CLASE POLITICA Ť Miguel Angel Rivera
Los ánimos están exaltados y la sensibilidad se acentúa, pero cuando se logre restablecer la calma, en las filas del PRD se podrá apreciar la grave pérdida que le significa dejar ir a Porfirio Muñoz Ledo y Patricia Olamendi.
La separación de Muñoz Ledo -quien ayer se convirtió oficialmente en candidato presidencial del PARM, aunque de alguna manera aún es militante del partido del sol azteca- se veía venir desde hace mucho tiempo, casi desde que empezó su labor para tratar de convertirse en candidato presidencial por encima de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
En cambio, la decisión de Patricia Olamendi resulta más sorpresiva, aunque ya se conocía su actitud crítica por la cerrazón de algunas corrientes de su partido, la cual no ocultaba aun cuando fuera colaboradora del gobierno capitalino que encabeza el propio Cárdenas Solórzano.
Aunque su carácter no lo hace popular, es justo reconocer que Muñoz Ledo fue un elemento de suma importancia primero en el surgimiento y consolidación de la Corriente Democrática del PRI, que al cabo de los años se convirtió primero en Frente Democrático Nacional (FDN) y luego, con el respaldo de diversas corrientes políticas de izquierda, en Partido de la Revolución Democrática.
Además, como senador y luego como diputado federal, Muñoz Ledo hizo del PRD uno de los principales actores de la vida nacional, al grado de que en ocasiones dejó en tercer sitio y casi en calidad de comparsa al PAN, con todo y sus muchos años de actuar político y de ser prácticamente la única oposición real.
Muñoz Ledo fue, por ejemplo, la pieza fundamental para que se formara el frente opositor en la Cámara de Diputados que obligó a reformar los mecanismos de gobierno de ese órgano legislativo y dejar atrás la época del dominio absoluto de la mayoría del PRI. En esas primeras semanas el coordinador de la diputación del PAN, Carlos Medina Plascencia -ahora altamente popular por su actitud en el pasado Informe presidencial-, parecía actuar conforme se lo dictaba el perredista.
Los votos que se van
En resumen, es una pérdida muy importante en momentos en que aún parece tener un poco de probabilidades la alianza opositora. Si así fuera, Muñoz Ledo sería un formidable contrincante para su ex compañero de luchas Cárdenas Solórzano y para el candidato del PAN, Vicente Fox. Por ello, no resulta difícil un pronóstico: si llegara a concretarse la cada vez más improbable unidad de las oposiciones, Muñoz Ledo no participará en la contienda.
Patricia Olamendi no es tan popular como Muñoz Ledo, pero es, o era, otro valor del perredismo. Su trabajo por la igualdad de las mujeres y en defensa de sectores sociales desprotegidos no la ubicaba en las primeras planas ni en los grandes espacios de los medios de comunicación, pero sin duda puede decirse que es de las dirigentes políticas que realmente tienen una amplia base de respaldo que va más allá de la actividad propiamente política.
Otra característica de Olamendi es su inclinación al diálogo y a la negociación como vías para la solución de conflictos. De ello dio muestra sobrada, por ejemplo, como diputada federal -donde coincidió con la actual dirigente del PRD Amalia García-, pues mientras otros legisladores de oposición participaban en actos escandalosos pero poco fructíferos, ella junto con los partidarios de la negociación consolidó importantes avances, como las leyes que aseguran la igualdad de géneros y las que combaten la violencia intrafamiliar.