DISQUERO

El fino arte del jazz

art of song

El mundo del jazz es tan vasto y fértil que una focalización inteligente, un acento matizado, un guiño, una idea tan noble y fina como la que inspira el álbum, flamantísimo, The Art of The Song (Verve) resulta exquisitez, caricia sobre tela de satín, humo de terciopelo azul. El artífice de este alumbramiento es el maestro Charlie Haden, quien no conforme con ser uno de los grandes contrabajistas del mundo del jazz, se lanza ahora como cantante, y al frente de su extraordinario Quartet West y acompañado por una orquesta de cámara, estructura trece cortes formidables teñidos de sobriedad, elegancia aristocrática, caracterizada por un espíritu opaco, una tensión dramatúrgica tendiente hacia lo bajo, del gris oscuro, del spleen a la tristeza. Bastante down en su tonalidad mayor. Shirley Horne, esa gran maestra del Arte de la canción (título del disco) inicia con una partitura de Leonard Bernstein, un fragmento de On the Town, montaje para el Broadway de los cuarenta. Tal inicio marca una atmósfera elevadérrima en todos los conceptos, variopintos, enaltecidos, que transcurren en los 13 tracks. El maestro Bill Henderson, otro veterano del arte de cantar jazz, contribuye, en la segunda canción, con otro tema clásico del music hall, Why did I choose you, de la obra de Michael Leonar y Herbert Martin, The Yearling. Finuras tales como el Momento musical opus 16, de Rachmaninof, el monumental Love in Vain, de otro gigante, don Jerome Kern, así como un tratamiento camerístico coronado por los solos en el contrabajo de maese Haden hacen de este disco hiper cool una temporada en el invierno del mejor jazz posible.

 

El grueso arte del swing

roy eldridge

En contraste con el tono medio depre del disco anterior, la vivacidad de espíritu que anida en la trompeta del maestrísimo Roy Eldridge, un clásico en toda la extensión de la palabra, emerge desde el mero inicio como un líquido balsámico en un pendulamiento de swing fenomenal. Trompeta con sordina, el mero título del track inicial, Bossa Nova, confirma la hondura, la sabrosura y la elegancia de la docena de piezas del mejor jazz, de la ortodoxia soberana, de la quintaesencia sincopada en un disco espléndido: Roy "Little jazz" Eldrige. Swingin' on the town (Verve), venturoso rescate discográfico merced a los avances de la tecnología. Trátase de una grabación que data de junio de 1960, remasterizada y en edición facisimilar su portada y contraportada, con un guiño para melómanos clavados, de esos que llegan a considerar los discos como objetos y no como fuentes de placer: la versión original, en acetato, tenía un error en el listado y su correspondencia secuencial de las canciones en la contraportada, duendazo que ahora se corrige en la edición del disco compacto y que hace perder el sentido filatélico para algunos simples consumidores. Pero eso es lo de menos. Lo de más es harto fascinante: el espíritu espumoso de la trompeta Eldrige se sumerge en atmósferas tan fascinantes como Honeysuckle Rose, Easy living y ese himno cordial titulado Misty, un dardo clavado justo entre el sístole y el diástole, en el intersticio secreto de las alas de un suspiro. Fuellean el swing: Ronnie Ball al piano, Benny Moten en el bajo, Eddie Locke en batería y el Señor Trompeta, Eldridge. De lujo. (Pablo Espinosa)