Se evitó la balcanización del país, señala Habibie
Amenaza la hambruna a Timor
Afp, Ap, Reuters y Dpa, Yakarta, 21 de septiembre Ť El presidente indonesio, Jusuf Habibie, defendió hoy el haber permitido el ingreso de la fuerza multinacional de paz (Interfet) en Timor Oriental, y pidió a los legisladores y a la población aceptar el resultado del referéndum del pasado 30 de agosto, mientras las tropas internacionales continuaron su despliegue en Dili, la capital este-timoresa, y llegaron a Dare en medio de los aplausos y bailes de los miles de refugiados de la ex colonia portuguesa.
El comandante de la Interfet, Peter Cosgrove, advirtió que el despliegue de tropas podría tomar varias semanas antes de asumir el control total del este de Timor. En Darwin, Australia, el líder separatista, Alexandre Xanana Gusmao, agradeció a la comunidad internacional la intervención militar.
Habibie compareció ante el Parlamento, donde afirmó que con la entrada de la Interfet se evitó ''la balcanización de Timor Oriental'', con el objetivo de terminar con la crisis en esa región, e hizo posible que Indonesia ''entre al tercer milenio libre de presiones internacionales''. Su discurso ųen el que declaró ''he hecho lo que pude''ų fue ovacionado por los legisladores.
Veinticuatro años después de que Indonesia ocupó militarmente Timor Oriental, 78.5 por ciento de los timoreses votó por la independencia, lo que desató una ola de violencia por parte de las milicias antiseparatistas. Más de 200 mil personas abandonaron sus hogares y, según estimaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), murieron 7 mil.
Los milicianos, apoyados por el ejército y la policía indonesios, incendiaron ciudades y aldeas, saquearon comercios, obligaron a los timoreses a movilizarse a campamentos en Timor Occidental donde, según testigos, continúan siendo intimidados.
Hasta el momento, no han cumplido sus amenazas de impedir el despliegue de la Interfet, cuyos primeros efectivos llegaron el lunes a Dili y tomaron el control del puerto, el aeropuerto, la sede de la Organización de las Naciones Unidas, así como comercios y calles.
Este martes, aviones Hércules y helicópteros Black Hawk transportaron a las tropas internacionales desde Darwin, Australia, y se prevé que en las próximas horas sean desplegados 2 mil 500 soldados de la Interfet. Decenas de efectivos comenzaron a desembarcar en el puerto de Dili pero, según fuentes australianas, los refugiados aún no se atreven a regresar a la capital.
El tráfico aéreo provocado por la llegada de la Interfet causó la suspensión, por segundo día consecutivo, del lanzamiento desde aviones de ayuda alimentaria a los miles de refugiados que se encuentran en las montañas, y que en los próximos días podrían enfrentarse a una hambruna.
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados, Sadako Ogata, anunció el envío de sendas misiones a Timor Occidental y Oriental para verificar in situ la situación de los desplazados.
Ogata afirmó que Habibie, y el jefe del Ejército, general Wiranto, se comprometieron a garantizar que los refugiados en Timor Occidental, controlado por Indonesia, decidirán libremente si quieren o no regresar a Timor Oriental.
Aunque no se han registrado enfrentamientos directos entre la fuerza multinacional de paz y las milicias pro Yakarta, este martes se informó que tres milicianos y un independentista murieron en un ataque cerca de la frontera con Timor Occidental, mientras la ONU envió a un grupo de empleados a buscar a dos periodistas que desaparecieron cerca de la localidad de Baucau, después de que el vehículo en que viajaban fue atacado por presuntos antiseparatistas.
En Yakarta, desconocidos dispararon contra la embajada de Australia, país que encabeza la Interfet y que envió 4 mil 500 de los 7 mil 500 efectivos que la integran. No se informó de muertos o heridos.
Por otra parte, Gusmao, considerado como el futuro primer presidente de Timor Oriental, visitó un campamento de refugiados en Darwin, y ahí se comprometió a trabajar para lograr la transición democrática en la isla, tarea que estimó tomará al menos 18 meses.
Sin embargo, declaró que no sabe cuándo regresará a la isla debido entre otras cosas a la falta de seguridad pero, subrayó, ''haré todo lo posible por ayudar a las fuerzas multinacionales a lograr lo que el pueblo de Timor Oriental desea: la paz y la tranquilidad''.