Después de haber participado en el Consejo Ciudadano que tuvo como trabajo la formulación de un método para elegir al candidato de una alianza opositora a la Presidencia de la República, he llegado a algunas consideraciones que creo necesario dar a conocer a la opinión pública.
En primer lugar, agradezco a los partidos la confianza que tuvieron para incorporarme al grupo de ciudadanos. Pienso que todos los que lo integramos actuamos de acuerdo con la convicción de que la Alianza por México es necesaria para el país. El grupo decidió desde un inicio trabajar por consenso y así fue. Su formación tuvo, como ya se ha señalado en otros textos, dos momentos; hubo un primer conjunto que inició el trabajo semanas antes y en un segundo momento, a partir del 13 de septiembre, nos incorporamos el resto. Al inicio de la tarea se presentó una propuesta de borrador de un proyecto de método, que en principio contaba con la simpatía de los partidos, y que al parecer era una vía que podría destrabar el problema en el que se encontraban los partidos políticos y por esa razón trabajamos sobre esa pista. Sin este acuerdo previo hubiera sido absurdo que el Consejo Ciudadano presentara esta propuesta. Después de varias sesiones intensas se llegó a una propuesta que en lo general fue aprobada por consenso, salvo en un punto en el que tres consejeros emitieron un voto particular. Es completamente falso que hubiera mayoriteo y mucho menos manipulación.
En segundo lugar, la propuesta era un documento para discutir y tenía como estructura básica una consulta acotada, de tipo plebiscitaria y una batería de encuestas. Estaría a cargo del Consejo Ciudadano y se realizaría mediante la colaboración de una serie de organizaciones sociales en todo el país, y las encuestas se harían (tres) de forma previa a la consulta y la última sería una encuesta de salida. Como se ha señalado, ambos ejercicios eran un intento de formar una vía diferente a la que al inicio plantearon los partidos, es decir, elección primaria o encuesta. Se puede discutir mucho sobre si esta es una tercera vía, si se trató de una mezcla, pero el objetivo fue lograr un método que pudiera ser aceptado por las partes, para lo cual se trató de satisfacer los requerimientos de certeza y de participación.
En tercer lugar, la propuesta, como ya se sabe, fue aceptada por seis partidos y rechazada por el PAN; este instituto político se fue a la descalificación de los consejeros y acusó a una parte de ellos de haber caído en la parcialidad. Es absolutamente falso que la propuesta se haya elaborado para favorecer a una parte y perjudicar a la otra.
En cuarto lugar, tengo que reconocer que independientemente de las bondades y riesgos que siempre se reconocieron, hubo errores en el manejo de la propuesta, como ya se ha reconocido por otros de mis compañeros: existió presión de tiempo que nos llevó a precipitaciones y quizá a una presentación deficiente.
En quinto lugar, a pesar de que la alianza es necesaria, tengo que reconocer, y me gustaría estar equivocado, que no hay condiciones de madurez para que pueda llevarse a cabo. Sin embargo, espero que los partidos políticos puedan recuperar la ruta de negociación y acuerdo para lograr esa alianza, porque la polarización es el peor escenario.
Finalmente, se puede especular mucho sobre las posibilidades y las dificultades que tiene formar esta alianza, pero estoy convencido de que no son, ni fueron, los detalles técnicos de la propuesta los que han generado el último enfrentamiento entre las partes, sino básicamente la falta de un acuerdo político entre ellos. Es deseable que los partidos piensen en el país a la hora de tomar sus decisiones.