En 5 años, 240 presuntos delincuentes han sido linchados
Guatemala: justicia por propia mano
Reuters, Guatemala * En agosto hubo siete linchamientos en Guatemala y en septiembre una comunidad indígena advirtió al procurador de los Derechos Humanos que seguirá dando muerte a presuntos delincuentes, si las autoridades no los capturan.
Los habitantes de Sacualpa El Quich, a unos 250 kilómetros al occidente de la capital, señalaron en un escrito al procurador Julio Arango que si las autoridades no accionan en contra de los delincuentes, ellos lo harán.
Hace unos días los sacualpences capturaron a cinco personas y luego de un juicio sumario, los golpearon y quemaron vivos.
''Ellos (los habitantes) tienen los nombres y direcciones de los delincuentes y están esperando a que los capturen, de lo contrario los irán a buscar y linchar'', dijo Arango.
Desde 1994, según Param Curamaswamy, el relator especial para el Sistema de Justicia guatemalteco de la Organización de Naciones Unidas, han ocurrido 240 linchamientos, de ellos sólo dos se han investigado y procesado a los responsables.
''Los linchamientos son rezagos de la guerra y ahora se ven impulsados por la lentitud de la justicia'', dijo la semana pasada Curamasway a periodistas.
''Yo creía que se debían (los linchamientos) a la guerra, por las masacres y el genocidio, pero ahora estoy seguro que se deben a la justicia, que es inoperante y lenta'', agregó Arango.
El enviado de ONU calificó a la justicia guatemalteca de corrupta, lenta e inoperante, a su salida del país el 27 de agosto, luego de dos semanas en que se entrevistó con grupos de derechos humanos y funcionarios del gobierno de Guatemala.
Pero el problema de los linchamientos no es exclusivo de una región del país. El 31 de agosto, otras dos personas fueron quemadas vivas por los vecinos de Chisec, Alta Verapaz, a unos 180 kilómetros al norte de la capital del país.
Los fallecidos fueron acusados de robo y luego de ser entregados a las autoridades, fueron puestos en libertad. Un día después fueron linchados.
''En tanto la justicia sea inoperante esto continuará'', agregó Arango.
Con esto coincide Carmen Aida Ibarra, analista de la Fundación Myrna Mack, aunque cree que el problema depende de los guatemaltecos.
''Los códigos éticos de los guatemaltecos son de autoritarismo y violencia'', dijo la entrevistada.
Ibarra mencionó que desde su independencia, en 1821, hasta 1995, los gobiernos de Guatemala fueron militares, lo que ha alterado los valores de justicia y libertad.
''Además, la guerra de 36 años tocó la mente y el corazón de los guatemaltecos. La violencia se convirtió en algo normal, la vida perdió valor''.
Pero la analista también reconoce que la debilidad del sistema de justicia es consecuencia de la guerra.
''El régimen militar y el conflicto dejaron de herencia un sistema de justicia destruído por la politización y la corrupción del sistema que les permitió impunidad a los militares''.
Ambos, Arango e Ibarra, consideran que es necesario encontrar métodos de solución de conflictos que no sean los violentos.
Para el futuro, Arango advierte que es necesario corregir las fallas del sistema de justicia. La única forma para que los guatemaltecos dejen de tomar la justicia en mano propia.
La visión de Ibarrano no es tan esperanzadora.
''Los linchamientos no sólo hacen apología de la violencia, sino que fomentan ese tipo de actos''.
Al ser consultada sobre la solución al problema, la entrevistada dijo que es necesario empezar a construir un nuevo orden jurídico, social y cultural.
Guatemala concluyó un conflicto armado interno de más de 35 años en 1996, cuando la guerra marxista y el gobierno de Alvaro Arzú firmaron un a cuerdo de paz.
Según datos de grupos de derechos humanos, unas 100,000 personas fallecieron durante el conflicto.