Vicente Fax y Gerardo Alimaña, dos personajes de la realidad virtual
Gazapos electrónicos
Pedro Miguel Ť No se lo cuenten a nadie: un simple procesador de palabra podría desplazar de sus empleos a los guionistas de esos programas televisivos de sátira política cuya gracia casi única consiste en alterar, de manera chusca, los nombres de algunos personajes de la escena pública.
Hace un par de años, cuando el antepenúltimo secretario de Gobernación era referencia obligada en muchos reportajes, artículos y notas informativas, el corrector ortográfico de Word 97 (que, por entonces, era un modelo del año) se empeñaba en cambiar el apellido de Emilio Chuayffet por el vocablo "chayote", en lo que algunos informadores interpretaban como una portentosa facultad del programa para la libre asociación de ideas. No salía mejor parado el secretario de Hacienda ųel cual sigue en el cargo, a diferencia de Chuayffet y a pesar del mencionado procesador de palabrasų, a quien Word rebautiza por norma como "José Angel Gruñía", "José Angel Gruta" o "José Angel Grupa". La utilería es mucho más benévola con el presidente Ernesto Zedillo, a quien insiste en llamar "Zedilla", palabra, esta última, que es el diminutivo de zeda o el sinónimo de cedilla, "la letra ce con una virgulita (ç) de la antigua escritura española, que representaba un sonido interdental sordo, a diferencia de la z interdental sonora", según nos informa el Diccionario VOX de la Lengua Española. La titular de Relaciones Exteriores, por su parte, se convierte, una vez ejecutada la utilería de corrección ortográfica, en "Rosario Oreen" o "Rosario Grey".
Sarcasmo cibernético
En cuanto a instituciones y organismos, Word descalifica rotundamente a Caminos y Puentes Federales de Ingresos ("Chapuce"). Ante Pemex, la corrección ortográfica introduce matices que van de lo zoológico a lo genital, pasando por el albur descarado: "peces", "peles" y "penes". El diagnóstico sobre el IFE es tan breve como sarcástico: "fe". A propósito del Legislativo, la herramienta de corrección ortográfica dice que la Cocopa es una "cócora", término que significa, en distintos países de América Latina, "persona molesta e impertinente", "cólera o rabia", "escozor, incomodidad, molestia", "ojeriza, antipatía" o "miedo", todo ello según el VOX, una versión electrónica del cual viene incluida en la enciclopedia Encarta, producida también por Microsoft.
No vaya a pensarse que el procesador de palabra de esa empresa se limita a jugar malas pasadas al bando gubernamental o a las instituciones autónomas o parlamentarias. Cuando el corrector se detiene en la palabra perredista ofrece remplazarla por términos de connotación trágica ("perdiste", "pereciste"), quimérica ("preexiste") o de plano por "periodista", una opción que sembraría dudas terribles sobre la imparcialidad informativa. El rival de Cuauhtémoc Cárdenas es transformado en "Profirió Muñoz Lerdo" o bien (aunque resulte un tanto contradictorio con lo anterior) en "Profirió Muñoz Leído". Pero cuando llega al nombre de pila del todavía jefe de Gobierno capitalino, el procesador de palabra pierde de golpe su espíritu guasón y afirma escuetamente: "No hay sugerencias".
Los zapatistas, por su parte, pueden escoger entre convertirse en "zapatillas" o en "zapateta", que significa, siempre según el VOX, "golpes que se dan con el zapato en el suelo en ciertos bailes". En cuanto a los paristas, Word 97 pide que sean denominados "parásitas".
El código ortográfico de Bill Gates es tan implacable cuando mira hacia la izquierda como cuando ve a la derecha: el candidato único del PAN a la Presidencia aparece como "Vicente Fax Quemada" o "Fax Quedase"; al jefe Diego le da a escoger ųtal vez para fortalecer las perspectivas de la alianza opositoraų entre la inclusión ("Fernández de Cabemos") y el fracaso ("Fernández de Cebados"); un panista se transforma en "pancista" (Ƒreferencia velada a la silueta de alguien?). Por su parte, el obispo Alamilla es convertido, en un arranque inesperado de anticlericalismo informático, en "Genaro Alimaña".
Las combinaciones referidas se consiguen, por ejemplo, al capturar este texto, abrirlo en Word 97 y escoger el comando "Ortografía y gramática..." del menú "Herramientas". En ese mismo menú, el comando "Idioma/Definir idioma..." debe fijarse en la opción "Español (México)".
Sin duda, el procedimiento descrito guarda una infinidad de atrocidades y tesoros por descubrir. Si en la redacción de un medio impreso mexicano se siguiera al pie de la letra las recomendaciones del corrector ortográfico de Word 97, el resultado sería un conjunto de demandas por difamación, acaso manifestaciones airadas frente a las oficinas, cientos de cartas a la Redacción, seguramente el odio generalizado de todo el espectro político nacional y, tal vez, el regocijo de no pocos lectores y lectoras enfrentados a la siguiente disyuntiva: o el Word es muy bruto, o la inteligencia artificial es mucho más inteligente de lo que suele pensarse.