Tres poemas
Mario Benedetti
El autor uruguayo reúne en su nuevo libro, Buzón de tiempo, la alta concentración de vida que late en su arte narrativo. A esa intensidad como cuentista alterna algunos poemas. El lunes anterior dimos como primicia uno de esos cuentos. Ahora ofrecemos, con la autorización de editorial Alfaguara, otro adelanto para nuestros lectores: los poemas que contiene ese volumen que empezará a circular en librerías mexicanas a partir del 20 de septiembre.
Traje los pies desnudos para entrar en el siglo
Esa comarca en clave/ todavía ilusoria
Vamos a no estrenarla con quimeras exangües
Sino con el dolor de la alegría
La realidad se aviene a su acabóse
En cambio la memoria se espabila y se ordena
La frontera está ahí/ pródiga en ceros
Con hambre sed condenas acechanzas
Y nacimientos ávidos/ rompientes/
Después de todo creemos en tan pocos milagros
Que no vale la pena enumerarlos
Somos los extranjeros de un siglo que está viejo
Pródigo en obsesiones y ruinas y tapujos
Hábitos y confianzas y utopías
Que hicimos con amor/ deshicimos con saña
Cuando acabe este siglo y nazca el otro
Quizá nos falte el aire envejecido
Al que estábamos tan acostumbrados
Somos los exiliados en lo nuevo
Sin autorización ni privilegios
Sueltos en los meandros del azar
Con las viejas nostalgias aprendidas
Los mejores rencores malogrados
Pero con la tristeza refrescante
Por imborrable y por conmovedora
Que es de nosotros porque fue de otros
De todos y de a uno
El siglo no borró las confusiones
Siguen plomizas frágiles mezquinas
Con insomnios macizos/ fuera de época
Los sueños otra vez desmantelados
Y la niebla virtual que impide vernos
Cara a cara en el tiempo de las paces
Cada siglo es un mito o un escándalo
Pero sólo al final nos deja atónitos
Sin saber qué ocurrió/ qué está ocurriendo
Qué dejamos atrás en los jamases
Cuál es el mundo real/ el que se apaga
O el que nos deja el corazón sin dioses
Somos los emigrantes/ los pálidos anónimos
Con la impía y carnal centuria a cuestas
Dónde amontonaremos el legado
De las preguntas y perplejidades/
Quién nos amputará las perplejidades/
Quién nos amputará las discrepancias/
En qué muelle en qué azar en qué crepúsculo
Destaparán su siglo los venales
Para brindar por íntegros y libres
Fuimos los centinelas de la basura fósil
La que echaron al mar/ la que olvidaron
Y nos espera la basura fresca
La que perdonarán o harán ceniza
Cuando despunte el sol de los presagios
No servirá la antigua contraseña
Y vos y yo seremos sospechosos
Como sobrevivientes del suicidio/
Apenas si nos queda un racimo de días
Y otro de noches con su cielo en llamas
Pronto vendrán los locos del poder
Refinados/ desleales/ un poquito caníbales
Dueños de las montañas y los valles
De las inundaciones y los sismos
Esos abanderados sin bandera
Caritativos y roñosos
Traje cartas favores exigencias
Para envainar en el buzón de tiempo
De allí saldrán con tímidos destinos
Hacia el futuro y sus provocaciones
A la busca de algún inencontrable
Sea pozo de amor o cima de odio
En el buzón de tiempo cantan pájaros
Baladas de quizás/ pronósticos de lluvia
Se corresponde la correspondencia
Con el censo de miedos y corajes
En el buzón de tiempo las palabras
Se fraccionan en sílabas y llantos
Otras se juntan como peces
Que huyeron de su orilla
Y alguna más se reconocen
En las navajas del silencio
Tengo los pies desnudos para entrar en el siglo
Y el corazón desnudo y la suerte sin alas
Vamos a no estrenarlo con quimeras exangües
Sino con el dolor de la alegría.
Buzón de tiempo
En el buzón de tiempo se deslizan
la pasión desolada / el goce trémulo
y allí queda esperando su destino
la paz involuntaria de la infancia /
hay un enigma en el buzón de tiempo
un llamador de dudas y candores
un legajo de angustia/ una libranza
con todos sus valores declarados
En el buzón de tiempo hay alegrías
que nadie va a exigir/ que nadie nunca
reclamará/ y acabarán marchitas
añorando el sabor de la intemperie
y sin embargo/ del buzón de tiempo
saldrán de pronto cartas volanderas
dispuestas a afincarse en algún sueño
donde aguarden los sustos del azar
Las estaciones
Están en mí las estaciones
como si fueran una sola
las cuatro siempre están en mí
son cuatro franjas de un abismo
desde la aurora hasta el ocaso
la lluvia el verde el sol el viento
sin desvelarme están en mí
son la misión recién nacida
y son los muertos de mi mundo
mis escondidas estaciones
me hacen feliz / sufren en mí
cada una de ellas tiene un cielo
y cada cielo es un espejo
que habla de todos y de mí
las estaciones se congregan
se reconocen y se abrazan
las cuatro siempre están en mí
soy su fervor sus hojas muertas
su granizada sus cosechas
su puerta abierta sus candados
su insolación sus aguaceros
como un destino están en mí
las estaciones se entreveran
para mezclarse con mi vida
para juntarse con mi muerte
y finalmente huir de mí