Pero no es ese el único punto llamativo del muy oportunamente ilustrativo desastre de la coalición coahuilense. Por el contrario, hay un amplio catálogo de enseñanzas que arroja el experimento norteño en el que han participado PAN, PRD, PVEM y PT.
Por principio de cuentas, el PAN se apropió de las mejores candidaturas disponibles y de la conducción de la campaña. En un episodio en el que participó Patricia Olamendi a nombre del PRD nacional (quien hace poco renunció al sol azteca, justamente por inconformidad con la postura de Cárdenas en los lances de la buscada alianza opositora), el PAN resultó altamente beneficiado. Para empezar, se desplazó al aspirante perredista a la gubernatura, Ricardo Mejía Berdeja, quien había obtenido 22 por ciento de la intención del voto opositor, contra 53 de García Villa, según las encuestas realizadas por la Fundación Rosenblueth y, sobre todo, por la empresa G Mark (estudios con los que se decidió la candidatura coaligada).
Pero, además, la coalición se hizo tan mal (encabezada y conducida por García Villa, un doctrinario panista, cuyo desempeño como candidato hace recordar a Carlos Castillo Peraza en el Distrito Federal en 1997), que hoy los partidos participantes están en riesgo de perder prerrogativas económicas y, por increíble que parezca, hasta representaciones como las regidurías en los municipios más importantes.
En efecto, el artículo nueve del código electoral coahuilense señala que para obtener regidurías de representación, los partidos deberán haber presentado planillas cuando menos en diez municipios. La Coalición Coahuila --integrada por PAN, PRD, PVEM y PT-- sólo presentó ocho, por lo que si no gana la mayoría de votos, no tendrá derecho a contar con regidores de representación proporcional en Torreón, Saltillo, Monclova, Frontera, Ramos Arizpe, Múzquiz, Francisco I. Madero y Piedras Negras.
Teniendo todo para ganar (un gobernador salinista, Rogelio Montemayor, menguado y derrotado; un candidato priísta, Enrique Martínez y Martínez, presionado por los grupos de interés para ceder posiciones importantes; el control político de los principales municipios, y una alianza electoral), el panismo ha tirado todo por la borda, y ha creado las condiciones para que el tricolor se encamine, según las famosas encuestas, a un triunfo amplio (dicen los priístas, con mucha seguridad, que arrollador), sobre una coalición opositora.
Y a quién echarle la culpa, Ƒa las encuestas?
Astillas: Aquellos que suelen ver todo oscurecido y dramático, no podrán sino sonreír y alegrar su espíritu al escuchar las bellas palabras del ministro de Finanzas del año (según el evangelio de Euromoney), san Angel Gurría: la austeridad --ha dicho el sabio señor secretario de Hacienda-- ya es una forma de vida en la administración pública federal. Con tan risueñas declaraciones, mister Gurría está ya aplicando (nótese el uso de un oportuno anglicismo, que hace guiños promocionales a los amitos extranjeros) para obtener algún premio cómico internacional (y, mientras le conceden esa u otra distinción, que se gestionen los viáticos generosos para próximas giras de los austeros funcionarios zedillistas)... Otro terreno donde lo trágico y lo cómico se enlazan es el de la desaparición física de Mario Ruiz Massieu. Dadas las extrañas condiciones en las que ocurrió tal incidente, se ha esparcido con fuerza la versión de que el presunto fallecimiento fue un montaje, y que el supuesto muerto goza de plena salud, acogido a programas estadunidenses de testigos protegidos o encubierto por la mafia a la que habría servido como subprocurador federal de la justicia mexicana. La imaginación popular tiene sustentos para esta nueva elaboración. La enciclopedia de la nota roja-política mexicana está llena de lagunas, dudas y rumores: desde los cambios físicos de Mario Aburto, hasta la apariencia modificada, por cirujanos, de Amado Carrilo antes de morir. Al tono farandulero que va adquiriendo el caso Ruiz Massieu colaboró ayer el embajador estadunidense, David Davidow, quien con todo el peso de su corpulencia (política, desde luego) asegura que Mario está absolutamente muerto, y que no se está en presencia de un caso como el de Elvis Presley, a quien los más fanáticos de sus seguidores todavía aseguran ver de vez en cuando en bares u otros sitios públicos. ''Yo he visto su cuerpo'', dijo el gran diplomático respecto al hermano de José Francisco. Lo malo es que, aparte de él, y otros cuantos, nadie más ha visto otra cosa que a una viuda poco acongojada, a una familia Salinas desplegando posiciones políticas a partir del hecho fúnebre, y una carta redactada con gran vivacidad política. Pero, bueno, Elvis Presley está muerto, y Ruiz Massieu también (y Manuel Muñoz Rocha, dicho sea de paso y aprovechando la oportunidad censal)... Tal como era previsible, Francisco Labastida Ochoa cosechó críticas y burlas por su obsesión en presentar como novedosa propuesta de candidato presidencial lo que ha sido su viejo fracaso como secretario de Gobernación: la lucha contra la inseguridad pública. Roberto Madrazo y Humberto Roque aprovecharon el regalo que les hizo su adversario sinaloense y le endilgaron calificaciones negativas ƑQuién será el estratega de Labastida Ochoa? ƑSerá el mismo que diseñó el ambiente fresco, natural, nada preparado, sin guión prestablecido, ni preguntas a modo, de la visita al programa de Adal Ramones? Mucho ganaría don Francisco si le envía, como infiltrado, a ese estratega --o ese equipo de estrategas-- a Roberto Madrazo. Con una jugada así, audaz e inteligente, estaría garantizado el repunte del sinaloense... Por cierto, ayer Labastida hizo lo necesario para demostrar que, efectivamente, el salinismo está tras de él. Ya antes había hecho públicos elogios a Carlos Rojas, lo cual sería natural bajo el entendido de que el ex secretario de Desarrollo Social ya estaba en su equipo de campaña cuando Madrazo le quiso endilgar a Francisco la etiqueta del salinismo. Pero ayer, en Coahuila, el precandidato anunció que, de llegar al poder, incorporará a su equipo de trabajo al gobernador actual, Rogelio Montemayor Seguy, salinista entre los salinistas, Ƒqué tal si espera a que salga de la cárcel Raúl Salinas para nombrarlo director de reclusorios?... Políticamente, ayer pusieron negro a Blanco Herminio, aunque facialmente el tono predominante en el secretario de Comercio era el enrojecido de la irritación. Panistas, perredistas y priístas criticaron a mister White (compañero de gabinete de mister Gurría) por su desempeño como funcionario público. Lo menos que le exigieron fue la renuncia, pero Herminio se portó como los machos chihuahuenses: resistió, y no dimitió.
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