Para despedir al siglo
He aquí un acontecimiento discográfico: el álbum doble titulado Silvestre Revueltas: Antología orquestal y de cámara. Edición conmemorativa del centenario 1899-1999 (BMG/ CNCA) comparte un patrimonio fundamental para la cultura mexicana: el archivo de RCA con el pensamiento sonoro del más grande músico mexicano de todos los tiempos. Como parte de la colección Centenario de Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, este volumen doble contiene las mejores versiones en discos de las partituras revueltianas. Fuera de cualquier duda, su máximo intérprete es el maestro Eduardo Mata, quien al frente de la New Philharmonia Orchestra dirige Sensemayá, Redes, Itinerarios, Caminos, Homenaje a García Lorca, Danza Geométrica y Cuauhnáhuac. El disco uno concluye con un documento monumental: la primera grabación en la historia de una partitura de Revueltas: Sensemayá, con la batuta de Leopold Stokowoski en una grabación que data del 11 de diciembre de 1947. El segundo compacto de este álbum imprescindible reúne la versión de Mata a Janitzio, así como las de David Atherton, con la London Sinfonietta, a cinco obras breves y celebérrimas: Alcancías, El renacuajo paseador, 8 x radio, Toccata (sin fuga) y Planos. El gran final: La noche de los mayas, con la mejor orquesta mexicana: la Sinfónica de Xalapa, dirigida por Luis Herrera de la Fuente. Y Cinco canciones de niños y dos canciones profanas, con la soprano Margarita Pruneda. Un homenaje discográfico a la altura. La portada del álbum contiene una retrato de Revueltas realizado por don Manuel Alvarez Bravo.
Para recibir al siglo
La velocidad entre la creación musical y su conexión con sus diversos públicos es tan lenta que el título de uno de los mejores discos que se han editado durante los últimos meses resulta sumamente afortunado: Adagios del siglo XXI (Warner), pues habrá de transcurrir cierto lapso para que las obras aquí antologadas sean asumidas como parte del paisaje sonoro natural. Por lo pronto, se trata de partituras que tienen acogida de fiebre entre muchos jóvenes y una masa transparente de melómanos sin telarañas en las entendederas. Quienes no conozcan aún las maravillas que emanan de las plumas de Philip Glass, John Adams, Bil Frisell, Louis C. Singer, Samuel Barber, Steve Reich, Henryk Gorecki, no deben perderse este álbum cuya belleza hace levitar al más lerdo, exultar al gélido, mover el tapete al impasible, venirse al frígido. Episodios extraídos de discos de vario linaje, esta antología fluye en su belleza de serenidad hipnótica. No es el minimalismo, tampoco obras de difícil lectura, mucho menos el tan manido easy listening. Es música contemporánea volcada en una secuencia formidable. Pasajes de Anima Mundi, Mishima, Powaqqatsi, discos de Philip Glass, o bien el segundo movimiento de la Sinfonía Tercera de Gorecki, de la que se han vendido millones de copias cual si fuera el autor una figura de la industria del rock, o bien la versión inconmensurable del Kronos Quartet al Adagio de Samuel Barber, incluso momentos de exquisitez extrema, como en los cortes 6 y 7, donde las genialidades de Don Byron y Bill Frisell son momentos sublimes en un disco que merece tal calificativo: sublime.
n Pablo Espinosa n