n Comentaron libro-homenaje en Bellas Artes


Clementina Otero supo infundir el valor de la ética a los actores

n Incluye más de cien fotografías de los archivos de sus hijas

Carlos Paul n Clementina Otero (1906-1996) fue una actriz eminentemente ética que supo comunicar este valor a sus alumnos y cultivarlo en los escenarios. No sólo actuaba, sino que también pensaba, y fue el Teatro de Ulises en 1928 ųque ella inauguróų, el punto de partida donde nos enseñó cómo debe ser el arte actoral.

Así la definió Héctor Azar en la presentación ayer, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, del libro-homenaje Los escenarios de Clementina Otero, que ilustra el tiempo en que se convirtió en actriz ųa los 16 añosų hasta llegar a 1945, año en que fue declarada ''la mejor actriz de México".

 

Impulsora del teatro

y la danza

 

Condiscípula de Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Antonieta Rivas Mercado e Isabela Corona, entre otros artistas que formaron el grupo Los Contemporáneos, Otero fue una entusiasta promotora no sólo del teatro sino también de la danza.

Su interés por este último medio de expresión quedó demostrado durante los años en que fungió como titular del Departamento de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes y directora artística del Ballet Clásico de México.

"A ella se deben las presentaciones de 1966 a 1969, de los primeros cuatro festivales de Danza Profesional Clásica y Contemporánea, en los que tomaron parte las compañías más importantes en aquel entonces: Ballet Nacional, Ballet Clásico de México, Ballet Concierto, Ballet Contemporáneo y Ballet Independiente, así como del extranjero Danzas Tradicionales de Japón y Orchises, conjunto de danzas griegas", destacó la coreógrafa Nellie Happee, quien con el actor Héctor Gómez, el escritor Vicente Quirarte, Héctor Azar y Mario Espinosa, presentaron ante una sala llena de amigos y alumnos, estas memorias de 143 páginas, profusamente ilustradas con más de cien fotografías procedentes de los archivos personales de sus hijas Marinela y María Clementina Barrios Otero.

El volumen aspira a ser no sólo un testimonio, sino ''libro de consulta", pues gracias a ella ''el teatro mexicano ha desempeñado un papel relevante en la consolidación de lo que hoy somos" en ese ámbito.

 

Recuperar la historia teatral

 

Clementina Otero también creó en 1941, con el apoyo de Carlos Pellicer y Xavier Villaurrutia, la Compañía de Teatro Infantil, actual coordinación de Teatro Escolar, y fue directora de 1962 a 1965 de la Escuela de Arte Teatral del INBA.

''Este libro es un pequeño, pero indispensable acto de recuperación de nuestra historia teatral. La proverbial desmemoria que caracteriza a nuestro teatro nos ha conducido a una pobreza de vasos comunicantes entre generaciones y llevado a la necesidad de descubrir el agua tibia cada día. Es por ese motivo que se hace necesaria la revisión de la vida artística de una actriz como Clementina Otero", señaló Mario Espinosa.

Héctor Azar destacó que independientemente del trabajo de Otero como promotora cultural y primera actriz, lo que en particular la podría definir es que pudo comunicar el valor ético al actor, a la actriz. ''Tenía una capacidad ética que proponer sobre el escenario".

Por su parte, Vicente Quirarte se refirió al libro diciendo que entre sus páginas, ''la maestra es vista como la heroína del teatro mexicano, que en el grupo de Los Contemporáneos se ganó un sitio como una 'contemporánea' más, porque a partir de su encuentro con los poetas llegó a formar parte de nuestras más genuinas afinidades estéticas".

Héctor Gómez, luego de recordar el comienzo de su carrera en 1945, en el Teatro Infantil que dirigió Clementina Otero, detalló que en el libro ''se muestran las diversas Clementinas que ocuparon los escenarios del país, siempre con una presencia que despertaba admiración y respeto, porque, como le escribió Gilberto Owen: ''En esa mujer cabían todas las mujeres y, también, toda la poesía".