n Es una historia de amor muy bien contada, dijo el realizador Colin Nutley


Conmueve Bajo el sol, en San Sebastián

n ''Me gusta que mis películas valgan por las actuaciones más que por la historia'', explicó el inglés

n La copa y una serie acerca de futbolistas retirados también se presentaron en la 47 versión del festival

Mónica Mateos, enviada, San Sebastián-Donostia, 19 de septiembre n La película sueca-finlandesa Bajo el sol, dirigida por el inglés Colin Nutley, se convirtió en una candidata más para recibir la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián.

Algunos caballeros no ocultaron el llanto durante la exhibición de esta ''historia de amor muy bien contada'', como la califica su realizador, la cual narra la soledad de un hombre de cuarenta años que nunca ha tenido una relación sexual. Han sido, señalaron algunos asistentes a la exhibición, los 118 minutos más enternecedores del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que incluso provocaron que después de la función muchos se quedaran contemplando en el malecón las gigantescas olas del mar Cantábrico romperse contra una hilera de cubos-rocas en millones de perlas espumosas.

Sin cursilerías de más ni romance de menos, Nutley llevó a la pantalla grande un breve cuento inglés de tan sólo 18 páginas titulado The little farm, escrito por H.E. Bates, que aborda la historia de Olof, un granjero analfabeta que vive solo en su casa, no tiene amigos y depende en gran medida de su hermano adolescente Erik, quien le ayuda por las tardes.

Un día, Olof, venciendo la timidez, acude al periódico local y le dicta a una secretaria el siguiente anuncio: ''Hombre solo, granjero de 39 años, con auto propio, solicita ama de llaves, joven. Se agradecerá envíe fotografía". De las dos respuestas que recibe elige a Ellen, una mujer de 30 años que viene de la ciudad, es refinada y nunca habla sobre ella misma. La vida sencilla del campo y la inocencia de Olof la enamoran, aunque provoca los celos de Erik, quien trata de seducirla.

Ambientada en 1956 y filmada en la provincia sueca, Bajo el sol tiene el encanto de convertir a un tosco granjero en un nervioso y torpe enamorado ante su primer beso, o en un aterrado y frustrado amante que muere de deseo. El secreto para que este filme lograra emocionar a los espectadores es la obsesión por la actuación que tiene Colin Nutley, como él mismo lo confesó.

''Me gusta que mis películas valgan por las actuaciones, no tanto por la historia. Por eso siempre procuro escribir guiones sólidos con pocos diálogos, pues cuando empiezo a filmar trabajo estrechamente con los actores. Procuro que no conozcan los detalles de cada escena ni entre ellos los comportamientos que tendrá un personaje con el otro. Así logro un trabajo fresco, espontáneo. Si ensayan no sale la emoción'', explicó el director, quien comenzó su carrera realizando documentales para la BBC de Londres.

En 1993 su película The last dance compitió para representar a Suecia en los Oscar, pues ha sido aquel país donde ha desarrollado su labor cinematográfica. En San Sebastián es reconocido por la cinta House of Angels, que presentó hace siete años.

Historias de futbol

Una de las películas que ha destacado de entre las que se exhiben en la Zona Abierta-Zabaltegi es la coproducción Australia-Bután titulada La copa, que narra las peripecias de un par de monjes tibetanos que en el verano de 1998 no se quieren perder la final del mundial de fútbol celebrado en Francia.

Inspirada en hechos reales, La copa (Phörpa, en tibetano) es la ópera prima del director Khyentse Norbu, nacido en Butan y uno de los más importantes lamas educado en la tradición budista tibetana.

''Creo que más vale entender el poder de la influencia del cine que ser su víctima", afirmó el realizador al presentar su película, donde también da constancia de entender la poderosa influencia del fútbol.

Divertida y con un toque poético, La copa fue rodada casi totalmente en el monasterio de Chokling, situado en un asentamiento de refugiados tibetanos, en las faldas del Himalaya. Los actores son auténticos novicios y fueron seleccionados entre los miembros del claustro.

La historia inicia cuando Orgyen y su amigo Geko abandonan por un momento la disciplina y la meditación para charlar:

-ƑCuándo es la pelea?

-ƑQué pelea?

-Me dijiste que eran dos naciones luchando por una pelota.

-šAh! Eso... Creo que es a medianoche.

-šQué hora más rara para una pelea! ƑY que sacan de todo eso?

-Consiguen una copa.

-Una copa... šQué bien!"

Después, en cada momento libre que tienen en el monasterio se dedican a vencer todos los obstáculos para conseguir una antena parabólica y un viejo televisor para ver la final entre místicas sombras chinas a la luz de las antorchas y Buda repartiendo bendiciones. Una afortunada mezcla de humor irreverente y sabiduría oriental.

Norbu puntualizó: ''Los tibetanos siempre se molestan cuando les digo que se puede llegar a más gente haciendo una película que con su tradicional obsesión por construir monasterios".

Más familiar resultó la presentación de la serie documental de 22 capítulos El partido del siglo, un bocado suculento para quienes piensan igual que el guionista Jorge Valdano: ''El jugar fútbol se acaba a los 30 años o un poco más, pero futbolista se es toda la vida".

El partido del siglo fue dirigido por Gracia Querejeta y Roberto Saura, y presenta la vida y obra de 22 futbolistas retirados, la mitad europeos y la otra americanos, entre ellos Pelé y Alfredo Di Stefano, quien lamentó en rueda de prensa que casi no existe material filmado de sus partidos: ''Cuando yo jugaba fútbol no habían nacido las cámaras. Soy quien más sufre porque mis hijos y nietos quisieran verme en la televisión jugando futbol y no pueden".