n Las exportaciones del grano generan al país casi mil millones de dólares al año
Perciben 8 pesos diarios 185 mil productores indígenas de café
n Las zonas en que se cultiva el aromático coinciden en general con las regiones de más miseria
n Los agricultores temen mayor merma en sus ingresos, debido a la baja en el precio internacional
Angélica Enciso, enviada, /I Oaxaca, Oax. n Cada uno de los 185 mil productores indígenas de café gana unos 3 mil pesos al año ųocho pesos al díaų, mientras que el grano genera al país casi mil millones de dólares al año.
Aun con las escasas ganancias que obtienen por el café, las familias indígenas que por generaciones se han dedicado a su producción, y que se ubican en las regiones más marginadas del país, continúan con la actividad por tradición y porque el tipo de suelo no les permite hacer otro cultivo, explican caficultores.
El mapa de las regiones cafetaleras coincide en general con el de las zonas de más alta marginación. En tal caso están las costas Chica y Grande de Guerrero; la sierra mazateca y la mixteca, en Oaxaca, y el Soconusco, en Chiapas.
Las etnias disponen de escasos apoyos oficiales y así enfrentan un mercado con precios internacionales a la baja e importaciones de la industria nacional, que han desplazado casi 140 mil sacos de café de la comercialización nacional, lo cual ocasionó que el país este año deje de percibir cerca de 120 millones de dólares.
A los cafetaleros esta nueva crisis siempre les trae a la mente la que vivieron entre 1989 y 1994, cuando los precios internacionales fueron bajos, lo que ocasionó abandonó de la actividad y una mayor miseria en esas regiones.
Productores de San José Tenango ųen la sierra mazateca, una de las comunidades más pobres de la regiónų temen que sus ganancias por la próxima cosecha sean aún menores. Si el año pasado obtuvieron 9 pesos por un kilogramo, creen que esta vez será de cinco pesos.
"ƑNos conviene cosechar? ƑNos conviene cortar?", se pregunta Alejandro Martínez, de 70 años, y explica: "Tenemos que pagar el jornal para quien corte, para limpiar, o ponemos toda la familia a trabajar; así sacamos algo. Es poco, pero con eso compramos un puerquito o unas gallinas y ahí la llevamos".
Nueva crisis
Para los 282 mil cafetaleros que en total existen a nivel nacional ųque cultivan 762 mil hectáreas y están ante la inminente cosecha 1999-2000ų será difícil enfrentar la situación que se derive de la caída de 40 por ciento en el precio internacional del aromático.
En esta cosecha, según el Consejo Mexicano del Café, se espera obtener 6 millones de sacos de 60 kilogramos, aspecto que para los productores es "absurdo", ya que este año fue de casi 4.2 millones de sacos. No se puede dar tal incremento, y lo que se provoca con esos anuncios es afectar más la cotización, consideró Miguel Tejero, asesor de la Coordinación Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO).
Las perspectivas que existen sobre los precios internacionales del aromático para los próximos meses son de una baja constante. El 13 de enero de este año el precio era de 120 dólares por cien libras, mientras que el 19 del mismo mes se encontraba en 106 dólares, y en los siguientes meses se cotizó en cien, hasta llegar a los 86 en los primeros días de septiembre.
Sin embargo, no es sólo el problema de los bajos precios, sino que a ello se suma los diferenciales de castigo que al aromático mexicano se aplican en el mercado internacional ųlas transnacionales argumentan baja calidad del grano para pagar menosų, ya que reducen hasta en 40 por ciento el precio del grano, explicó Miguel Tejero.
El precio, por ejemplo, es de 85 centavos de dólar la libra. Al productor se le aplican los diferenciales y se les paga 50 centavos de dólar, mientras que los costos de producción son de 90 centavos de dólar, lo cual, en lugar de ganancias, genera pérdidas.
Las organizaciones cafetaleras que a principios de año compraron la cosecha a 100 dólares temen enfrentarse a una crisis financiera por la caída del precio en este momento, ya que aún cuentan con inventarios de la cosecha 1998-1999.
La Confederación Mexicana de Productores de Café estima que a nivel nacional aún hay 500 mil sacos de café sin venderse, mientras que tan sólo en Oaxaca la CEPCO estima que tiene 22 mil quintales.
Cada indígena en promedio cuenta con una superficie de 1.6 hectáreas y rendimientos que van de 6 a 9 quintales ųcada quintal equivale a cien librasų; por hectárea significan 6 mil pesos al año y de esto se descuentan unos 3 mil pesos por los costos de producción, lo que hace que su ganancia se reduzca a 3 mil pesos, equivalentes a unos ocho pesos al día.
En total el cultivo de grano del país ųque es el cuarto productor a nivel mundialų se realiza en 56 regiones de 12 entidades del país, pero la producción se centra en Chiapas, con 30 por ciento del total; Oaxaca, con 23 por ciento; Veracruz, con 20 por ciento; Puebla, con 8 por ciento; Guerrero, con 7 por ciento; Hidalgo, con 6 por ciento y San Luis Potosí, con 3 por ciento.
El café que aquí se produce es básicamente el arábiga. Asimismo, México ocupa el primer lugar en la producción de café orgánico, según información del Consejo Mexicano del Café, además de que la producción total genera cerca de mil millones de dólares, de los cuales 800 millones son aportados por la exportación; 92 por ciento de los productores tienen menos de 5 hectáreas y los 185 mil indígenas están asentados en 300 mil, por lo que en promedio cada uno posee 1.5 hectáreas.
Café orgánico, una opción
San José Tenango está a dos horas ųen camino de terraceríaų de Huautla de Jiménez, que se localiza en el centro de la sierra mazateca, en la región de las Cañadas, la cual es la zona con mayor producción de café en el estado, ya que aporta en promedio 200 mil quintales.
Aquí, los indígenas caminan de una a tres horas para llegar a esta cabecera municipal, donde venden el grano a la Federación Social de Seguridad Social Zapata Vive, que forma parte de CEPCO, la cual se encarga de la comercialización del grano. Aquí está la única clínica para los habitantes de las 106 comunidades, donde hay médico pero no medicinas.
Dionisio Martínez García, de Llano de Arnica, caminó una hora en medio de uno de los fuertes aguaceros que en estos días caen en la región, para ver cuál era el precio del café, ese día, en la bolsa de Nueva York. Estaba a 85 dólares. "Es preocupante", expresa.
En su comunidad ųde 450 habitantesų el principal apoyo que tienen es la cosecha del grano, "porque lo que ganamos lo invertimos en otras cosas para ayudarnos, además de que muchos se van al otro lado para sacar dinerito, lo cual también ayuda". Con tan sólo una hectárea, afirma que invierte 4 mil pesos al año en sus cafetales, de los que obtiene 250 kilogramos del grano.
Los indígenas de esta región son los que tienen mayor participación en la producción de café orgánico ųel cual requiere más trabajo, pero les deja más gananciasų en la entidad. Externa que ha comenzado a cambiar la forma de trabajo: "para limpiar ya no uso el azadón, ahora nada más con machete". No utiliza fertilizantes químicos para la producción del aromático. "Si las plantas se cuidan, pueden durar bien hasta cuatro años, pero si el mantenimiento falla, hay que renovar más seguido", comenta.
Explica que no obtiene ningún apoyo del gobierno: "Hay gente de la comunidad que recibe Progresa, pero ni mis hijos ni mi mujer lo tienen".
Para las familias cafetaleras de Oaxaca, los ingresos que obtienen provienen en 45 por ciento de la venta del grano, 33 por ciento son ingresos por migración o del trabajo en jornal, mientras que otra parte de los recursos son de subsidios.
"Esto se da en situaciones sociales complicadas, donde no se ven perspectivas de seguir viviendo del café en estas condiciones. Una salida es la migración; además, no es coincidencia que todos los levantamientos populares se hayan dado en las zonas cafetaleras, tanto en México como en Centroamérica", explicó Tejero.
Las regiones cafetaleras están en áreas montañosas de difícil acceso, y estos productores son el sector más organizado, lo cual genera una condición de "movimientos desesperados de gente muy unida y muy pobre", agregó.
Aún con exiguas ganancias, los cafetaleros se resisten a dejar de cultivar el grano. "Nos duele quitar las plantas, es nuestra cultura, costumbre, es nuestra vida, no sólo mía y de mis hijos, sino también la de mi padre y de mis abuelos", expresa Jaime García, indígena mixteco de Loxichas.
Agrega que en tres ocasiones se ha ido a Estados Unidos, como indocumentado. Tres de sus hermanos viven en ese país, y el regresó para trabajar sus parcelas. Aunque vendió una hectárea, se quedó con dos, en las que, además de los cafetales, siembra maíz y frijol "para tener que comer".
Decidió empezar a trabajar el café orgánico porque tiene mejor precio. "Al menos no se hacen descuentos en la bolsa de Nueva York, se vende mejor", señala.