José Cueli
Fiebre de tormenta

He recargado el cuerpo sobre el petril de la barrera y mi mano abierta y afilada se ha pegado como víscera en la frente para paliar los golpes de las gotas de lluvia que caían en la Plaza, y que tienen el calor y la fuerza de una estampa torera.

Tres novilleros hacen el paseillo con la esperanza neta de triunfar, mirando las alas mojadas de un pajarillo que cruza el coso y se pliegan en las gradas vacías. El diablo que todo lo atasca se les ha enredado en los pliegues de los capotes mojados y también en las curvas de una mujer que era una tentación. Bajó las escaleras corriendo, como si la persiguiera la picadura del agua. El aire se cargaba de riqueza al pasarse lánguidamente la mano por la negra cabellera una y otra vez.

Este pequeño incidente, esa minucia de que está llena la fiesta brava y le da su ese no sé que, su aire trascendente, a falta de torería, nitidez de remanso y fiebre de tormenta, en las exquisitas antenas que recogían las vibraciones de la guapa, mientras los novilleros gozaban, se abanicaban y sufrían al ejercer el sacerdocio torero sin haber pasado por el noviciado.

Altanera y de enfoque regio, soportó la guapa mujer ųal igual que los cabalesų la lluvia fina que empezó al principio de la corrida y aumentó de intensidad cuando el viento tocaba una lúgubre sinfonía, desmelenándose en largas gamas cromáticas que entraban por el espacio de la plaza.

Los novilleros daban graves notas de piano sin ritmo, sin unidad, mezclando su tensión con el vibrante ulular del ruido del agua que caía en ráfagas molestas, provocadoras de recuerdos de otras novilladas, en épocas lejanas, con jóvenes que a falta de oficio, se entregaban a la ofrenda de su vida para darle su valor trascendente a la fiesta... Procuna, Joselillo, Rafael Rodríguez, Manuel Capetillo, Eloy Cavazos, Curro Rivera, Arrellano y luego El Juli y José Tomás, entre otros.

Ayer partieron plaza en México tres jóvenes, Spínola, Angelino y López Garza, que se presentaban y sólo mostraron posibilidades de ser, después de soportar una novillada de Marcos Garfias, estragada, sin trapío, difícil para los novilleros en medio de la lluvia. Destacaron Spínola con banderillas y estoque y Angelino en unos redondos muy sabrosos.

De todos modos los novicios no pudieron con los novillos de Garfias y la tormenta. En síntesis la tarde fue de la guapa mojada y atormentada.