tambor de hojalata, señaló que Gdansk, donde transcurre la acción, debe considerarse también ganadora del premio.