La Jornada domingo 26 de septiembre de 1999

VENTANAS Ť Eduardo Galeano
Para las cátedras de medicina

Galeano Cuando Osvaldo Soriano vivía en La Boca, conoció al médico más prestigioso del barrio. El doctor no tenía secretaria, y creo que ni teléfono tenía. El consultorio, sin música funcional ni reproducciones de Gauguin en las paredes, consistía de una mesa, dos sillas y un camastro destartalado. Allí él recibía, vestido de entrecas, a sus pacientes, y los dejaba hablar. A los pacientes que no conocía, empezaba por preguntarles:

ųY usted, Ƒqué enfermedad quiere tener?