Ť Autor de Catarsis. Cien y un sonetos
La poesía es un fenómeno de juventud, dijo Osvaldo Navarro
Ť Trata de sacarse la espina de una Cuba que lo hiere: Almeyra
Yanireth Israde Ť El poeta cubano Osvaldo Navarro apenas tuvo tiempo de probar el vino blanco. Los abrazos de sus compatriotas ųjacarandosos y querendones como sonų lo retuvieron hasta tarde en la librería Pegaso de Casa Lamm, donde la noche del jueves presentó Catarsis. Cien y un sonetos, poemario editado por Praxis que reúne la producción del autor durante los últimos 25 años.
Guillermo Almeyra, José Angel Leyva y Osmar Sánchez Aguilera comentaron, desde diversos y complementarios enfoques, este conjunto de sonetos que ''dicen lo que quise decir, a pesar de las censuras, aunque sin violar determinadas lealtades con las que siempre he sido consecuente", dice el ex colaborador de esta casa editorial distinguido con diversos galardones en su país, como los premios nacionales Cucalambé de Poesía y el de la Crítica por su novela El caballo de Mayaguara.
Surgieron estos textos ųexplica el autor de Los días y los hombres (1975), De regreso a la tierra (1974) y Xabaneras (1996), entre otrosų ''como un ansia de purificación y una manera de mitigar una insatisfecha avidez de paz, de perfección, de bien, de verdad, de belleza, de esperanza y de espiritualidad frente a tanta violencia, tanto desorden, tanto mal, tanta mentira, tanta cerrazón y tanta brutalidad que me ha tocado vivir, quiero decir, padecer".
Impugnar el verso libre
El ensayista Almeyra ofreció un punto de vista como lector y admirador del poeta avecindado en México desde hace varios años: ''Osvaldo nos recuerda lo que quiere decir catarsis. Y pretende, por tanto, purgarse, sin resultado, de algo que le pesa desde siempre: la contradicción entre la Cuba que quiere, la que quiso, la que ayudó a hacer, y esa otra Cuba, tan suya y tan ajena, que él vive como remordimiento, angustia, anhelo (...) El trata de sacarse con sus poemas la tan hincada espina de una Cuba que le hiere el corazón, y que le obliga a hacer un balance general de una larga fase personal y colectiva en la que su ser y su quehacer se identificaron tan completamente con su isla natal, donde todo, desde siempre, tiene una grandeza y una belleza trágica".
El editor y crítico José Angel Leyva observó en Osvaldo Navarro a un poeta rebelde que decidió optar por el soneto y cuestionar así al verso libre. No obstante, aclaró, ''se retira de la tradición barroca del soneto y se desliza por los senderos de un tono coloquial".
Musicalidad, cadencia y humor hay en su obra, de tal suerte, agregó, que ''uno puede leerla con gran gusto".
Cubano también, el crítico Osmar Sánchez inscribió el ''sonetario" de Navarro en lo que denominó ''literatura cubana de la crisis". Y apuntó: ''Es al trasluz de ese discurso (cada vez más caudaloso y multigenérico) delineado por la crisis cubana, que debe leerse la aparición de Catarsis.
Más que hablar de su propia obra, el celebrado decidió en su turno leer unos poemas y sin que desmayara su ánimo se dio tiempo para una entrevista al final del acto, en la que consideró a la poesía como un fenómeno de juventud. La inocencia, la ingenuidad, la ternura, y en suma, la impronta de esa etapa, indicó, son fundamentales para la poesía. Al paso del tiempo habrá oficio, pero cada vez menos ese impulso que acude cuando se es nuevo en este mundo.